Confieso estar sorprendido con los giros ideológicos registrados en República Dominicana tanto en la academia, como en el ejercicio de la opinión pública.
Incluso esa transformación ha llegado a la militancia de los partidos políticos, incluyendo al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en donde acumuló una dilatada militancia.
Llegué a una edad madura adherido al Boschismo, que es la teoría oficial del PLD, inspirada en el pensamiento, obra y vida ejemplar del ex presidente Juan Bosch, fundador del PLD y gran maestro de la política internacional.
Bosch siempre se inclinó por una línea progresista, alejado de las corrientes neoliberales, distanciado del populismo, del fascismo, de la derecha radical y de los dictadores.
Por eso me sorprenden los tantos prosélitos del gran ganador de las complicadas elecciones de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump en República Dominicana e inclusive en el Partido de Juan Bosch.
Los apologistas de Trump en República Dominicana y el mundo no deben olvidar que se ha elegido a un delincuente convicto, como lo han tipificado los tribunales de EEUU.
Regresa al poder a un candidato, quien intentó anular una elección anterior, que además planteó la terminación de la Constitución para reclamar su cargo, aspiró a ser dictador el primer día y juró imponer represalias contra sus adversarios.
“En lugar de sentirse ofendidos por sus mentiras descaradas y sus descabelladas teorías conspirativas, muchos lo encontraron auténtico. En lugar de descartar como un delincuente declarado por varios tribunales estafador, tramposo, abusador sexual y difamador, muchos abrazaron su afirmación de que ha sido víctima de persecución” se lee en el artículo titulado “El Estados Unidos de Trum’: el regreso que señala un país diferente”, del suplemento semanal de The New York Times, de fecha 9 noviembre, que publica el Listín Diario.
En el mismo artículo se cita a Peter H. Wehner, ex asesor estratégico del presidente George W. Bush y crítico declarado de Trump quien dice que “Donald Trump ya no es una aberración; es normativo”.
Al parecer en Estados Unidos se preparan para la autocracia y en República Dominicana muchos aplauden este adefesio