La importancia de la economía mundial ha sido reconocida por siglos y el estudio de esta ha estado en primer plano de los grandes pensadores de la ciencia económica ya que se trata de la rama más vieja de la economía por donde se inició la construcción del pensamiento filosófico de esta. Por igual, el peso adquirido por el comercio internacional expresado en el valor de las exportaciones y las importaciones muestra la capacidad productiva de las grandes naciones de influir en el consumo de otras, así como medir el coeficiente de consumo al demandar los bienes que son incapaces de producir.
Pero es que cada vez más resultan importantes las transacciones internacionales en la vida económica cotidiana, al tiempo que la internacionalización creciente de la vida económica se complica aun mas por los activos de la propiedad extranjera, fruto de que en múltiples países existen más empresas de propiedad parcial o total de inversionistas de otras regiones del mundo, así como capitales que invaden los diferentes mercados financieros de manera creciente.
Es en ese contexto que estamos asistiendo a una mayor presencia global de bienes y productores y activos de propiedad de extranjeros, situación que obliga a cuestionar el impacto de las transacciones internacionales y si las mismas son deseables. Es por tales razones que surgen las interrogantes de ¿Cual es el impacto de la política pública que intenta alterar el patrón de comercio? ¿Que determina el valor y el volumen del comercio? ¿Por que el capital financiero fluye con gran rapidez y grandes cantidades a través de las fronteras del país? ¿Cómo afectan las transacciones la aplicación de la política monetaria y fiscal en la búsqueda de objetivos locales?, las respuestas no son sencilla, pero si es una preocupación permanente.
Es bajo esas inquietudes que en el año 1971, el economista y catedrático, Klaus M. Schwab, de la Universidad de Ginebra, reúne a 444 ejecutivos de diferentes empresas de Europa occidental para participar en el primer simposio de Administración Europea que se desarrolló en el Centro de Convenciones de Davos. El profesor Schwab deseaba introducir las prácticas de administración de los EE UU. a las compañías europeas, pero luego, fundó el Foro de Administración de Europa como una organización sin fines de lucro con sede en Ginebra y atrajo a los líderes empresariales europeos a Davos para la reunión anual cada mes de enero.
Durante el año 1973 se produjeron múltiples eventos que impulsaron cambios significativo en la visión de política económica y el modelo de intercambio comercial que incidieron en una nueva visión de los negocios internacionales y la política comercial que aplicarían los diferentes países del mundo, entre ellos estaban, el mecanismo de tasa de cambio fija promovido por el sistema de Bretton Woods y la guerra árabe-israelí, los cuales provocaron que la asamblea anual ampliara su enfoque y se ocupara no solo de asuntos administrativos, sino también de asuntos económicos y sociales, y se invitó por primera vez a líderes políticos a Davos para enero de 1974.
Es en tales circunstancias que el Foro Administrativo de Europa se transformó cambiando su nombre a lo que hoy se conoce como el Foro Económico Mundial, a partir de 1987, firmándose así la “Declaración de Davos” en 1988 Pues de esta manera, se procuraba ampliar la visión aún más a fin de incorporar una nueva plataforma para la solución de conflictos internacionales, es esa la razón por el cual los líderes políticos del mundo han utilizado el espacio que proporciona Davos como una plataforma imparcial para resolver sus diferencias, mitigando los ruidos.
En esta ocasión, la número 11, América Latina ha sido la región escogida para desarrollar la agenda de la asamblea anual del Foro Económico Mundial, en la Ciudad de Medellín, Colombia, situación que toma importancia si tomamos en consideración que se transita por una significativa Revolución Industrial, existen preocupación por el crecimiento económico, la paz y la inclusión social, cuyos temas ocuparon los puntos principales del evento y donde se reunieron más de 550 líderes empresariales, de gobierno, la sociedad civil, las academias, los medios, el entretenimiento, para discutir al mas alto nivel sobre las oportunidades y desafíos para la región, tanto a nivel político como socioeconómico.
Esto es, que se orientó en el plano político sobre los avances en la reintegración a la economía mundial y la normalización de los lazos con los Estados Unidos, mientras que en el plano socioeconómico existe la preocupación permanente por la volatilidad de los precios del petróleo y la desaceleración del crecimiento en China, los cuales son un desafío tanto para el crecimiento económico como para el progreso social en muchas naciones que son dependientes de recursos naturales, y esa es la interpretación que se deriva de la visión externada en dicho evento por el presidente Leonel Fernández en su exposición.
