Opinión

La crisis sanitaria del covid-19 ha colocado a los bancos en una situación complicada respecto de su capacidad gerencial para contribuir a la búsqueda de soluciones a los problemas que se presentan en la esfera financiera, dejando sólo en el recuerdo el amargor de las numerosas instituciones, por ejemplo de ahorros y préstamos, que se fueron a la quiebra durante la Gran Recesión (2008-2009). Los bancos no serán los grandes perdedores que requerirán de asistencia de salvataje como ocurrió una década atrás, pero lo cierto será que sus márgenes de ganancias se reducirán respecto del año 2019. Kristalina Gueorguieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), al referirse del impacto del covid-19 sobre la economía mundial ha sido muy expresiva: “Esta es una crisis como ninguna otra. Nunca en la historia de la entidad hemos sido testigos de que la economía mundial se paraliza. Estamos en una recesión y es mucho peor que una crisis financiera”.

El globo terráqueo se encuentra padeciendo los efectos de una crisis de salubridad que se ha propagado a lo largo y ancho de la geografía mundial, mientras los gobiernos y estructuras internacionales observan con mucha preocupación el deterioro de las relaciones económicas globales.

La banca mundial luce sometida a fuertes presiones sobre su desempeño institucional, sobre todo cuando se tiene conocimiento de la incidencia de la esfera financiera sobre los flujos de exportaciones e importaciones tras agotarse la producción de bienes y servicios como expresión de la economía real.

¿Cómo olvidar el derrumbe del sistema monetario-financiero durante la Gran Recesión (2008-2009) donde no menos de 100 bancos vieron cerrar sus puertas en medio de una incertidumbre sobre la asistencia del Sistema de Reserva Federal (FED) de Estados Unidos para proteger los intereses de la élite gerencial bancaria, colocando en un segundo plano las pretensiones de los contribuyentes?

Durante el 2008 los bancos centrales de EE.UU. la Unión Europea y países asiáticos acudieron en auxilio de los grandes grupos financieros, mientras se producía el colapso de una economía civil que no disponía del apoyo financiero suficiente para mantener flote el sistema crediticio e incluso la cadena de pagos.

Pero al hacer referencia a las crisis bancarias debe tenerse en cuenta que su estallido se relaciona con la existencia de factores causales diversos, como por ejemplo, la falta de controles en la regulación institucional, así como la incidencia del Estado en el desempeño de las entidades financieras.

La crisis económica que actualmente afecta el desempeño de las actividades productivas. comerciales y financieras registra un fundamento que se apoya en una base de la naturaleza, pues se trata de la expansión a escala planetaria de un virus contenido en la enfermedad bautizada como covid-19. Y aunque los gerentes bancarios expresan su preocupación por la reducción en sus márgenes de ganancias, resulta innegable que en la actual crisis que afecta a la economía mundial los grandes perdedores no serán las instituciones financieras, sino los consumidores que tendrán a pagar mayores márgenes en el costo del dinero aunque se pueda a postergar para más tarde el pago de las deudas asumidas.

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