Opinión

Hubo diciembres en los el dominicano podía darse el lujo de entregarse al disfrute de las bebentinas y comilonas de la temporada para luego recogerse en enero motivado por la resaca física y económica provocada por el trasnoche y la francachela.

Este diciembre me luce diferente. Los asuntos pendientes que nos esperan para el 2015 hacen que, en mi opinión, la época aconseje recogimiento, reflexión y serenidad, que era lo que otrora se recomendaban nuestros líderes religiosos en el feriado de Semana Santa.

Temas como el zarandeo en que se encuentra nuestro país por instancias extranjeras y locales que se oponen al derecho que como nación le compete a República Dominicana no nos permitirán descuidarnos en las tradicionales celebraciones, pese a lo placenteras que resultan con moderación, amistad y familiaridad.

Es prudente en el diciembre que arranca, estar atento a las decisiones y actitudes que en defensa de nuestra soberanía adopten nuestros líderes responsables, como ya lo han hecho el Presidente Danilo Medina, el presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y los que desde litorales oficiales y de la oposición han puesto el interés nacional por encima de las aspiraciones personales.

Digno es reflexionar en diciembre sobre los riesgos que corre la Nación Dominicana, si en medio de las amenazas reales que tiene de frente, se divide en un forcejeo de reforma constitucional para restablecer la reelección presidencial.

Dos grandes frentes podrían gestarse a partir del 2015 para decidir el destino del país y hasta la existencia de la República en el 2016. Por un lado estarían los que le da un bledo en interés nacional, y quienes están dispuestos a luchar para que el orden y el crecimiento que vive el país desde el 2004 prevalezcan en la patria de Duarte, Sánchez y Mella.

Y como dato curioso, los integrantes de ambas opciones, muy probablemente, provendrían de parcelas políticas que hasta ahora han sido competidoras, pero que se unificarían en torno a posiciones políticas patrióticas y antipatrióticas.

Para el 2016 se cumplirán cien años de la pérdida de la Soberanía Nacional frente al poder imperial de los Estados Unidos, acontecimiento en el que jugó su papel la inmadurez y la irresponsabilidad del liderazgo político de aquella época. Este diciembre es propicio para la reflexión y hasta para la oración, de manera que el Todopoderoso nos libre de que el 2015 se convierta en la antesala de una calamidad política sin precedentes.

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