Son muchas las veces que se oyen a los políticos diciendo frases como: “hay que poner el oído en el corazón del pueblo”; pero son muy pocas las veces que vemos que esta frase pasa de la palabra a los hechos.
Tradicionalmente los políticos han adoptado la creencia de que lo saben todo, y al momento de lanzar aspiraciones a una u otra posición, presentan a la sociedad una serie de planes que en modo alguno, son extraídos de consultas a ellos. Son en la mayoría de los casos, como dice Gedeón Santos, planes para lograr la sociedad que soñaron cuando niños.
Pero que les hace pensar que esa sociedad, es la que quieren los electores. Que les hace pensar que las soluciones que ofertan son las que realmente necesita la sociedad actual.
Esta era, acuñada por Peter Drucker como la sociedad del conocimiento, no es para estar ofertando programas pre-elaborados por expertos que, en la mayoría de las ocasiones no han llevado a la práctica sus predicas.
Esta era, en la cual la información se esparce por todas partes, es para construir junto a la sociedad los programas que beneficien al colectivo.
Hay que dejar atrás la vieja política, hay que caminar hacia una nueva forma de hacer las cosas, hay que acoger los temas que le preocupan a la sociedad, y realizar planes para mejorarlos junto con ellos.
Entonces, ahí y solo ahí, deben entrar los expertos, para dar forma a las ideas que surgieron desde el seno de la sociedad. Buscar poner en operación la consecución de las mismas, y sobre todo delimitar cuales cosas se ofertaran en cada área.
Así nos evitaremos tener regidores, que oferten leyes, tener legisladores que oferten soluciones inherentes al presidente de la republica, en fin, evitaremos ofrecer lo que no se puede cumplir.
De manera que, lo ideal es que todo político de la sociedad del conocimiento, reflexione sobre la siguiente pregunta: ¿Cual agenda; la mía o la de la sociedad? Si su respuesta es la de la Sociedad, está preparado para esta era, si no es esa su respuesta, que se retire y “deje eso”.
