Con las elecciones de Estados Unidos de 2024, Donald Trump regresa a la Casa Blanca y lo hace con fuerza. No solo ganó la mayoría de los colegios electorales y el voto popular (algo que el Partido Republicano no lograba en más de 20 años), sino que su partido también tiene el control del Senado y, probablemente, de la Cámara de Representantes. Esto convierte a Trump en el presidente con mayor poder de los últimos años y en un mandatario con un claro mandato para implementar sus propuestas. Pero, ¿qué significa esto para República Dominicana?
Aunque su estilo directo y sus opiniones generen reacciones mixtas, más allá de la controversia, su gobierno podría traer efectos importantes —y tal vez beneficiosos— para nuestra economía y sociedad.
Trump y el tema migratorio
Uno de los puntos más sensibles es el tema migratorio. Trump ha sido claro en su intención de reforzar las deportaciones, con una retórica que suena dura para muchos. Sin embargo, si revisamos su administración pasada, los números cuentan otra historia: durante su gobierno, las deportaciones solo aumentaron un 3% en comparación con la era Obama, y las deportaciones de dominicanos fueron significativamente menores que en los mandatos de Obama y Biden.
Además, durante la administración anterior de Trump, los latinos en Estados Unidos encontraron abundantes oportunidades de trabajo, al punto que en 2019 la tasa de desempleo entre los latinos cayó a un mínimo histórico 3.9. Muchos dominicanos se beneficiaron de esta bonanza económica, razón por la cual el crecimiento de las remesas en el primer mandato de Trump fue casi el doble a lo ocurrido durante los gobiernos de Obama.
Pero aun en el peor de los casos, es importante recordar que la gran mayoría de los dominicanos en Estados Unidos están en situación legal, pues solo un 10% de nuestra comunidad en el país del norte está indocumentada, mucho menos que el 23% promedio de inmigrantes de distintas nacionalidades. Así que, aunque el discurso de Trump pueda parecer intimidante, la realidad es que sus políticas migratorias no afectaron significativamente a los dominicanos en el pasado, y es probable que tampoco lo hagan en el futuro.
¿Una oportunidad dorada con el “nearshoring”?
En su misión de “hacer América grande otra vez”, Trump ha prometido proteger la industria estadounidense de la competencia extranjera, y ha propuesto un arancel del 60% para productos chinos. Esto podría acelerar el fenómeno del “nearshoring”, donde las empresas trasladan sus fábricas a países cercanos y aliados. Aquí es donde República Dominicana tiene mucho que ganar.
Las políticas arancelarias de Trump podrían hacer que las empresas estadounidenses busquen trasladar sus operaciones a países como el nuestro, donde la cercanía geográfica y la estabilidad política ofrecen ventajas significativas. Ya vimos cómo México se benefició en el pasado, y con aranceles tan altos para China, la República Dominicana puede ganar mayor espacio en la atracción de inversión extranjera directa. Si tomamos las medidas correctas, podríamos atraer inversiones a nuestras Zonas Francas y generar miles de empleos para los dominicanos.
Ahora, también es cierto que Trump mencionó la posibilidad de aumentar aranceles a productos de todos los países, entre un 10% y un 20%. Esto podría afectar nuestras exportaciones a Estados Unidos, que representa el 54% de nuestras ventas al exterior. Sin embargo, es importante recordar que para implementar un aumento de aranceles tan amplio, Trump necesitaría el apoyo del Congreso, y no todos los congresistas republicanos estarían de acuerdo en tal incremento de aranceles.
Por tanto, el escenario más probable es un aumento de aranceles a productos asiáticos, lo que beneficiaría a República Dominicana a la hora de atraer inversiones.
Petróleo y tasas de interés: un equilibrio delicado
Pero no todo es buena noticia, y hay temas que debemos monitorear de cerca. Trump no es un entusiasta de las energías renovables y prefiere los combustibles fósiles. Esto podría mantener la demanda de petróleo alta, elevando los precios del crudo y afectando a países como el nuestro, que depende de importaciones de crudo. Un aumento en el precio del petróleo se traduciría en mayor presión para los consumidores dominicanos y para las finanzas públicas.
Sin embargo, los precios del petróleo dependen de múltiples factores, como la producción global. Si Estados Unidos aumenta su producción, podríamos ver cierto equilibrio en los precios, lo que mitigaría el impacto en nuestra economía.
Por otro lado, si Trump implementa recortes de impuestos que aumenten el déficit fiscal, la Reserva Federal podría mantener las tasas de interés altas para evitar la inflación. Esto afectaría a República Dominicana, ya que una mayor tasas de interés en los Estados Unidos genera presiones de devaluación sobre el peso dominicano. De materializarse este riesgo, el Banco Central dominicano terminaría aumentado las tasas de interés para proteger el tipo de cambio, algo que por cierto ha estado haciendo en los últimos meses en la práctica, aunque no “en el discurso”.
¿Qué significa todo esto para nosotros?
La presidencia de Trump trae una mezcla de oportunidades y retos para República Dominicana. Si sabemos adaptarnos, podríamos aprovechar el impulso del “nearshoring” para atraer inversiones y fortalecer nuestra economía. Sin embargo, también debemos estar preparados para manejar los desafíos, especialmente en temas de petróleo y tasas de interés.
El éxito, al final, dependerá de nuestra capacidad para adaptarnos, aprovechar las oportunidades y gestionar los riesgos. Si tomamos decisiones inteligentes y estratégicas, esta era Trump 2.0 podría marcar el inicio de un capítulo de prosperidad para los dominicanos.