Los medios de comunicación tradicionales en República Dominicana, que se acogen a un ejercicio periodístico profesional, editorializaron sobre la importancia del periodismo y la libertad de expresión al resaltar el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
La Organización de las Naciones Unidas, organismo multilateral que dentro de sus responsabilidades se encarga de recordar la celebración de esas efemérides internacionales, dijo que este 2024, el Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo) se dedicó a la importancia del periodismo y la libertad de expresión en el contexto de la actual crisis medioambiental en el mundo.
La ONU precisa que la desinformación en cuestiones medioambientales puede provocar una falta de apoyo público y político a la acción por el clima, a políticas eficaces y a la protección de las comunidades vulnerables afectadas por el cambio climático, así como de las mujeres y las niñas, ya que el cambio climático tiende a exacerbar las desigualdades existentes.
En gran medida es uno de los problemas informativos que afectan a República Dominicana, donde cada día se degrada o agrede el medio ambiente por actuaciones inadecuadas del Gobierno, con una opinión pública muda ante abusos y arbitrariedades.
Conforme la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la libertad de expresión es un derecho fundamental. En ese sentido expresa: «Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. (artículo 19).
La República Dominicana es signataria de los tratados básicos de las Naciones Unidas y del sistema interamericano sobre derechos humanos, además de otros específicos que conciernen al compromiso del Estado por erradicar todas las formas de discriminación, no obstante, se ha promulgado una Ley, la 1-24, que representa graves riesgos para el ejercicio periodístico y la libertad de prensa.
Mientras ese adefesio se mantiene vigente, su revisión duerme el descanso eterno en una comisión designada con ese propósito en tanto que, por otro lado, la autocensura, que coarta las libertades expresivas, se manifiesta como el resultado de un altísimo presupuesto publicitario o con el silencio cómplice de propietarios de medios y sus actores principales.