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Una marcha definida por sus promotores como pacífica, que recorrió varios puntos de Managua en contra del gobierno sandinista terminó en actos vandálicos y enfrentamientos, desoyendo así los constantes llamados a la paz de la mayoría de los nicaragüenses.

Bajo el lema «Por la justicia y la democratización», los manifestantes salieron desde los alrededores de la Catedral de Managua y finalizaron su recorrido en la rotonda Cristo Rey.

Sin embargo, hacia el final de la demostración, varios de los luminosos árboles de la vida, emblemáticos símbolos de la capital, fueron incendiados por promotores de la violencia, según se apreció.

En días recientes algunas de estas estructuras metálicas, de 17 metros de altura, fueron derribadas o dañadas de manera parcial por quienes se oponen a las políticas sociales y económicas impulsadas por el gobierno de Daniel Ortega.

Asimismo, en el lugar de los hechos, personas con el rostro cubierto portaban de manera visible armas artesanales y fierros, en una actitud de confrontación.

Por otra parte, en las inmediaciones de la rotonda Cristo Rey un bus del servicio urbano colectivo fue agredido con piedras, provocando así el pánico entre los pasajeros, entre los cuales se encontraban mujeres, personas mayores y niños.

En tanto, a unos pocos kilómetros del recorrido de la supuesta marcha pacífica tenía lugar una concentración bajo la consigna «Canto por la paz y el cariño. Nicaragua quiere paz», protagonizada por quienes apoyan el modelo de alianza, diálogo y consenso impulsado por el Ejecutivo.

Allí el secretario general del Frente Nacional de Trabajadores, Gustavo Porras, afirmó que las familias nicaragüenses están defendiendo la paz porque desean seguir con el desarrollo y progreso que tienen con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

«Queremos la paz, queremos la paz», expresó el también presidente de la Asamblea General ante miles de sus connacionales presentes en la emblemática avenida De Bolívar a Chávez.

Desde el pasado 18 de abril, Nicaragua vive una crisis social sin precedentes en la última década, luego de que manifestaciones a favor y en contra del gobierno desembocaran en muertes, lesiones y actos de vandalismo.

Los sucesos, de acuerdo con Ortega, detonaron por una propuesta de reforma al seguro social, que más tarde fue derogada y se llamó a un diálogo nacional para lograr la estabilidad en el país.

Desde entonces el llamado a la paz y la reconciliación entre los nicaragüenses resuena en cada rincón del territorio nacional, pese a los intentos de grupos violentos por sembrar el caos y generar zozobra en las familias.

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