Opinión

Creer o no creer que existe un tipo de vida después que abandonamos el cuerpo material, es decir que ocurra lo que llamamos “muerte”, es una de las grandes discusiones dentro de las ciencias médicas y centro de grandes controversias.

Son muchos los libros que se han escrito sobre las experiencias “vivídas” por personas cuyos signos vitales, que son la medida tangible de la vida, han cesado por una u otra razón y han sido capaces de reconstruir relatos de algunos hechos ocurridos cuando se supone no tenían conciencia de lo que podía estar ocurriendo a su alrededor.

En el caso de quien escribe, médico de profesión y anestesiólogo por especialización, nos ha tocado en múltiples ocasiones estar presentes en este transito entre la vida y la muerte de pacientes, sobretodo cuando nos dedicábamos a la cirugía cardiovascular, que es nuestra sub-especialidad.

Siempre recordaremos un caso de una paciente anciana, quien después de haber sido sometida a un procedimiento de emergencia, que hizo lo que llamamos una parada cardíaca y al proceder a “resucitarla” con las maniobras y medicamentos adecuados para tales fines, abrió los ojos, los fijó en nosotros y como si nos dijera que no era decisión nuestra la vida o la muerte, sentimos que algo salió de su cuerpo y abandonó para siempre el mundo que conocemos.

Desde ese momento tomamos un interés especial sobre el tema, y leemos con mucho interés cualquier información científica que se publique en las revistas medicas que se dedican a estas investigaciones.

Pues un grupo de investigadores de la Universidad de Southampton en Inglaterra, acaba de publicar un estudio de lo que podría ser la primera prueba científica de que la llamada “muerte” podría ser solo el paso a un tipo de vida diferente a lo que sentimos y vemos en nuestro mundo consciente.

El Dr. Sam Parnia, un ateo quien se convirtió al cristianismo a partir de los resultados del estudio, dirigió la investigación mas amplia sobre este tema que se haya hecho jamás. Durante 7 años y en 15 hospitales de Estados Unidos, Inglaterra y Austria, se evaluaron mas de 2,008 pacientes que habían sido sometidos a las maniobras de resucitación que son usuales en los centros de salud.

Lo primero que sugiere el estudio, según la publicación, “es que el acto humano que llamamos ‘muerte’, contrario a la percepción que tenemos, no es un momento específico sino un proceso potencialmente reversible que ocurre cuando una enfermedad severa o accidente son causantes de que el cerebro, los pulmones y el corazón dejen de funcionar”.

“Si los intentos de revertir este proceso son exitosos, entonces lo definimos como la ocurrencia de un ‘paro cardiaco’, pero si no podemos efectuar la reversión lo calificamos como muerte”.

Este estudio lo que hizo fue estandarizar los recuerdos de los pacientes sometidos a maniobras de resucitación exitosas, para intentar establecer si lo que padecían eran alucinaciones o verdaderamente eran vivencias que se establecían en la memoria instantes después de lo que llamamos muerte.

Los resultados sugieren que existen hechos memorizados en lo que se llama “experiencias fuera del cuerpo” ,que prueban de manera concreta que algunos pacientes fueron testigos de situaciones ocurridas mientras estaban “muertos” clinicamente o sometidos a procedimientos para revertir un “paro cardíaco”.

Hasta ahora atribuíamos las experiencias relatadas como vividas en el momento de la muerte, a la existencia de alucinaciones o ilusiones ocurridas antes de que el corazón se haya detenido o después de que este haya vuelto a funcionar por las maniobras de resucitación, pero nunca se había demostrado la existencia de recuerdos de eventos reales cuando el corazón estaba detenido.

Se demostró que la conciencia y el despertar ocurrió durante un periodo de tres minutos después del cese de funcionamiento del corazón y que estos hechos eran verificables desde el punto de vista de la investigación.

Conocemos que el cerebro deja de funcionar 20 0 30 segundos después de que el corazón se detiene y no vuelve a hacerlo hasta que el corazón vuelve a latir, por lo que,tener memoria en este periodo de tiempo resultaría imposible de explicar solo por el funcionamiento de un cerebro, que es donde debía producirse las alucinaciones, que se ha demostrado no está funcionando.

El 39% de los pacientes que fueron sometidos a resucitación cardíaca exitosas a quienes después se les sometió al cuestionario construido para hacer el estudio, describieron recuerdos conscientes, aunque en muchos de ellos se demostró que eran muy fragmentarios por las drogas usadas para protección cerebral en las maniobras efectuadas por los médicos.

Si los resultados publicados en la revista médica “Resucistation” son verificables, que es una pre-condición de cualquier estudio científico para ser válido, entonces estaríamos frente a una prueba demostrable de uno de los misterios mas profundos del ser humano: la posibilidad de trascendencia, es decir, vida después de la vida.

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