Editorial

La fortaleza unitaria del PLD

No sabemos de donde sacan algunos analistas sesgados por la pasión y el encono que en el Partido de la Liberación Dominicana suenan tambores de guerra.

Pero mucho menos entendemos los ridículos vaticinios de inminente división en el PLD colgados a modo de análisis y reflexiones en las redes sociales, como pirueta desequilibrada en circo mediático.

Desde hace más de dos años, en el Partido de la Liberación Dominicana se manifiestan aspiraciones internas , con todas las prerrogativas ciudadanas, que aunque fuera del calendario institucional, se expresan con el más absoluto rigor disciplinario e indiscutible armonía.

Artilleros y francotiradores opositores jamás dieron en la diana cuando asumieron como campo de tiro el proceso de escogencia de los nuevos miembros del Comité Central y del Comité Político que se desarrolló con los niveles de competencia propios de eventos de esa naturaleza . Entonces, como ahora, esos analistas vieron llamas sobre escombros, sólo presentes en su enfermiza obsesión por la división del Partido.

Despertados de un sueño convertido en pesadilla, esos predictores del caos vienen apurando el trago amargo de observar al PLD desarrollando en forma sostenida su programa de acciones para cumplir con los mandatos del Octavo Congreso Ordinario Comandante Norge Botello, en una dinámica productiva bien conocida y ponderada por la población.

La frenética campaña de descrédito contra la imagen y obra de gobierno del expresidente Leonel Fernández, acompañada de lisonjas al excelente desempeño del presidente Danilo Medina, asumiendo para ello una alevosa y perversa comparación entre los estilos y contenidos de gobierno, con el propósito de confrontarlos, tuvo el mismo destino de los anteriores intentos divisionistas a todas luces fallidos.

Sin embargo, los esfuerzos y conjura en procura de inyectar el germen de la división en el PLD han continuado con el asalto a legítimas aspiraciones de algunos funcionarios del gobierno que han planteado una reforma constitucional que permitiría al presidente Danilo Medina optar por la repostulación. Esa situación ha encontrado su principal valladar en la prudencia de un jefe de Estado que ha solicitado tiempo para referirse a ese tema, concentrando sus esfuerzos en la ejecución de su programa de gobierno que ya sobrepasa los tres años de gestión.

Contrario a los vaticinios, la actitud y las señales dadas por el presidente Danilo Medina y por el expresidente Leonel Fernández han sido el del respeto y apoyo mutuos, junto al amor manifiesto a su partido, constituyéndose en garantes de primer orden de su unidad y desarrollo.

El tiempo avanza con un gobierno que sigue mostrando un excelente desempeño, un partido revestido de la primacía que le otorga el pueblo, y un líder capaz de demoler campañas despiadadas e insolentes, conformando así un trípode virtuoso que propicia y asegura un presente y futuro de nuevos y mayores éxitos.

Empeñarse en acciones y vaticinios divisionistas en el PLD ante esta realidad, sólo aumenta frustraciones y desvaríos en una oposición huérfana de discurso y propuesta, con agudo y penoso cretinismo político, letal para el desarrollo de una democracia plena como todos deseamos y por la que esta organización continuará apostando con la madurez, el trabajo, la disciplina y el compromiso legados por su mentor y líder, el profesor Juan Bosch.

Que se entienda de una vez y para siempre, la unidad en el PLD, es un asunto de principios.

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