Por: Carlos Manzano | Hace unos meses el gobierno, en un evento realizado en el Palacio Nacional, presentó los avances alcanzados mediante la implementación del programa Burocracia Cero durante el período 2020-2024, a la vez que compartió la visión que sobre esa temática tenía para el cuatrienio 2024-2028.
En dicha presentación se proyectaron nuevos avances en la digitalización y simplificación de trámites, la transparencia y la mejora en el vínculo de la ciudadanía con la administración pública.
En verdad saludamos el interés mostrado por el gobierno, a través del MAP y la OPTIC, para que la mayoría de los trámites públicos se realicen de forma digital, accesible y rápida, con tiempos de respuesta cada vez más cortos y con menos burocracia en las interacciones del ciudadano con el Estado.
Ésta resulta ser una iniciativa innovadora que ya ha venido dando buenos resultados después de más de una década de haber sido iniciada con el concurso de varias instituciones públicas, pero que aún presenta grandes retos que afrontar.
Aunque la Burocracia Cero busca simplificar los trámites y servicios que se prestan desde el Estado, dicho componente presenta una serie de escollos que se hace inminente afrontar y reducir al mínimo para poder optimizar los esfuerzos que se realicen en tal sentido.
Uno de esos escollos lo constituye la llamada brecha digital, la cual se manifiesta, entre otras cosas, en la falta de conectividad a internet, la falta de competencias digitales, la falta de acceso a servicios de telecomunicaciones y la falta de acceso a herramientas tecnológicas.
Para que Burocracia Cero tenga el éxito esperado, se hace necesario llevar a cabo un plan con el objetivo central de que todos los habitantes del país tengan acceso a conectividad independiente del lugar del país en que viven o de las posibilidades económicas que tengan.
Durante la pandemia la realidad nos golpeó en la cara y vimos con claridad la brecha digital que golpea a nuestro país, que aún mantiene a miles de usuarios sin conexión y a otros con conexiones de mala calidad.
Con la reducción de la Brecha Digital se procura que todos los habitantes de nuestro país puedan acceder a un internet de calidad a través de una inversión en infraestructura, con subsidios directos y con atención especial a las zonas rojas que en muchos poblados aún están desconectadas y aisladas sin internet.
El acceso a internet debe ser considerado hoy como un derecho social fundamental de las personas, pues el acceso al conocimiento en la actualidad depende muchas veces de si hay o no conectividad digital.
Los esfuerzos que se realizan impulsando programas de Burocracia Cero, a todos los niveles, deben de ir de la mano siempre con acciones concretas que procuren reducir la brecha digital en nuestro país, para garantizar una mayor cobertura y acceso a los servicios que se ofrecen de manera virtual.