Opinión

El Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) que realiza el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), indica que el país ocupa, nuevamente en el año 2014, la posición 102 de 187 países.

Los datos aportados recientemente por el Banco Central de la Republica Dominicana reflejan un buen desempeño macroeconómico para el año 2014, donde se indica que la economía creció un 6% del PIB y la inflación es de 3.5% a 4.0%, poco menos de lo proyectado. Sin embargo, el crecimiento económico es solo una dimensión del desarrollo humano, cuyo nivel más alto requiere el producto del crecimiento se refleje en políticas sociales que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

El IDH es un concepto multidimensional utilizado por el PNUD, desde el año 1996, como herramienta para evaluar la calidad de vida de la población de un país determinado. Usualmente, el IDH mide tres grandes aspectos: salud (esperanza de vida al nacer), educación (tasa de alfabetización) y la riqueza (Producto Interno Bruto -PIB- per cápita), cuya interacción promueve las condiciones suficientes para el desarrollo humano sostenible, lo cual implica su permanencia en el tiempo, de manera que las futuras generaciones se beneficien de iguales o mejores niveles de vida.

Dentro de esta visión a largo plazo, la ONU ha liderado la elaboración de una agenda para el desarrollo post-2015, en la que se reevalúen los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) planteados en el año 2000.

En apoyo a la elaboración de la Agenda post- 2015, la ONU ha creado un equipo multidisciplinario, integrando a más de 60 agencias y organizaciones internacionales, presidido de manera conjunta por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales y el PNUD.

Como parte de la metodología adoptada, se han realizado consultas temáticas nacionales y globales, en las cuales se someten a consideración 11 aspectos relevantes para el desarrollo humano: conflictos y fragilidad, educación, sostenibilidad ambiental, gobernanza, crecimiento y empleo, salud, hambre, nutrición y seguridad alimentaria, desigualdades, dinámicas de población, energía y agua.

En el país, el PNUD ha iniciado las consultas, y en septiembre de 2013 publicó un documento consolidado en el que se reflejan los resultados de las informaciones obtenidas. Estas se desarrollaron en siete provincias del país: San Juan, Dajabón, Santiago, Hermanas Mirabal, San José de Ocoa, Monte Plata y Santo Domingo, cuyos datos reflejan prioridades particulares para cada provincia.

Para San Juan, mi provincia, la primera preocupación radica en tener acceso a la educación de calidad a todos los niveles, incluyendo la capacitación profesional; para la provincia Hermanas Mirabal, el fortalecimiento institucional y el respeto de los derechos humanos se situó en primer lugar; en Dajabón, el acceso a plazas de trabajo, con especial énfasis en los jóvenes.

No obstante estas disparidades, el PNUD identificó 12 necesidades comunes, altamente prioritarias: Seguridad ciudadana, educación a todos los niveles (incluyendo la formación profesional dirigida al empleo), acceso universal a servicios de salud, protección y preservación del medio ambiente y de los recursos naturales, igualdad y equidad de género, seguridad jurídica y estado de derecho, seguridad alimentaria, acceso a los servicios básicos de agua potable y energía eléctrica, fomento de fuentes de empleo con salario justo, deportes y recreación, formación en valores y transporte e infraestructura vial.

Estas prioridades básicas se corresponden con el resultado de las Encuestas realizadas, y que el PNUD las presenta dentro del Informe “Mapa de Desarrollo Humano de la República Dominicana”, publicado en junio de 2013, como “las 32 realidades de la República Dominicana”.

Una de ellas se refiere a la desigualdad de género. En términos concretos, por ejemplo, la participación política femenina alcanza apenas el 36% de los cargos electivos municipales, mientras que a nivel congresual, constituye sólo el 19.7% de los cargos de representación.

A nivel de las tasas de desempleo, también se evidencia esta desigualdad. En el 2012, el desempleo femenino fue de un 22.3% frente a 9.7% de desempleo masculino.

Otro aspecto fundamental considerado por el documento antes mencionado fueron las políticas de inversión social.
El PNUD resalta que “el gasto social en República Dominicana es uno de los más bajos de la región latinoamericana, equivalente a la mitad del promedio de la región, lo que –unido a los desalentadores indicadores sociales– evidencia que la riqueza generada por la economía en los últimos años no se ha traducido en inversión social que fomente el desarrollo humano de la gente.”

Aunque en el año 2013 el presupuesto del sector educación alcanzó un 4.4% del Producto Interno Bruto (PIB), aún es imperativo el aumento de la inversión pública en el sector salud, registrando el país la tasa de mortalidad materna más alta de la región latinoamericana y del Caribe, luego de Haití y Bolivia.

De acuerdo al “Mapa de Desarrollo Humano de la República Dominicana”, las provincias de Elías Piña, Independencia, Pedernales, Bahoruco y Monte Plata tienen los índices más bajos de desarrollo humano del país. Esto se refleja en aspectos como el ingreso per cápita: Elías Piña tiene el menor ingreso con RD$11,070.36; y en educación, Pedernales tiene los indicadores más bajos: índice de alfabetización de personas de 15 años y más 62% y en la tasa neta de culminación del nivel medio escolar 7%.

Se requiere focalizar la visión, los esfuerzos y los recursos para mejorar los niveles de desarrollo humano en el país de manera más equitativa, muy especialmente, cuando los resultados del Informe del PNUD, indican que en el país, cinco provincias cuenta con un IDH bajo; 14 provincias con un IDH medio bajo; 12 provincias con un IDH medio alto y sólo el Distrito Nacional con un IDH alto.

Si queremos ser agentes generadores de cambio y garantizar mejores probabilidades de desarrollo para las generaciones futuras, es necesario tomar medidas que aseguren que los ingresos derivados del crecimiento económico se inviertan en programas y proyectos que prioricen el capital humano. Se requiere, además, implementar políticas para que la capacidad de los recursos humanos se traduzca en productividad. Fortalecer el vínculo entre crecimiento económico y desarrollo humano es el círculo virtuoso al que debemos aspirar.

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