Del argot militar proviene la expresión “cortina de humo”, con la que se hace mención a la táctica de provocar humo para impedir al enemigo ver los movimientos de las tropas adversarias.
En términos prácticos, del día a día, concluimos que una cortina de humo es una distracción para evitar que la gente vea lo que verdaderamente es importante.
El gobierno del PRM, insistiendo en varios proyectos de reformas, procura esconder la dramática realidad de un gasto gubernamental excesivo, con carestía de la vida y otras situaciones limitantes en la población.
Se ha hablado de la reforma fiscal, la reforma al código laboral y la reforma constitucional, propuestas todas que están en el tintero.
Se desconoce lo que se propone en esos intentos reformatorios, pese a que son temas abordados a diario en las tribunas de los medios de comunicación y los canales sociales.
Mientras estos puntos se discuten en la opinión pública, la población paga muy cara la libra de arroz, de carne de pollo, de guadules y otras legumbres; al tiempo que se bate y debate lo ya señalado, los apagones mortifican, situación que se extrema con los altos costos de la factura eléctrica; ya no escapa ningún sector social de las molestias y daños causados por las inundaciones en calles y avenidas con simples aguaceros, y de la inseguridad ciudadana es mejor no hablar.
Se insiste en reformar sin que aflore lo que en verdad se quiere reformar ni el alcance de esas reformas en las mencionadas leyes, incluyendo la Carta Magna, que dice cómo es que se debe modificar.
Mientras la población sufre, desde el Gobierno se presentan supuestas reformas, que finalmente no se conocen, lo que nos lleva a concluir que todo se trata de cortinas de humo.