El sabio es prudente. Las decisiones trascendentes ameritan ser bien ponderadas, a fin de que los resultados sean los mejores. De nada vale apresurarnos si con ello aumenta el riesgo de fallar.
Los efectos de la crisis provocada por el coronavirus Covid-19, han situado al Gobierno en la delicada posición de salvaguardar la salud y vida de los ciudadanos, mediante la adopción de medidas que van desde cerrar puertos y aeropuertos, suspender la actividad comercial e industrial en gran medida, disponer cuarentena (quédate en casa), toque de queda y al mismo tiempo, evitar que el impacto negativo a producirse en la economía nacional, exceda los límites de tolerancia de la misma.
La población entiende que, ante el peligro inminente del contagio y sus posibles consecuencias, la decisión del Gobierno es correcta y lo apoya. Sin embargo, el tiempo para aplanar la curva que describe al grupo de afectados por el Covid-19, y modificar las medidas aplicadas, se ha prolongado más de lo esperado. Igual ha ocurrido en otras naciones. Esa realidad, trae consigo la consecuente solicitud por parte de un sector de la población, para que el Gobierno flexibilice las restricciones. El reclamo es entendible, pero debemos tener presente que es necesario medir los riesgos, ya que reabrir la economía del país antes del tiempo preciso y en dimensión inapropiada, conlleva el peligro de que el
virus nos ataque de nuevo con mayor ímpetu y cauce daños peores, como ha ocurrido en otros países.
En eso consiste lo delicado del tema. Por tanto, confiemos en la PRUDENCIA que ha demostrado tener nuestro Presidente DANILO MEDINA, así como, en el buen juicio de las autoridades que le acompañan en la conducción de este proceso. Y Si fuese necesario esperar algo más para evitar peores males… ¡hagámoslo! La salud y la vida están por encima de todo.
Oremos todos a DIOS, para que nos ayude a salir airosos esta pandemia.