Los primeros cien días de gobierno marcan el comportamiento de un nuevo proyecto político en la administración pública, lo que representa ante la población una primera impresión de lo que se pretende hacer y cómo funcionará el nuevo estilo de gestión.
Se ha hecho costumbre desde las primeras tres décadas del pasado siglo otorgar en los sistemas democráticos los primeros cien días para que las nuevas autoridades puedan presentar sin inconvenientes sus credenciales.
Mientras los gobiernos que se estrenan deben acogerse a un plan de acción que busque producir efectos políticos concretos y sintonía con la población que le respaldó en la consulta cívica en que obtuvo ganancia de causa, la oposición política, como ha procedido el Partido de la Liberación Dominicana en esos cien días, se torna reservada, quizás conservadora, para dar oportunidad de actuación a las nuevas autoridades.
Los objetivos de los primeros días de gestión deben asegurar el compromiso de transformación hacia los ciudadanos y comenzar a cumplir las promesas hechas en la campaña electoral.
Se vendió una propuesta de cambio del que aún no se ven señales mínimas; por el contrario, la improvisación ha predominado en las ejecutorias públicas, que denotan desconocimiento, impericia e incompetencia.
En ese sentido, son muchos los desatinos, descuidos y torpezas en que se ha incurrido desde las diferentes instancias del Gobierno, los cuales son temas de comentarios del día a día en los diferentes núcleos sociales y han generado el rechazo de la población y el retiro temprano de las adhesiones conseguidas en la campaña.
Precisamente, el rechazo a las iniciativas y las inconformidades expresadas por la ciudadanía son las que llevan a los mercadólogos al servicio del gobierno a recomendar, conjuntamente con el aliado que ha recibido los favores políticos, el ataque sistemático al Partido de la Liberación Dominicana en procura de disminuirlo.
Una estrategia de dos contra uno que el Partido de la Liberación Dominicana tiene la experiencia acumulada para enfrentar y derrotar, con fortaleza y determinación.
Ante los abusos y las mezquindades el Partido de la Liberación Dominicana responderá de lo simple a lo complejo, mientras se fortalece en el proceso introspectivo de su IX Congreso Ordinario, con una militancia activa que confía en su transformación.