Cada día me convenzo más de la importancia de Juan Bosch en el escenario político dominicano. Sin esa egregia figura, constructora por excelencia de una gran parte de lo que fue la estructura estratégica del Partido Revolucionario Dominicano, (PRD) en todas sus etapas; primero en el exilio y luego durante su implantación orgánica en todo el territorio nacional, a partir de la desaparición del régimen de Trujillo. Fue sobre toda ese empirismo acumulador de datos claves, con la que los políticos profesionales construyen las informaciones convenientes para sus fines estratégicos; desde donde emergió el Partido de la Liberación Dominicana, (PLD).
Todo los peledeístas de viejo cuño sabemos que el partido morado con la estrella amarilla nació como instrumento de combate al desorden y la anarquía que proliferaba en primogénita organización política de nuestro líder histórico, la que desde 1939 fue su casa y por lo tanto le dedicó gran parte de su tiempo.
Todo esto lo traemos a colación, para fundamentar sobre la fortaleza del PLD, el hecho histórico de su permanencia en el Poder más allá del 16 de agosto del presente año 2016. Su unidad partidaria, a pesar de todos los augurios de la oposición, es una verdad innegociable, cuando está en juego el proyecto fundamental de los peledeistas, es decir, gobernar la nación dominicana para conducirla al desarrollo económico, social y político. Ese objetivo imperecedero, obliga a la consolidación del proyecto que busca desde sus inicios completar la obra de Juan Pablo Duarte y los restauradores de nuestra nacionalidad.
La capacidad de adaptación del PLD como empresa política, es una ventaja comparativa con respecto a sus adversarios. El partido que fundó Bosch en 1973, busca las estrategias necesarias para salir de sus crisis, porque aprendió durante su construcción, a no ver problemas sino retos en todo fenómeno que se le presenta y lo resuelve con métodos ya probados científicamente o creados como innovaciones en la resolución de crisis, tanto interna como las que le amenazan desde el entorno.
Son esas las razones, por lo que superará las crisis que se le presentarán en el presente y en el futuro, solo si pierde su unidad y olvida los métodos de trabajo que ha desarrollado, podría dejar el poder en el año 2020.
Estoy seguro, que lo que viene sucediendo en América Latina con los partidos desde hace décadas, lo que es altamente preocupante para los que hemos pensado y trabajado durante muchos años en sentido político, el PLD lo superará con éxito, porque no es una organización de improvisados, sino un organismo vivo de creación de posibilidades de éxitos continuo y duraderos.
Nosotros como partido, hemos sabido ver como se han disminuido o desaparecido de la palestra pública importantes entidades partidarias de toda esta región, y como partido político debe llamarnos a reflexión. Pero sobre todo la dirigencia debe poner la vista, en el retroceso que se observa en nuestra región y que se reproduce como un fenómeno digno de precaución y estudio. Creo que es importante este análisis para que los liderazgos puedan tomar decisiones preventivas desde la óptica de las debidas conclusiones al respecto de los peligros que corren las organizaciones políticas, para aminorar las consecuencias que podrían acarrearse sobre las instituciones políticas partidarias de toda el área geográfica de las Américas y el Caribe.
Es un verdadero movimiento generalizado de agresión hacia la política, que desde nuestra óptica, está dirigido a debilitar el sistema de partido en las naciones. Ese fenómeno no ocurre por casualidad, está siendo procesado por intereses económicos camuflados como intereses de tipo social. Como nunca antes los grandes inversionistas del capital, controlan los medios de comunicación. Ese control efectivo de los medios de comunicación masiva y la evolución tecnológica, que ha multiplicado las vías de comunicación efectiva, que a su vez se auto dinamiza a través de redes abiertas y sin ningún tipo de censura, capaces de inundar de informaciones a las comunidades.
Quienes están detrás de estos movimientos, han logrado colocar en las sociedades de América, una sensación de malestar, que ha estado generando descontento en las poblaciones de los países que tienen grandes desigualdades sociales y una creciente falta de equidad acumulada como deuda del Estado a sus respectivas comunidades, en donde los ciudadano carecen de los más elementales servicios, así como de oportunidades de crecimiento y desarrollo. Es ahí donde debemos poner el ojo, para trabajar en soluciones viables y a la vez trabajar en las respectivas esperas, explicándole a las poblaciones la priorización necesaria, ponderando el factor económico y dando la cara como instituciones partidarias del sistema democrático.
Uno de los mayores errores es abandonar a las bases de los partidos, dejando a las poblaciones de mayor vulnerabilidad a merced de las informaciones transmitidas para causar malestar social, pero que no dejan de hacer pensar a los oyentes, que han sido engañados por los partidos y sus líderes. Dar la cara es una solución viable que bloquea al poderoso mundo de la red comunicativa en todas sus vías y si podemos nadar en sus corrientes, ripostando a través de las mismas vías las informaciones que se vierten, es definitivamente una represa a la desinformación.