Opinión

En su definición contemporánea, los economistas realizan las funciones de analizar, interpretar y predecir tendencias a futuro de la economía. Sobre todo evalúan las formas en que se utiliza el dinero y en ello los recursos naturales, así como también, la utilización de la mano de obra humana y las maquinarias. Los economistas, como todas las profesiones modernas, elijen un área específica dentro del amplio campo de la economía para desarrollarse. Los microeconomistas se dedican a las empresas individuales, asesoran a las empresas para que obtengan el máximo rendimiento y proporcionen la calidad de servicio que sus clientes esperan. Los macroeconomistas se basan en la historia de la economía y tratan de predecir acontecimientos futuros, como el aumento en el índice de desempleo, inflación y crecimiento.

En nuestro país, los economistas comenzaron a destacarse en los finales de la era de Trujillo, cuando el cambio de circunstancias que dominaban el escenario internacional, y los cambios políticos surgidos con la concientización colectiva de las insurgencias contra el régimen, obligaban a una mejor y más precisa planificación de las actividades económicas.

Ya adentrados en el régimen de Balaguer, figuras como Julio Cesar Estrella, cuyo texto La Moneda, Banca y Finanzas en la Republica Dominicana, mencionada en la obra The Cambridge History of Latin America, estaban entre los impulsores de una nueva planificación donde economistas emergentes de la época, recién graduados de universidades internacionales, comenzaban a tomar relevancia, tanto por sus conocimientos como por la capacidad que iban adquiriendo de expresar sus ideas. Los keynesianos aumentaban sus influencias y la política de sustitución de importaciones intentando inducir un crecimiento mediante la expansión de la producción interna iba tomando mayor vigencia.

Alemán, Acuasiati, Despradel, Guliani, Martínez M., Volmar son apellidos de algunos de nuestros economistas nativos que sobresalían en el debate de ideas para la época. Esto no pretende ser un listado exhaustivo puesto que concomitante y posteriormente hubo muchos otros como Ceara, Vega, Garcia Michel, Cocco, Santana, Caram, entre tantos nombres recordados.

Pero los tiempos van cambiando, la vida evoluciona y nuevos actores surgen en los escenarios. En el campo internacional se iban destacando nuevos actores post economía de la oferta como Wanninski, Stein, Lafer y Mundell, así como de los monetaristas y libre mercado como Friedman, tal vez el economista más popular del siglo XX, solo superado por John Maynard Keynes. Hoy tenemos a un Krugman, auto considerado liberal, laureado columnista de gran influencia; Sen, premio Nobel por sus ensayos sobre la economía del bienestar; Dornbush, especialista en economía internacional, ido a destiempo; Bhagwati, especialista en libre comercio y la globalización: Stiglitz, otro premiado Nobel, critico de los libre mercados y globalización.

Y en el escenario nacional también surgieron también nuevas figuras como los casos de Dauhajre, adversario del proteccionismo y asesor en políticas públicas; Aristy, matemático, catedrático, también consultor en políticas públicas; Selman, director del CREES, propulsores de las libertades económicas. A este grupo se han ido sumando otros nuevos participes, sobre todo aquellos vinculados con la banca, los mercados de capital y la seguridad social.

En el escenario internacional, con los fracasos de la austeridad como solución al endeudamiento exageradamente excesivo, y más especifico con los casos recientes que vemos en Europa, sobretodo en Grecia Y España, en el escenario del pensamiento y planificación de la actividad económica surgen nuevos nombres, como los de Piketty, autor del ensayo El Capital de Siglo XXI, el cual hemos reseñado y todo un “bestseller”. También podemos mencionar a Yanis Varoufakis, otro economista autor, cuyo ensayo El Minotauro Global y su nombramiento como ministro de economía de Grecia, lo lanzan al estrellato entre los economistas influyentes del momento.

Llama la atención declaraciones recientes del sociólogo y ensayista español Cesar Rendueles cuando cuestiona la popularidad adquirida por Piketty y Varoufakis, asegurando que el éxito de ambos no es más que un síntoma del agotamiento conceptual de la economía académica dominante. Creemos que algo parecido está pasando en el escenario local, ya que desde años no surgen propuestas innovadores, o al menos contrarias a las corrientes del pensamiento más popular, en una especie de endogamia del pensamiento económico y las políticas derivadas de ello.

Nuestro país habrá de requerir en el futuro cercano la generación de ideas innovadoras, ya que los fundamentos de nuestro crecimiento económico van variando en la medida en que se transforma la economía mundial y se vislumbran nuevos escenarios políticos, económicos y sociales. Los informes recientes de CEPAL y OCDE, que comentan nuestro desarrollo, el estancamiento de los niveles de pobreza e indigencia, fenómenos destacados en la reciente carta pastoral de la iglesia católica dominicana, Justicia y Paz, así lo confirman. Por ello exhortamos a esos nuevos valores en el escenario de los economistas dominicanos, así como a sus antecesores, maestros y guías, que investiguen y exploran nuevas vías para que las riquezas generadas logren una mejor redistribución y con ello contribuir a sociedades más felices y perdurables.

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