Hablan los hechos

Por Adriana Robreño

Alrededor de 500 mil personas sin agua, dos ríos muertos y cientos de especies afectadas, así como pérdidas millonarias para la economía local, es el resultado del derrame petrolero en la provincia ecuatoriana de Esmeraldas.

El 13 de marzo la estatal Petroecuador informó sobre la rotura del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) en el sector El Vergel del cantón de Quinindé, aparentemente por un deslizamiento de tierra en medio de las fuertes lluvias.
El SOTE es una tubería de casi 500 kilómetros que transporta petróleo desde Lago Agrio, en la Amazonía ecuatoriana, hasta el Terminal Marítimo Petrolero Balao, en Esmeraldas, en la costa del Pacífico.

Autoridades locales esmeraldeñas denunciaron que pasaron alrededor de 12 horas desde que ocurrió el derrame hasta que se adoptaron las primeras medidas de contención.

El coordinador institucional de Quinindé, Enrique Decker, señaló que la rotura tuvo lugar a las 18:00 horas de ese jueves y al día siguiente comenzaron a ver las acciones de contención, por lo cual la magnitud del evento y las afectaciones tienen las dimensiones que se ven.

El 16 de marzo, la provincia de Esmeraldas fue declarada en emergencia y hasta ahora, Petroecuador no ha dicho cuánto petróleo se derramó.

Los técnicos y trabajadores de esa entidad prosiguen los trabajos de recolección del crudo derramado y ya concluyeron la reparación del oleoducto, que reanudó el bombeo el pasado 19 de marzo, seis días después de la emergencia.

CONTAMINACIÓN AMBIENTAL

El derrame de Esmeraldas es calificado como un desastre ecológico sin precedentes por ambientalistas e investigadores.

El crudo se dispersó rápidamente por el río Esmeraldas hasta llegar a la zona costera y afectó también a los ríos Caple y Viche.

La primera consecuencia es la muerte de esos dos ríos, según constataron estudiantes e investigadores de la Universidad Católica de Esmeraldas.

Eduardo Rebolledo, docente e investigador de esa institución, apuntó en entrevista al canal Ecuavisa que toda la fauna acuática, de alrededor de 51 especies, feneció.

“Hay una cubierta superior de unos 40 o 50 centímetros de puro petróleo, trataron de tomar una muestra de agua y solo le entraba petróleo a la botella”, agregó el experto.

Añadió que para reactivar la fauna acuática tendrá que pasar al menos un año, si se hacen trabajos de reparación y limpieza exhaustiva durante los tres primeros meses.

A eso se suma que el crudo afectó a las zonas costeras y la fauna marina y, de hecho, las autoridades anunciaron que todas las playas de la provincia de Esmeraldas están cerradas.

El Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica llamó a voluntarios para ayudar en tareas de limpieza y restauración del Refugio de Vida Silvestre Manglares Estuario Río Esmeraldas, cuya cobertura vegetal del ecosistema manglar, así como la fauna y los sedimentos acuáticos sufrieron daños.

Esa es un área protegida de 242 hectáreas de manglar en la que habitan unas 60 variedades de aves y acoge a 100 especies migratorias.

Para Inty Gronneberg, experto ambientalista, es probable que el crudo llegue en poco tiempo a las costas colombianas, e incluso, debido a las corrientes marinas, alcance las playas de las islas Galápagos.

SIN AGUA Y CON ENFERMEDADES, EL DRAMA DE LOS ESMERALDEÑOS

Medio millón de personas quedaron sin acceso a agua potable y ciudadanos de los municipios de Esmeraldas, Rioverde y Atacames denuncian que la entregada por el gobierno ecuatoriano está contaminada.

Acusaron a Petroecuador de enviar el líquido vital en camiones cisterna que previamente transportaron combustible.

Según señalaron a medios locales el agua entregada presenta residuos oleosos, aspecto turbio y una textura aceitosa, lo cual pone en riesgo la salud de quienes ya vieron contaminadas las fuentes hídricas de la región.

Declaraciones de Lendy Bennett, gerente de la Empresa Pública Mancomunada de Agua Potable y Saneamiento, circularon en la prensa local, pues él confirmó que el agua entregada no es apta para el consumo humano.

“Ni con tres mil tanqueros diarios se solucionará el problema”, señaló Bennett, que reclamó medidas urgentes y definitivas.

Ronal Moreno, alcalde de Quinindé, otra de las localidades afectadas, lamentó que el 75 por ciento de la población de su demarcación presenta problemas respiratorios, el 20 por ciento sufre afecciones en la piel y el 5 por ciento reporta trastornos digestivos.

“En el lugar no se puede ni respirar”, advirtió, pidiendo acciones inmediatas del gobierno para enfrentar la emergencia.

A raíz del suceso, personas de todas las edades han sido atendidas con mareos, dolores articulares y estomacales debido a la presencia de crudo derramado.

Buques de la Armada ecuatoriana comenzaron a llevar agua potable a quienes quedaron sin acceso al líquido.

El derrame deja también pérdidas millonarias para la economía local, afecta el turismo con las playas cerradas e impide el riego de cultivos y la pesca.

El director de Turismo de la alcaldía de Esmeraldas, Bryan Vilela, confirmó a Radio Pichincha que las pérdidas para el sector ascienden a unos cinco millones, una situación que se agrava pues en el próximo feriado de Semana Santa los balnearios continuarán sin acceso a visitantes.

El medio constató que la arena de la playa Las Palmas está impregnada de petróleo y el agua oscura por el crudo, lo cual muestra la magnitud del desastre, y aunque brigadas de limpieza trabajan intensamente para reducir los daños, la recuperación tomará tiempo.

Sin turistas no hay negocio ni ingresos para quienes dependen de las ventas en las playas.

Más de 600 locales comerciales cerraron en los últimos seis días, dejando a cientos de familias sin fuente de financiamiento.

La pesca también sufre las consecuencias y evidencia de ello es que cientos de lanchas en el Puerto Pesquero Artesanal de Esmeraldas no han salido a alto mar desde que ocurrió la catástrofe para evitar esparcir la contaminación.

Son más de dos mil 300 pescadores que no han podido trabajar, ni siquiera los que se quedan al borde del muelle, pues ahí el riesgo de contaminación es aún mayor.

«Han dicho por ahí que el Gobierno va a dar unos kits de alimentos para los pescadores, pero no se ve nada. Y uno vive de esto. No es culpa de nosotros que se haya regado el petróleo», dijo uno de los pescadores al medio digital Primicias.

¿ACCIDENTE O SABOTAJE?

La ministra de Energía y Minas de Ecuador, Inés Manzano, afirmó que el derrame fue provocado por un sabotaje, un argumento cuestionado.

En entrevista al canal local Teleamazonas, la funcionaria señaló que en un primer momento vieron el deslizamiento de tierra y por eso se suponía que esa era la causa del problema, pero un informe del Centro de Inteligencia Estratégica (CIES) les indicó que era provocada.

Añadió que “el sabotaje no termina con el SOTE en Esmeraldas, la información que tenemos es que va hacia Papallacta”, donde se encuentran las fuentes de abastecimiento de agua potable de la ciudad de Quito.

La candidata presidencial Luisa González, de la Revolución Ciudadana, cuestionó la teoría del sabotaje planteada por el Gobierno, una excusa que, según recordó, ha sido utilizada ante cada crisis por la administración del presidente y aspirante a la reelección, Daniel Noboa.

«Ecuador necesita un gobierno de gente que trabaje, no un show de culpables imaginarios. Nunca es su culpa, nunca se responsabilizan, nunca se hacen cargo. ¡Qué vergüenza!», escribió González en su cuenta de X.

Como ella, otros políticos y ciudadanos en redes sociales criticaron la argumentación del Ejecutivo utilizada en otros casos, como la crisis energética y los apagones de abril de 2024.

Estamos ante un desastre que compromete la salud, el empleo y el derecho a una vida digna de millas de ecuatorianos, y la respuesta estatal sigue siendo insuficiente”, señaló la candidata.

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