En un ambiente dominado por manipulaciones y maniobras politiqueras, en República Dominicana se produce el triunfo del equipo Estrellas Orientales en el campeonato nacional de béisbol de invierno.
51 años esperando dicho triunfo motivó que todas las aficiones se volcaran en simpatía con el equipo representativo de San Pedro de Macorís, cuna de poetas y grandes peloteros.
En base a la calidad del juego, la entrega de sus hombres, la estrategia de la dirigencia y buena gestión en los detalles administrativos y de mercado, logró imponerse el conjunto que se hace representar por el elefante, un símbolo de la buena suerte.
A pesar de que los equipos con gran público no compitieron, la afición en general siguió con mucho interés la final del torneo, consolidando a la pelota criolla como el Deporte Rey entre los dominicanos.
Esa corona alcanzada por los series 23 se manifestó en la notoria migración de simpatías de otras banderías al equipo que a la postre resultó campeón.
El ejercicio de la política siempre ha estado acompañado de una marcada influencia hacia el deporte, que origina debates con un evidente tono de alegría, pasión, sobre todo si se respetan ciertas reglas preestablecidas en dichas expresiones humanas.