Opinión

Por: Carlos Manzano | El pasado martes 5 de noviembre se celebraron las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de Norteamérica, las cuales marcaron un nuevo enfrentamiento entre las dos principales fuerzas políticas de ese país: Partido Demócrata y Partido Republicano.

El Partido Demócrata tiene su origen en las facciones anti federalistas, de la época de la independencia de América del dominio británico. Estas facciones fueron organizadas por Thomas Jefferson, James Madison y otros opositores a los federalistas. Fundado en 1824 por Andrew Jackson, fue uno de los partidos pioneros en extender el derecho al voto.

El Partido Republicano es el más joven de los dos partidos; fundado en 1854, por los activistas anti esclavistas y modernizadores. Ganó más relevancia con la elección de Abraham Lincoln como primer presidente republicano de los EEUU.

Una de las diferencias fundamentales entre los ideales de los partidos Demócrata y Republicano es en torno al papel del gobierno.

Los demócratas defienden un papel más activo del gobierno en la sociedad. Estos creen que dicha participación puede mejorar la calidad de vida de las personas, además de ayudarlas a alcanzar mayores oportunidades de forma igualitaria.

Por su parte, los republicanos tienden a propugnar por un gobierno pequeño, tanto en número de personas empleadas como en términos de responsabilidades en la sociedad. Ellos ven un “mega gobierno” como un desperdicio y un obstáculo para el crecimiento del país.

La filosofía republicana se inclina más hacia las libertades individuales, los derechos y las responsabilidades. Tiene un carácter más conservador, defiende el liberalismo económico, la disminución de los impuestos y del gasto público destinado a políticas sociales. Favorecen la descentralización del poder.

La filosofía demócrata, en cambio, tiene una perspectiva más progresista: abogan por un enfoque donde el gobierno tenga un rol activo para asegurar el bienestar social. Asimismo, favorecen impuestos más altos para las personas de mayores ingresos y creen en la necesidad de una redistribución de la riqueza para fomentar la igualdad económica.

Además, impulsan programas como la atención médica universal, con el objetivo de que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios básicos de salud.
En contraste, los republicanos tienden a favorecer un mercado libre con una mínima intervención del gobierno. Argumentan que la reducción de impuestos, especialmente para empresas y ciudadanos con altos ingresos, fomentan el crecimiento económico y la creación de empleo.
Para ellos, el sector privado es el principal motor de la economía, y la desregulación es una clave para garantizar un entorno propicio para los negocios.
Otra diferencia clave entre ambos partidos radica en su postura respecto a los derechos sociales. El Partido Demócrata se ha posicionado como defensor de los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales. Apoyan el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, lo que incluye la defensa del aborto legal y seguro.
Además, los demócratas promueven la igualdad de derechos para la comunidad Lgbtq+, así como el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En contraste, el Partido Republicano, influenciado por corrientes conservadoras, es mayormente “provida”, lo que significa que se oponen a la interrupción del embarazo y promueven políticas que restringen su acceso.
Respecto a los derechos Lgbtq+, algunos sectores del partido republicano han mostrado resistencias hacia el matrimonio igualitario, y otras leyes que favorecen a esta comunidad. No obstante, es importante destacar que hay diferencias dentro del partido en estos temas.
En términos de política exterior, los demócratas suelen favorecer una diplomacia multilateral, en busca de alianzas internacionales y el fortalecimiento de organismos globales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Los republicanos, por su parte, han adoptado una postura más nacionalista, poniendo énfasis en la defensa de los intereses de Estados Unidos por encima de los acuerdos internacionales.
Promueven un enfoque de “América primero”, en busca de renegociar acuerdos que consideran desventajosos para el país y priorizar el fortalecimiento militar como pilar de la política exterior.

Sin embargo, aunque, en términos generales, ambos partidos mantienen notables diferencias, ambos están integrados por grupos heterogéneos (conservadores, moderados y liberales).

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