Opinión

Altamira, donde nací, está situada en una meseta rodeada por un estrecho río llamado Yeca y en otro tramo Altamirita; su cauce son piedras y en tiempos de lluvias sus aguas transparentes y dulces. Para bajar hasta él desde la casa del abuelo, había un “bajadero”; un camino con recodos con pendientes empedradas; para llegar al río es un verdadero “bajadero”.

El PLD entró en una trampa, la cual tiene sus “bajaderos”. El primero de esos “bajaderos” es apreciar que el silencio de los dos líderes principales, Leonel y Danilo, desde el 19 de abril, cuando se reunió el Comité Político, han sido prudentes y los dos no lucen obligados a posiciones irreversibles.

Hubo quien hizo saber que Danilo fue el único que se abstuvo en el CP de votar por la propuesta de reforma a la Constitución; votaron 23 a favor, once lo hicimos en contra y una abstención. Leonel mantiene una distancia prudente del comportamiento apasionado que provoca el debate sobre el tema. Danilo, en su condición de Presidente de la República no introdujo el proyecto de Ley para convocar la Asamblea, si no que lo hicieron 13 senadores.

Es que ambos saben que son parte de la solución; son conocedores, en consecuencia, de que deben dejar habilitados los “bajaderos” que conducen a la salida de la crisis.

Desde mayo de 1974, cuando celebramos en el PLD la Conferencia Salvador Allende, en plena campaña y elecciones de ese año, en la que no participó el Partido, acordamos entre otras cosas que las decisiones de importancia serían adoptadas por el método de la “unificación de criterios”; este criterio siempre conduce a llegar a posiciones de consenso porque al exponerse los argumentos se cruzan y crea puntos de acercamientos. Se ha preferido siempre este criterio para sellar la unidad partidaria en grandes temas.

De ahí que la disciplina del PLD es consciente, no por fe como la religiosa ni impuesta como la militar. Predominan las ideas.

En cambio, para temas intrascendentes pudiera aplicarse el centralismo democrático, mediante el cual la minoría se somete a la mayoría; este otro método por tener ribetes de imposición no aplica en grandes temas; por esto último Bosch no lo favoreció totalmente.

¿Qué ocurrió en la reunión del domingo 19 de abril del CP? Que en un tema tan trascendente no se aplicó la “unificación de criterios” y por lo tanto no se llegó a un consenso. Más bien, se adoptó basado en el centralismo democrático, dejando a un lado una parte del mismo partido y excluyendo a amplios sectores del país, desde los demás partidos, poderes fácticos, económicos, sociales y religiosos.

Estas explicaciones se parece al caminito aquel empedrado y con muchos recodos que baja desde donde estuvo la casa del abuelo al río Yeca, en Altamira.

Danilo se abstuvo de votar y no fue él quien introdujo el proyecto de reforma a la Constitución; lo hicieron 13 senadores que se sentirían a gusto en retirarlo si él, Danilo, consintiera. El retiro del proyecto debe ser para llevarlo al seno del CP, consensuar lo que debe hacerse hacia toda la sociedad y sus poderes fácticos e institucionales.

El “bajadero” es retornar el tema al Comité Político, para consensuar y salir de la crisis.

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