Es una verdad de perogrullo que los dominicanos vivimos en una aldea donde todos nos conocemos, existía incluso un segmento muy popular en la televisión, protagonizado por el genial Freddy Beras Goico, que se titulaba, y con razón, ¨este país es un vecindario¨; por lo que es muy fácil solo hacer memoria y ubicar a caras y nombres de la misma generación en un Santo Domingo que era mucho mas pequeño y realmente era una vecindad.
Eso me ocurre con mi amigo de infancia Lisandro Macarrulla, claro que recuerdo cuando montábamos bicicleta en los parquecitos Ruben Dario y Cervantes en Ciudad Nueva, y de cuando el era el único de todos los muchachos de esos alrededores que andaba en una motocicleta HondaP50, un modelo de vehículo de dos ruedas que no era mas que una bicicleta con un ¨motorcito¨ adosado a un lado de la rueda trasera.
Somos de la misma generación y al ser un amigo muy cercano de mis primos también éramos amigos, su familia era vecina de la casa de mi padre en la calle Jose Gabriel García del sector de Ciudad Nueva, y aunque los caminos de la vida separan a los niños que juegan juntos a temprana edad, dondequiera que nos encontramos siempre nos saludamos con el cariño que creció en aquellos años que se fueron y no volverán.
Por eso creo que el Lisandro Macarrulla de hoy, un empresario exitoso de la República Dominicana, con una historia de muchos años dentro del mundo de los negocios, una persona tan respetada frente a sus pares que fue electo para representarlos como presidente del CONEP (Consejo Nacional de la Empresa Privada) y otras asociaciones empresariales, debe estar pensando seriamente sobre su decisión de participar en la política partidista de un país dedicado a emular el famoso cuadro de Francisco de Goya, Saturno devorando a su hijo.
Solo le puedo decir, pues bienvenido al club.
Lo cierto es que cuando en medio de la pasada campaña electoral, el hoy presidente Luis Abinader anunció a Lisandro Macarrulla como su ¨director de gabinete¨, fue una sorpresa inmensa para mi, porque no conocía que mi amigo de infancia tuviera interés alguno en la actividad política, aunque en la intimidad de mis pensamientos pensé que era bueno que algunas personas de valía se interesaran por activar en un mundo que es usado por lo peor de la sociedad como forma de ascender socialmente.
Pues hoy, cuando su participación en la política partidista fue premiada con la victoria electoral de su candidato, hizo ayer exactamente un año, y de la campaña fue enviado al asumir el nuevo gobierno como ministro de la presidencia, un cargo similar al que ejercía en la época electoral, nos suponemos que Lisandro se debe estar preguntando; ¿pero como a mi se me ocurrió meterme en esto que es mucho peor que la competencia entre empresarios?.
Y es que parece que la condición ¨sine qua non¨ para hacer política en el país es pertenecer al club de los desarrapados y los fracasados o ser una persona con historia extraña y oscura acerca de como consiguió recursos económicos inmensos que no tienen la forma de explicar su origen.
Aquellos que tienen una vida de trabajo y esfuerzo personal, parecen tener vedado el acceso a la política partidista porque esa actividad esta diseñada, al parecer, para que participen en ella lo peor de la sociedad dominicana.
Tengo que entender entonces, que Lisandro se acercó a la política partidista por vocación, pues esta muy claro que no tenía ninguna necesidad de participar en ella para obtener privilegios o mejoría económica, esto es mas que evidente, y el gusanillo de bajar a ¨la arena¨, como describe Richard Nixon la actividad política en su libro mas famoso, de parte de gladiadores que han triunfado en otras áreas les ha picado a otros muchos antes que a el.
Comprendo perfectamente los estímulos de arrepentimiento que sentimos algunos de los que hacemos política por vocación, conozco esa voz interna que me llega a veces después de una actividad profesional dilatada y exitosa, recuerdo perfectamente como mi mentor y protector el Dr. Ivanhoe Baez, padre de la cirugía plástica en el país, me decía que yo estaba loco exponiéndome tanto al hacer política activa, cuando fungía al mismo tiempo como director medico de la clínica mas grande y exitosa de la especialidad en todo el país.
Y las experiencias de vida que tuve el privilegio de transitar al lado de Jacinto Peynado, de quien fui su jefe de campaña a la presidencia de la República, y Carlos Morales Troncoso, a quien acompañé como el brazo ejecutor de sus decisiones políticas por muchos años hasta la hora de su muerte, dos empresarios exitosos que escogieron en circunstancias muy difíciles servir al país desde funciones publicas, a pesar de ser empresarios realizados profesional y económicamente.
Es decir, entiendo perfectamente lo que debe estar pensando Lisandro Macarrulla al ser víctima de toda una campaña de descrédito, que dura ya varios días, para mellar la imagen publica que le ha costado construir durante tantos años, todo por tener una empresa familiar dedicada a la construcción que participó en una licitación pública convocada por la Procuraduría General de la República, para el levantamiento de la nueva cárcel de La Victoria, es decir por trabajar en lo que sabe, y esto ha sido suficiente para tratar de fusilarlo moralmente.
Hablamos de una persona cuyos negocios han estado vinculados al área de la construcción durante toda su vida, y para los que no lo sepan, esto le viene como herencia de su padre, el Ing. Lisandro Macarrulla, vecino de mi papá en Ciudad Nueva, quien construyó desde la nada una de las empresas dedicadas a esta actividad mas grandes del país, es decir, en mi caso conozco perfectamente los orígenes familiares del grupo empresarial que encabeza el hoy ministro de la presidencia.
No es posible que en la Republica Dominicana la política siga siendo tierra vedada para las personas que han sido exitosas en diversas áreas del saber o actividades empresariales y comerciales, porque si acaso llegan a espacios de poder, que aparentan estar ahora estar reservados a quienes se dedican a amasar fortunas dudosas fruto del juego, el chantaje que se ejerce desde ciertos sindicatos de transporte o peor aún, el crimen organizado, son juzgados con la misma vara que a estas personas de conducta dudosa.
En el caso nuestro, no tenemos ninguna duda de que un empresario de la talla de Lisandro Macarrulla, dueño de un holding de empresas que abarca negocios en el país y el extranjero, no se va a prestar a participar de actividades ilícitas que involucren situaciones extrañas dentro de una licitación pública, porque es demasiado lo que pone en riesgo y mucho lo que tendría que perder.
Ademas recuerdo por flashes perfectamente a sus padres, y sobretodo a su madre, de quien el que escribe era uno de los ¨muchachitos¨ preferidos del barrio, y es imposible que una persona a quien se le inculcaron los valores del trabajo y seriedad que caracterizó a esa familia, se preste a negocios turbios en una etapa de la vida donde la verdad es que no lo necesita.
Si antes no lo hizo, y lo demuestran sus dos presidencias del CONEP y de la AIRD, que son un reconocimiento a su conducta de los empresarios dominicanos, entonces ¿porqué lo va a hacer ahora?.
Es como escribió el hombre mas sabio que ha pisado este mundo según la Biblia en el libro de los Proverbios, capítulo 22, versículo 6: ¨Instruye al niño en su camino. Y aún cuando fuere viejo no se apartará de el¨.