De acuerdo a una investigación del escritor y periodista, Victor Grimaldi, el oficial de la Agencia Central de inteligencia de los Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), Anthony Ruiz, fue quien transmitió a los mandos militares dominicanos la orden de ejecutar el golpe de Estado contra el presidente constitucional de la República, Juan Bosch, la madrugada del 25 de septiembre de 1963 en el Palacio Nacional.
Grimaldi además tiene la convicción de que el Golpe contra Bosch, primer presidente electo democráticamente y que gobernó bajo esos principios, fue ordenado desde centros de poder estadounidenses por negarse a reprimir las actividades políticas de izquierdistas.
En ese sentido, sostiene que en Venezuela, su presidente de entonces, un intelectual de ideas liberales, Rómulo Betancourt, amigo de Bosch, sí que se plegó a perseguir a las izquierdas, distanciándose por esa razón del también escritor y político dominicano.
De lo que hay certeza total, es que la conspiración contra el gobierno democrático y altamente progresista de Bosch comenzó desde antes de su ascenso, en el mismo momento que ganó los comicios de 1962, con un abrumador porcentaje de apoyo popular, de casi un 60 por ciento de los votos emitidos.
En efecto, ese contundente triunfo de Bosch, candidato entonces del Partido Revolucionario Dominicano, que fundara en el exilio, en La Habana, en 1939, tuvo como reacción la concertación conspirativa y sediciosa de los sectores ultraconservadores de la sociedad dominicana.
Confluyeron, empresarios de mentalidad atrasada, enfocados en apoderarse del patrimonio incautado al tirano Rafael Leónidas Trujillo, ajusticiado en 1961, y quien esquilmara al pueblo dominicano durante más de tres décadas.
Juan Bosch había anunciado que esos activos, integrados por un consocio de ingenios azucareros, industrias, comercios, fincas ganaderas y agrícolas, así como empresas de servicios, de seguros, bancos, la Corporación de Electricidad, y otras, serian el puntal para el desarrollo económico del país.
Sin embargo, esos grupos conservadores no compartían el criterio de Bosch de que esos bienes debían pertenecer al pueblo dominicano, sino que sus planes eran apoderarse de ellos para su explotación particular, y por eso conspiraron desde el principio.
Tampoco veían con buenos ojos al presidente Bosch, los sectores más retardatarios de la iglesia Católica, sobre todo por la decidida intensión del nuevo mandarlo de promover una educación laica, basada en la Escuela Hostosiana, forjada por el renombrado intelectual nativo de puerto Rico, Eugenio María de Hostos, y desmantelada por Trujillo para imponer el Concordato.
La conspiración contra el incipiente régimen democrático tenía también entre sus principales activistas a sectores de la prensa acostumbrados a acogerse a privilegios obtenidos desde el poder oficial, y que la ética de Bosch no permitía que continuarán.
Asimismo, los mandos militares de mentalidad atrasada, y dados a las prácticas irregulares, no ocultaron su disgusto ante la actitud decidida de Bosch de propiciar transparencia en las comprar de pertrechos y equipos y de dar prioridad a la adquisición de equipos que ayudaran impulsar la producción económica en lugar de armamentos.
Sin embargo, ninguno de estos grupos tenía la capacidad logística y estratégica para acometer un golpe de Estado por sí mismos, por lo que todos se acogían a las orientaciones y asesorías de la misión estadounidense en el país.
Resulta que por encima de la negativa del presidente Bosch a conculcar las libertades públicas, estaba la realidad de que como jefe del Estado Dominicano recibió la información de que con el patrocinio estadounidense, un general haitiano, entrenaba tropas para invadir su país desde territorio dominicano e intentar derrocar al dictador Françoise Duvalier.
De ningún modo, Don Juan transigiría en los principios de Soberanía Nacional, y ante su disposición de expulsar a León Cantave por entrenar tropas en territorio del país con fines conspirativos sin autorización, hizo entrar en pánico al presidente Estadounidense, John F. Kennedy.
Evidentemente, Kennedy se arriesgaba a un rotundo papelazo ante al pueblo y la opinión pública de su nación, que no vería con buenos ojos su incursión en los asuntos internos de Haití, justo tras su fracaso al patrocinar la invasión de Bahía de Cochinos contra el incipiente gobierno de Fidel Castro, en Cuba.
Es por ello, que en el abordaje del Golpe de Estado de 1963, se establece como un hecho probable la implicación del gobierno de Kennedy en esa funesta página de nuestra historia.
Solo hay que imaginar lo absurdo que encontraban los ciudadanos estadounidenses los planes de Kennedy hacia Haití, de derrocar a su dictador, un hombre plenamente de derecha, quien perseguía a los comunistas.
Lo absurdo en la actitudes de Kennedy, y que probablemente sus gobernados no le perdonarían, es que ese plan contra un dictador de derecha, se ejecutaría justo después de intentar derrocar al gobierno cubano de izquierda, que derrotó de manera humillante a las tropas insurgentes enviadas por el presidente norteamericano.
Las elecciones generales de 1962 en República Dominicana, las primeras democráticas que celebró el país tras la caída de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, se efectuaron el 20 de diciembre de 1962.
El Partido Revolucionario Dominicano, con Juan Bosch de candidato presidencial, acompañado de Segundo Armando González Tamayo, de vicepresidente, derrotó de manera aplastante a su principal rival, la Unión Cívica Nacional y aliados, que llevó como candidato presidencial a su líder, Viriato Fiallo.
Las elecciones organizadas por el Consejo de Estado
Alianza Social Demócrata, candidaturas nacionales, 17 mil 898 votos y para congresuales y municipales, 18 mil 726 votos.
Partido Nacional, aliado de Juan Bosch y Segundo Armando González Tamayo, mil 667 votos para las candidaturas nacionales y 4 mil 161, para las congresuales y municipales.
Partido Nacional Revolucionario Democrático, candidaturas nacionales, 35 mil 764 y para las candidaturas congresuales y municipales 36 mil 972.
Partido Revolucionario Dominicano, 619 mil 491, para las candidaturas de Bosch y González Tamayo y para los candidatos congresuales y municipales, 592 mil 88.
PRD Auténtico, mil 273 para las candidaturas nacionales y 5 mil 306 para las congresuales y municipales.
Partido Revolucionario Social Cristiano, para las candidaturas nacionales 54 mil 638 y para las congresuales y municipales 56 mil 794.
Unión Cívica Nacional, 317 mil 327 para las candidaturas nacionales y para las congresuales, y para las municipales 315 mil 371.
Vanguardia Revolucionaria Dominicana, que apoyó a Bosch y a González Tamayo, para las candidaturas nacionales, obtuvo 6 mil 886 votos y para las congresuales y municipales 18 mil 586.
El total de votos emitidos para las candidaturas nacionales de las distintas fuerzas políticas que participaron en las elecciones del 20 de diciembre de 1962, fue de un millón 54 mil 944 votos y para las congresuales un millón 48 mil cuatro.
El Partido Revolucionario Dominicano, además de ganar la Presidencia de la República, logró una mayoría determinante en el Congreso Nacional y los municipios.
En el año 1962, la República Dominicana tenía el Distrito Nacional y 26 provincias, que formaban 78 municipios.
El PRD obtuvo 22 senadores, 49 diputados y 63 síndicos. La Unión Cívica Nacional ganó cuatro senadores, 20 diputados y 11 síndicos.
El Partido Nacional Revolucionario Democrático, obtuvo un senador, cuatro diputados y cuatro síndicos.
El Partido Revolucionario Social Cristiano, obtuvo un diputado.
Juan Bosch ganó la presidencia con el 59.53% de los votos.
Bosch y González Tamayo, ganaron con el 59.53 por ciento de los votos echados en las urnas, el porcentaje más alto que ha logrado un binomio presidencial en la historia electoral de la República Dominicana.
Sin embargo, la alta votación no fue óbice para que los enemigos de Juan Bosch y la democracia desencadenaran un plan conspirativo para acabar con la expresión de la voluntad popular.
Lo que no lograron en las primeras elecciones democráticas, se propusieron alcanzarlo por la vía de la interrupción de un Gobierno democrático, respetuoso de las libertades públicas y defensor de la Soberanía Nacional nacido de la indiscutible voluntad del pueblo dominicano.