Opinión

Vanguardia del Pueblo
Año II No. 28
Del 16 al 30 de septiembre de 1975
Páginas 4—5.-

*También publicado en Entrevistas, análisis, reportajes de Víctor GRIMALDI. Santo Domingo, Editora Cosmos, 1977, pp.175-181.

Nos gustaría hablar un poco de la base de todo lo que está sucediendo en la región sur de América Latina y recordar que también en Colombia hubo hace poco un golpe de Estado técnico y que en Honduras hubo uno que no fue técnico y que la situación en El Salvador es muy grave; tan grave que según noticias que hemos recibido, hace unos meses que fue asesinado el poeta Roque Dalton y sin embargo de ese crimen no se ha dicho nada por aquí. Roque Dalton fue desde muy joven miembro del Partido Comunista de El Salvador, y por eso padeció cárcel y persecuciones a tal extremo que tuvo que salir de su país y fue a vivir a Checoeslovaquia y probablemente también a la Unión Soviética. De que vivió en Checoeslovaquia sí estamos seguros porque en uno de sus poemas habla de su vida en Praga; después se fue a Cuba y estuvo trabajando en la Casa de las Américas, y ahora, de buenas a primeras, nos enteramos de que entró clandestinamente en El Salvador y allí fue fusilado por un real o supuesto Ejército Revolucionario del Pueblo bajo la acusación de que era un traidor. En El Salvador hay en este momento un gobierno militar que mata a los salvadoreños como si fueran ratones, pero también hay un dizque Ejército Revolucionario del Pueblo que mata a un poeta y un luchador de la talla de Roque Dalton con la mayor sangre fría, y nada menos que acusándolo de traidor. Con Menéndez Leal, que vive en Europa y que no tiene una militancia política, Roque Dalton formaba la pareja de escritores y poetas más destacados de El Salvador, y con el fusilamiento de Roque Dalton se ha silenciado la voz más alta del movimiento revolucionario salvadoreño. Ojalá que esa terrible noticia fuera desmentida; así no tendríamos que vivir con la angustiosa seguridad de que el movimiento revolucionario de El Salvador está infiltrado de agentes del enemigo.

Nos hemos detenido en el caso de El Salvador porque hasta ahora aquí no teníamos noticias de lo que está pasando en ese país centroamericano, y podría detenerme en Guatemala, cuya situación conocen ustedes, y en Honduras, donde hace poco fue sacado del poder el general Osvaldo López Arellano acusado de haber recibido dinero de la United Brand para rebajarle a esa compañía el impuesto sobre los guineos que saca del país. Pero ustedes han planteado la situación de los países de la América del Sur, y esos son los que más llaman la atención de nuestro pueblo, quizá porque entre ellos están los más grandes y poderosos y además porque entre ellos se encuentran la Argentina, Chile y Perú, que tienen mucho peso en la opinión pública dominicana.

Crisis económica y crisis política

Ahora bien, antes de hablar de los casos de Argentina, de Chile, de Perú, de Ecuador, donde acaba de fracasar un golpe militar, de Colombia y de Venezuela, quiero que me permitan llamar la atención de ustedes hacia el hecho siguiente. Todas las convulsiones que hay en esos países que acabo de mencionar, como la que hay en Portugal, como el movimiento revolucionario de Etiopía, en África, como el paso de Somalia y de Mozambique al mundo socialista, todo eso es resultado de las tremendas perturbaciones sociales que viene causando desde hace algún tiempo la situación económica del mundo capitalista. No podemos separar una crisis tan seria de sus consecuencias políticas.

Esa crisis comenzó hace tiempo. Ustedes recordarán sin duda lo que sucedió en los Estados Unidos en la campaña electoral de 1968, cuando iba a ser escogido el candidato demócrata, que se suponía que iba a ser el sucesor de Johnson en la presidencia de la República. La crisis política fue tan seria que Johnson no pudo ser candidato; tuvo que renunciar a la candidatura y los demócratas perdieron las elecciones. La causa inmediata de la crisis fue la derrota norteamericana llamada del Tet, en Viet Nam del Norte, pero la base, la que no se veía, era la crisis económica causada por los muchos años que llevaban los Estados Unidos botando miles y miles de millones de dólares en gastos de guerra. Ya para 1968 esa crisis estaba madura y si se nos permite hacer un juego de palabras, vino a hacer crisis de verdad bajo el gobierno de Nixon, que tuvo que devaluar el dólar dos veces, la primera vez en abril del año 1972 y la segunda vez en febrero de 1973. La primera vez lo devaluó por más de un 8 ½ por ciento y la segunda vez por un 10 por ciento; y era la tercera vez que el dólar había sido devaluado en este siglo porque la primera devaluación la había hecho el gobierno de Franklin Delano Roosevelt en el 1934 como consecuencia de la tremenda crisis mundial que se había desatado en octubre del año 1929.

La crisis mundial de 1929 iniciada en los Estados Unidos produjo en la América Latina una serie de movimientos políticos altamente trastornadores de todo lo que había entonces, y menciono por ahora sólo a la América Latina porque fue la primera región del mundo que sintió los efectos políticos de esa crisis. Es más, esos efectos comenzaron por aquí, por la República Dominicana. La crisis se desató, como dijimos, a fines de octubre de 1929 y ya el 23 de febrero de 1930 aquí caía el gobierno de Horacio Vásquez y empezaba la era de Trujillo. En Haití cayó el gobierno de Bonó, en México cayó el de Portes Gil y le sucedió el de Ortiz Rubio que duró menos de dos años; en Guatemala cayó el de Orellana y tras él subió al poder Jorge Ubico, que mantuvo una tiranía hasta 1944; en Honduras lo tomó Carías Andino, que se sostuvo tiránicamente hasta 1949; en El Salvador el presidente Araujo fue derrocado por una junta militar y después de la junta militar pasó a gobernar Andrés Ignacio Menéndez y luego se estableció la sanguinaria tiranía de Maximiliano Hernández Martínez; en Nicaragua la crisis de 1929 acabó abriéndoles el paso hacia el poder a los Somoza, que asesinaron a Sandino en febrero de 1933 y todavía están gobernando ese desdichado país. Hasta en Costa Rica, que se tenía por el espejo de la democracia en el Caribe, hubo un levantamiento contra el presidente León Cortes. Las luchas del pueblo cubano contra Machado empezaron exactamente el 30 de septiembre de 1930 y Machado vino a caer el 12 de agosto de 1933. En Colombia no hubo golpe militar ni levantamiento, pero los liberales tomaron el poder en el 1930 con Olaya Herrera, desplazando del Gobierno a los conservadores, que lo tenían desde hacía muchos años.

En Venezuela, Ecuador y Cuba

En Venezuela no hubo cambio de gobierno. Allí gobernaba desde hacía más de veinte años el terrible Juan Vicente Gómez, y su régimen había sido fuertemente reforzado —precisamente— desde hacía muy poco tiempo por el gran capital internacional que había pasado a explotar el petróleo del país, y ese refuerzo internacional salvó al gobierno de Gómez de las grandes sacudidas políticas provocadas por la crisis de 1929; pero en 1930 hubo mucha agitación, especialmente en Caracas, y a mí me tocó ver caer las primeras víctimas de esa agitación el día 17 de diciembre (1930), cuando se cumplía el centenario de la muerte de Simón Bolívar; pero ese es un episodio del que hablaré en otra ocasión.

En cambio en Ecuador la situación política fue tan grave que en el 1931 cayó el gobierno de Isidro Ayora para ser sustituido por el de Larrea Alba, y el de Larrea Alba cayó el mismo año para ser sustituido por el de Baquerizo Moreno, y a Baquerizo Moreno le sucedió en 1932 Alberto Guerrero Martínez, y a Guerrero Martínez le siguió, también en el 1932, Martínez Mera, y a Martínez Mera, el año siguiente (1933), Abelardo Montalvo, y en el 1934 alcanzó la presidencia por primera vez José María Velasco Ibarra, que iba a ser presidente cuatro veces más; pero en esa ocasión duró poco porque el año siguiente (1935) el presidente era Antonio Pons, y tras Antonio Pons pasó a serlo en el mismo 1935 Federico Páez.

Federico Páez duró en el Gobierno hasta 1937, cuando le sucedió Alberto Enríquez. En el 1938 el país tuvo dos presidentes, que fueron Manuel María Borrero y Aurelio Mosquera Narváez. (Y no se crea que lo de Ecuador fue un caso aislado, porque en Cuba había caído Machado el 12 de agosto de 1933 y le sucedió el general Herrera, que duró en el poder unos días, y tras él llegó a la presidencia Carlos Manuel de Céspedes, que cayó el 4 de septiembre para dar paso a una junta llamada la Pentarquía, la cual se disolvió el 10 de septiembre para dar paso a su vez al gobierno de Grau San Martín, que duró hasta enero de 1934, cuando le sucedió Carlos Mendieta; pero en el 1936 el presidente era Barnet y un año después lo era Miguel Mariano Gómez y ese mismo año pasó a serlo Federico Laredo Brú).

Desde Perú hasta la Suiza de América

¿Y qué pasó en el Perú en ese año económica y políticamente catastrófico de 1937?

Pues pasó que el dictador Augusto B. Leguía fue derrocado y su puesto fue ocupado por Manuel Ponce, que cayó ese mismo año para ser sucedido por el general Sánchez Cerro, que fue derrocado el año siguiente, un año en el cual hubo cuatro presidentes, el último de ellos el mismo Sánchez Cerro, que se mantuvo en el poder hasta que lo mataron en el año 1933 mientras presenciaba (o salía de) un juego de fútbol.

Chile era el país de instituciones políticas más firmes en la América del Sur. Había tenido varias crisis, algunas muy serias, como la que llevó al suicidio al presidente Balmaceda, pero nada de lo que había sucedido en los últimos cien años tuvo tantas repercusiones como la crisis económica norteamericana de 1929, que fue pasando por toda la América Latina como un huracán o un terremoto que iba dejando a su paso ruinas políticas como colas de las ruinas económicas. Entre 1931 y 1932 hubo en Chile cinco gobiernos; el de Carlos Ibáñez, el de Juan Esteban Montero, el llamado socialista de Carlos Dávila, que apenas duró tres meses, el de Bartolomé Blanche y el de Arturo Alessandri, que consiguió estabilizarse y durar seis años. En cuanto a la Argentina, Hipólito Yrigoyen había ido al poder por segunda vez el año anterior a la crisis, es decir, el 1928. Durante su primer gobierno, que había durado de 1916 al 1922, le ordenó al buque escuela de la marina de guerra argentina que al pasar frente al puerto de Santo Domingo le hiciera honores a la bandera dominicana como si nuestro país, ocupado entonces por la infantería de marina de los Estados Unidos, fuera una nación libre y soberana. Yrigoyen era un caudillo de enorme arrastre popular, pero la crisis de 1929 lo arrancó de cuajo de la vida política. En el 1930 se alzó el ejército, bajo la jefatura del general José Félix Uriburu. Uriburu duró en el poder hasta 1932, cuando lo puso a un lado, para ocupar su puesto, otro general, Agustín Pedro Justo.

Debido a su relativa estabilidad política, y sobre todo a las medidas de carácter social que había tomado desde principios de siglo el Partido Colorado bajo la jefatura de José Batlle Ordóñez (que fue presidente de la República dos veces, de 1903 a 1907 y de 1911 a 1915), el Uruguay había recibido el sobrenombre de la Suiza de América. Pues bien, esa Suiza de América dejó de serlo a causa de la crisis de 1929. Gabriel Terra estableció en 1931 una dictadura que duró hasta 1938. Baltasar Brum, que había sido presidente del país entre 1919 y 1923, y que igual que el argentino Hipólito Yrigoyen había protestado desde el poder por la intervención militar norteamericana en nuestro país, se suicidó de un tiro en la cabeza, en plena vía pública, en demostración de protesta, el día que Gabriel Terra declaró abolida la constitución de 1919 y establecía la dictadura.

La guerra entre Bolivia y Paraguay y la situación de Brasil

La crisis de 1929 se reflejó en el orden internacional latinoamericano en los incidentes de Leticia, puerto colombiano del río Amazonas en la parte en que ese río forma frontera con el Perú. En el año 1930 los peruanos tomaron militarmente la región de Leticia y hubo choques con fuerzas de Colombia; pero la situación no llegó ni siquiera a parecerse a lo que sucedió en la guerra del Chaco, que estalló entre Bolivia y Paraguay en el año 1932, después que la crisis se había reflejado dentro de Bolivia en la caída del gobierno de Blanco Galindo, a quien había sustituido en la presidencia, en 1931, Daniel Salamanca. En Paraguay, en ese mismo año de 1931, fue derrocado el presidente Guggiari, a quien sustituyó González Navero, por poco tiempo porque Guggiari volvió al poder en el 1932 para ser sucedido casi inmediatamente por Eusebio Ayala. Pero la peor manifestación de la crisis en Bolivia y Paraguay fue la guerra a la que nos hemos referido hace un momento. Esa guerra comenzó en junio de 1932 y terminó en junio de 1935, y aunque hasta el momento no conocemos pruebas, en Bolivia, que perdió en la contienda 60 mil hombres y todo el territorio llamado Chaco Boreal, se ha dicho insistentemente que detrás de esa carnicería entre hermanos estaban los manejos de la Standard Oíl, que creía que en el Chaco había abundancia de petróleo. La pérdida de la guerra conmovió políticamente a Bolivia. De los jóvenes oficiales que volvieron de ella derrotados a los cuarteles de La Paz surgió el movimiento nacionalista que encabezaron Germán Busch, que se suicidó en 1937, mientras era presidente de la República, y Juan Gualberto Villarroel, a quien las turbas amotinadas sacaron del Palacio Quemado, en pleno centro de La Paz, y ahorcaron en un farol. El asesinato del presidente Villarroel ocurrió en 1943. La acusación que se le hizo en todo el mundo, y especialmente en la América Latina, era que se hallaba al servicio de los nazis, esto es, de la Alemania de Hitler; y lo cierto es que su pecado, como el de Germán Busch, fue enfrentarse a los grandes capitalistas que dominaban las riquezas minerales de Bolivia, como los Rothschild, los Aramayo, los Patiño.

En el Brasil el efecto de la crisis de 1929 fue instantáneo debido a que la caída vertical de los precios de todos los productos afectó, naturalmente, al más importante de los productos de exportación del país, que era el café. Para entonces el presidente del Brasil era Washington Luiz Pereira. En la región del sur, la llamada tierra de los gauchos brasileros, se inició un movimiento revolucionario dirigido por Getulio Vargas. Pereira tuvo que entregarle el poder a Tasso Fragoso en el 1930 y Tasso Fragoso tuvo que ponerlo inmediatamente en manos de Getulio Vargas, que inició entonces una dictadura de quince años.

Mientras tanto, ¿qué pasaba en los territorios asociados de América, en Jamaica, Trinidad, Tobago, Barbados, Curazao, las Guayanas inglesa, holandesa y francesa; en Belice, en Saint Thomas, en Puerto Rico?

Pasaba que su situación económica era cada vez más desesperada y estaba en relación directa con la situación que se vivía en los países de los cuales eran dependientes.

La crisis económica y social en los Estados Unidos

Por ejemplo, Puerto Rico y Saint Thomas eran colonias norteamericanas, y en los Estados Unidos, que fue el lugar de origen de la crisis, esta se agravaba de tal manera que podemos darnos cuenta de ello viendo la estadística de los sin trabajo. En el año 1929, un poco más de 3 norteamericanos de cada 100 en capacidad de trabajar (3.2) no habían tenido trabajo. Ese año, como hemos dicho, y a fines de octubre, estalló la crisis. Pues bien, en el 1930 los sin trabajo llegaron casi a 9 de cada 100 (8.7); en el 1931 subieron a 15.9 (casi 16 por ciento); en el 1932 pasaron a ser 23.6. En noviembre de ese año fueron las elecciones presidenciales en las cuales se presentó como candidato del Partido Demócrata Franklin Delano Roosevelt; el de los republicanos fue Herbert Hoover, que aspiraba a la reelección. Hasta ese momento todo presidente de los Estados Unidos que iba a la reelección la ganaba, pero Hoover rompería esa tradición, que tenía su origen en Washington, el primer presidente del país y el primero que se había reelegido. En cierto sentido, también Roosevelt iba a romper la tradición, pues a partir de Washington, que no quiso reelegirse una segunda vez porque en su opinión eso podía ser dañino para el país, todos los presidentes se habían reelegido una sola vez, y Roosevelt lo hizo tres veces, de manera que aunque en realidad no llegó a cumplir cuatro períodos presidenciales debido a que murió en abril de 1945, pocos meses después de haber tomado posesión del cargo por cuarta vez, lo cierto es que se juramentó como presidente del país cuatro veces; en el año 1933, en el 1937, en el 1941 y en el 1945.

Lo que llevó a Herbert Hoover a la derrota electoral de noviembre de 1932 fue la crisis de octubre de 1929. Hoover había tomado posesión de la presidencia en enero de ese año, de manera que al comenzar el mes de noviembre de 1932, que fue cuando tuvieron lugar las elecciones, ya hacía tres años del estallido de la crisis, y en ese tiempo, en vez de mejorar la situación empeoraba cada día, y Hoover no tomaba medidas que detuvieran ese empeoramiento. Ya hemos dado los números de los desempleados. En todo el siglo XX los Estados Unidos no había conocido nada igual. Sólo en el año 1921, como resultado de la crisis de 1920, habían alcanzado los desempleados un nivel por encima del 10 por ciento (11.9), y ya para el año siguiente (1922) habían descendido a menos de 8 por ciento (7.6) y para el 1923 eran sólo 3.2. Los norteamericanos conocieron el hambre de esos años de 1930, 1931 y 1932. En New York, en Chicago, en Filadelfia, en todas las ciudades importantes del país se daba comida en las calles a la gente que hacía filas interminables para que le llenaran un plato de sopa y le dieran un pedazo de pan. Hombres que habían vivido hasta lujosamente vendían en las esquinas lápices y manzanas, lo que era una forma de pedir limosna. Los veteranos de la Primera Guerra Mundial iniciaron una marcha sobre la capital del país y acamparon en sus parques y avenidas en demanda de que se les aseguraran medios de vida. La marcha de los veteranos fue dispersada brutalmente por fuerzas militares que comandaba el que después iba a ser el famoso general Douglas MacArthur.

Parches keynesianos en pantalones viejos

A la incapacidad de Hoover para resolver los males de la crisis respondió Roosevelt, con un programa en que le ofrecía al pueblo norteamericano medidas sociales que no se habían establecido en los Estados Unidos, como por ejemplo, aunque parezca mentira, libertad de huelga por parte de los trabajadores. Hasta entonces las huelgas habían sido respondidas por los patronos con el uso de esquiroles y cuerpos de policía privados que usaban toda suerte de violencias para destruirlas. Roosevelt ofreció subsidio para los desempleados, empleo de dinero del Gobierno para dar trabajo, y efectivamente lo hizo cuando fue presidente, y la situación del pueblo norteamericano cambió algo, muy lentamente, pero cambió algo. Mucha gente pensó, y nosotros entre ella, que las medidas de Roosevelt habían disipado los resultados políticos y sociales de la fenomenal crisis de 1929; pero al mirar hacia el pasado con la debida perspectiva histórica se da uno cuenta de que lo que hizo Roosevelt fue ponerles parches keynesianos a pantalones viejos, y eso de keynesianos es una manera de referirse a la tan cacareada (todavía hoy) teoría económica que predicó John Maynard Keynes, que quedó resumida en el programa de gobierno de Roosevelt. En realidad, lo que vino a sacar a los Estados Unidos de la crisis de 1929 fue la guerra mundial llamada segunda, que comenzó en 1939 y que fue en sí misma un resultado, el más grande y pavoroso, de esa crisis de 1929.

Para que no haya duda de lo que acabamos de decir vamos a ofrecer la estadística del desempleo en los Estados Unidos entre el año 1933, que fue el primero del gobierno de Roosevelt, y el 1941, que fue el del ataque japonés a la flota norteamericana que estaba anclada en Pearl Harbor, y tomen ustedes nota de esas estadísticas.

En 1933 el desempleo alcanzó a 24.9 por ciento; en 1934, a 21.7; en 1935, a 20.1; en 1936, a 16.9; en 1937, a 14.3; en 1938 subió a 19 por ciento; en 1939 bajó a 17.2; en 1940, año en que los Estados Unidos comenzaron a producir artículos militares para enviar a los países aliados (es decir, a los que combatían contra la Alemania Nazi), el desempleo bajó más; bajó a 14.6; en 1941 estuvo casi en 10 por ciento (9.9); en 1942, cuando el país tenía ya más de un año participando en la guerra, bajó a 4.7, y a partir de entonces hasta hoy sólo estuvo por debajo del 2 por ciento en los años 1943 (1.9), 1944 (1.2) y 1945 (1.9). Hoy el desempleo está tan alto como en el año 1908, que fue año de crisis, o como el año 1930, con el agravante de que la población trabajadora de los Estados Unidos es en el 1975 bastante más del doble que en el 1930 y más del triple que en el 1908.

La crisis política a nivel mundial

¿Qué significan esas estadísticas que acaban ustedes de ver? Significa lo que ya dijimos: que lo que salvó a los Estados Unidos de la crisis fue la guerra mundial, la de 1939-1945. En pocas palabras, que lo que sacó al país de su crisis fue la economía de guerra, así como ha sido la prolongación de esa economía de guerra durante treinta y cinco años lo que ha hundido en un pantano al sistema capitalista, tesis que mantuvimos en las conferencias acerca de la crisis actual que dimos en el Centro Cultural Dominicano y en la ciudad de Santiago en los meses de octubre y noviembre del año pasado, las cuales van a ser resumidas para su publicación en las próximas semanas.

La crisis económica norteamericana de 1929 fue extendiéndose por el mundo y a medida que se extendía iba produciendo conmociones políticas como las de la América Latina, ya relatadas en este trabajo; como el ataque japonés a China, que comenzó en 1932 con la ocupación de Manchuria, el ascenso de Hitler al poder como jefe del gobierno alemán, que se produjo en el año 1933; el ataque del fascismo italiano a Etiopía en el 1935; la guerra civil española de 1936-1939, y por fin el inicio de la segunda guerra mundial en 1939.

La crisis económica de 1929 desembocó políticamente en la Segunda Guerra Mundial, y la crisis económica que estamos padeciendo ahora, esa a la que nos referimos en las primeras páginas de este trabajo, viene generando una serie de perturbaciones que no están alcanzando sólo a la América Latina sino a países distantes; que ha tenido manifestaciones tan violentas como el derrocamiento del viejo régimen de Salazar y Caetano en Portugal y con él la liberación de las colonias portuguesas; la caída del gobierno títere de Nguyen Van Tieu en Viet Nam del Sur; la de Cambodia en manos de Khmer Rojo; la de todo Laos en las del Pathet-Laos.

Pero en lo que se refiere a la influencia que tiene la crisis económica actual en los acontecimientos de la América Latina hablaremos más detalladamente en el próximo número de Vanguardia del Pueblo.

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