Hablan los hechos

Los tres principales problemas identificados por los ciudadanos encuestados por Gallup-Hoy, no son nuevos y mucho menos propios de República Dominicana. En gran medida, representan el denominador común del hemisferio.

No hay nada original ni peculiar en el ranking de los problemas identificados por los dominicanos consultados por Gallup-Hoy, como los asuntos que más le preocupan. La trilogía integrada por la delincuencia, inflación y desempleo, siguen ocupando la principalía desde hace décadas, si observamos los resultados de las anteriores encuestas realizadas, tanto por Gallup-Hoy, como por las demás firmas encuestadoras que operan en el país.

La misma Gallup-Hoy lo expresa en las notas informativas que acompañan su último sondeo, cuando señala: “La trilogía delincuencia, alto costo de la vida y desempleo, siguen encabezando la lista de los principales problemas que afectan a los dominicanos y a la República Dominicana”.

Obviamente, la noticia no es buena, porque a lo que aspira el país es a que estos problemas desaparezcan o se reduzcan dramáticamente, como resultado de políticas públicas correctas que alcancen esos objetivos de manera sostenible.

Sube delincuencia, bajan inflación y desempleo

Sobre la delincuencia, la muestra, aplicada del 1ro. al 5 de julio de este año, revela que el 66.9% afirma que es el principal problema del país; en segundo lugar queda la inflación, con un 43.9%, mientras que el desempleo ocupa el tercer lugar, con 37.4%.

Comparando los datos de Gallup-Hoy de enero pasado con los de julio, se evidencia un ligero aumento en la percepción sobre la delincuencia; sin embargo, la percepción sobre la inflación y el desempleo bajaron varios puntos. En enero, el 65% entendía que la delincuencia era el principal problema del país, subiendo dicha percepción en julio a 66.9%.

En el caso de la inflación, la muestra de enero presentó un 54%, mostrándose ahora una ligera caída al presentar la encuesta de julio un 43.9%. Igual ocurrió con el desempleo, un evidente problema, sobre todo en los jóvenes. En enero, dicha percepción de este problema alcanzó un 39.4%, reduciéndose en julio a un 37.4%.

El dato de Gallup-Hoy sobre la percepción sobre la inflación, está en armonía con un informe oficial que indica que durante los últimos meses los precios de los principales productos de consumo se han mantenido estables.

De acuerdo al informe semestral del comportamiento de los 40 productos de la canasta básica que realiza Pro Consumidor, once registraron baja en su precio, diecisiete se mantuvieron estables, y solo doce incrementaron su precio, durante el período del 29 de enero al 30 de junio de 2015.

Pro Consumidor informó que los 17 productos que mantuvieron su precio durante el periodo enero-junio, equivalen al 57% del total de los monitoreados. Mientras que el 30% corresponde a los doce productos que registraron alzas y el 28% a los once que bajaron de precio, durante la mitad de este año.

Lo mismo puede decirse del desempleo. De acuerdo a la Ministra de Trabajo, licenciada Maritza Hernández, en lo que va de gobierno del presidente Danilo Medina se han creado en el país 352,209 empleos formales, siendo el sector de zona franca el que representa el mayor número de empleos, seguido por las actividades comerciales formales y el renglón de hoteles y restaurantes.

Aunque la funcionaria no se refirió a los empleos informales, hay que estimar que estos superan, por lo general, a los formales, cuando la economía crece y la actividad comercial se incrementa, principalmente la industria de la construcción y la agricultura.

La Delincuencia un desafío para el hemisferio

Delincuencia, inflación y desempleo, son tres grandes problemas que se interrelacionan, ya que uno (la delincuencia) es el resultado, en gran medida, del desempleo y el costo de la vida. Está harto comprobado, que las crisis económicas y financieras desatan a su vez crisis sociales, resultando ser el incremento de la delincuencia una de sus peores secuelas.

El aumento de la pobreza latinoamericana, el alto grado de corrupción, la inversión de valores éticos y el flagelo del narcotráfico, han provocado un peligroso incremento de la delincuencia, que en algunos casos, como en México, han desafiado al propio Estado, poniendo su autoridad en entredicho.

El espantoso crimen de 43 estudiantes de la escuela de formación de maestros de Ayotzinapa, en el violento Estado de Guerrero, ejecutado por grupos de narcos enfrentados, y la reciente fuga del famoso narcotraficante el Chapo Guzmán, de una cárcel de alta seguridad mexicana, muy al estilo de un film de suspenso gansteril de Hollywood, son dos tristes ejemplos de lo que allí está sucediendo.

En Venezuela, señalado como el segundo país con la tasa de criminalidad más alta del mundo (80 casos por 100 mil habitantes), el gobierno acaba de lanzar un gran operativo policíaco-militar para enfrentar el incremento de la delincuencia, que en un solo fin de semana, entre el sábado 11 y el domingo 12 de julio, dejó un saldo de 17 muertos y 134 presuntos delincuentes detenidos. 12 de los muertos fueron en Caracas, la capital del país.

La información oficial indica que el gobierno dispuso dicha acción, para “liberar áreas donde operaban grupos de delincuentes ´paramilitares colombianos´, que se dedicaban al sicariato, la extorsión y el secuestro. La zona acordonada es conocida como Sector Cota 905, un barrio pobre al suroeste de Caracas. Pero, la delincuencia se considera como algo generalizado en ese país, donde los atracos, asesinatos y los robos están a la orden del día. Este otro dato resulta ilustrativo al respecto: Venezuela registró en 2014, al menos 189 ejecuciones extrajudiciales atribuidas a agentes de seguridad, mayoritariamente en operativos contra la delincuencia.

Brasil es considerado como uno de los países más violentos del mundo. El nivel delincuencial es espantoso, a pesar de los grandes avances económicos y sociales que se han logrado, y la histórica reducción de los niveles de pobreza que se produjo durante los gobiernos de Lula Da Silva.

Desde hace décadas, el pandillerismo y el narcotráfico se erigieron como los dueños y señores de las favelas brasileñas, los laberínticos barrios urbanos marginales de extrema pobreza, escenario de películas como Ciudad de Dios (Cidade de Deus), basada en una historia real de acción y drama dirigida por Fernando Meirelles y estrenada en 2002.

El cuadro de inseguridad en Brasil se ha potenciado por la creciente actividad de grupos criminales que desafían al Estado. Entre estos se destaca el denominado “Comando Vermelho”, que opera en Río de Janeiro, y en Sao Paulo, el conocido como “Primer Comando”. Estos grupos están tan organizados y tienen tanta fuerza, que pueden enfrentar a las autoridades con armas pesadas y explosivos creando un clima de guerra interna.

Los empresarios han tenido que contratar milicias privadas y grupos de autodefensa, lo que complica aún más el panorama de la seguridad ciudadana en el gran país suramericano, donde ya existen más policías privados que regulares.

El problema es más serio y dramático, porque la delincuencia se está dando cada vez más en adolescentes casi niños, al punto de que actualmente se debate la aprobación de un proyecto de ley para reducir la edad de responsabilidad criminal de 18 a 16 años.

La cantidad de adolescentes recluidos en instituciones para delincuentes juveniles en Brasil ha crecido casi 40% en los últimos cinco años. Según las autoridades, esto se debe a que los adolescentes en el país sudamericano están siendo arrestados a tasas similares a las de los adultos.

En El Salvador, el incremento de la pobreza, ha provocado un resurgimiento de los crímenes perpetrados por uno de los grupos delincuenciales más fuertes del hemisferio, los Maras, donde la expresión más criminal de este grupo, llamada “la Mara Salvatrucha”, cometió del 1ro. al 11 de mayo del año pasado (2014), la cantidad de 211 asesinatos. Estos grupos han penetrado la policía y el ejército y tienen grupos organizados en Estados Unidos.

Están integrados por jóvenes que han perdido la esperanza en un futuro mejor, en un país donde el 33% de los jóvenes entre 19 a 24 años, no estudia y se encuentran desempleados.

Recientemente el periódico internacional El País, de España, reportaba la situación del incremento de la delincuencia en el Perú, resaltando la anómala situación en El Callao, un centro portuario al oeste de ese país, que cuenta con un millón de habitantes, con un 14% de pobres extremos. Allí, según el diario, el gobierno ha dispuesto que 1,000 agentes policiales patrullen cada noche el lugar, debido a la alta criminalidad prevaleciente. Drogas, mercado negro de armas, lucha entre pandillas y una alta tasa de asesinatos son parte del gran problema delincuencial en esa zona.

El Papa Francisco salto a la palestra de la prensa mundial, cuando se reveló una expresión suya, utilizada en una misiva que enviara a Gustavo Veras, un militante de la izquierda política de Argentina, concejal y aspirante a alcalde, amigo suyo, al cual conoció cuando coincidían en jornadas de trabajo social en los barrios paupérrimos de Argentina. En su carta, el Sumo Pontífice le exhortaba a continuar su lucha por mejorar la situación de la Villa 1-11-14, una zona pobre de Buenos Aires, que se considera bajo el dominio de la droga y donde la gendarmería (policía) no puede penetrar. En la correspondencia, le instaba a trabajar para “evitar que Argentina de mexicanizara”, una exhortación que involucraba una severo juicio sobre la imagen de México, lo que armó un gran alboroto, que obligó al jerarca de la iglesia católica a emitir una aclaración acerca del alcance conceptual de su comentario.

El caso argentino es contradictorio y muy peculiar. De ser uno de los países más rico de América Latina, ha caído en ser un país endeudado, con serios problemas sociales, donde ha crecido la pobreza, prevalece la corrupción y la concupiscencia política, la delincuencia se ha enseñoreado y la seguridad ciudadana se ha reducido a su mínima expresión.

El destacado periodista argentino Pepe Eliaschev, en su crítico libro sobre la realidad de su país, “Esto que pasa; Abecedario de la Argentina”, expresa que las acciones de los pandilleros adolescentes criminales, desprovistos de toda moral, sádicos, banales, crueles y cínicos, que aparecen en el célebre film La naranja mecánica, de Stanley Kubrick (1976), pudiera ser el modelo del vandalismo prevaleciente en la zona metropolitana de Buenos Aires. Tras una afirmación como ésta de un popular comunicador, considerado como “agudo cronista de la vida cotidiana de Argentina”, habría muy poco que argumentar.

En la República Dominicana, como en todos los países de América Latina, el fenómeno de la delincuencia igual se ha manifestado, con determinadas características, prevaleciendo los robos o atracos personales y los actos de raterismo, como los más numerosos. Los asesinatos vinculados a los hechos delictivos también han ido en aumento, siendo el narcotráfico la principal causa de este incremento.

Estos breves ejemplos nos pudieran ofrecer una panorámica de la realidad del hemisferio frente al serio problema de la delincuencia, en un momento en que no la tenemos todas con nosotros y los organismos internacionales hablan de un pobre crecimiento para 2015 y observan una ralentización en el esfuerzo de combatir la pobreza.

Son parte de los grandes desafíos que tenemos por delante.

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