Editorial

Esquematizar la ceremonia de juramentación del presidente y la vicepresidenta de la República para un nuevo periodo de gobierno en un ambiente artístico y de jolgorio, extremaron el poco énfasis que tradicionalmente se ha dado al aniversario del inicio de la Guerra de la Restauración de la República.

Es una deuda de la posteridad con las mujeres y hombres que se colocaron junto al pueblo para independizarnos de la Corona española.

El Profesor Juan Bosch reiteró en escritos, conferencias, charlas y tertulias que “la Guerra de la Restauración es la página más notable de la historia dominicana y también la más ignorada», no ya desde el punto de vista subjetivo sino desde el objetivo.

Las enseñanzas sobre nuestra historia realzan la gesta de la Independencia, del 27 de febrero 1844, aunque no se pone énfasis a destacar los sucesos en torno a la Restauración de la República.

A los 161 años de inicio de la Guerra de la Restauración “se desconoce el esfuerzo colectivo gigantesco, heroico y las hazañas militares que libraron los hombres y mujeres que participaron en ella. Por esto, debe alcanzar en la conciencia de cada uno de nosotros un sitial preponderante dentro de los episodios de la vida nacional”, expresa el profesor Juan Bosch en el libro “La Guerra de la Restauración”, que vio la luz primero en una serie de artículos publicados en «Vanguardia del Pueblo».

El libro citado y un folleto con el mismo nombre fueron parte del programa de formación política de miembros y dirigentes peledeístas que les forjaron como tales, conociendo esos pasajes históricos sin apasionamiento, apegados al análisis objetivo, como debe presentarse la historia.

El nuevo aniversario de la proclama independentista del Cerro de Capotillo coincide en esta ocasión con el inicio de un nuevo periodo de un gobierno que vendió y engañó al pueblo con un cambio que nadie vio y que ahora trastoca en reformas.

Quejas y un grito generalizado caracterizan a la sociedad de hoy ante el alto costo de la vida, la inseguridad ciudadana, el deterioro de los servicios, del sistema sanitario, de la educación, el descalabro del sector eléctrico, así como las nebulosas que arropan la economía por las amenazas de una reforma fiscal.

El escenario para el acto de juramentación, en violación al Reglamento de Asamblea Nacional, fue el Teatro Nacional, y como tal se dio preferencia a los detalles del espectáculo sobre los de la solemnidad que una ceremonia de esa naturaleza amerita, detalles que nos hacen anhelar un nuevo Grito de Capotillo para restaurar las conquistas sociales del pueblo dominicano que se perdieron en el gobierno del engaño.

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