LA PLATA, Argentina, el 11 de Mayo de 1946, murió en Argentina, Pedro Henríquez Ureña, quien había nacido en la ciudad de Santo Domingo, en el año 1884. Falleció al sufrir un paro cardíaco cuando viajaba en un tren que lo llevaría a la Universidad de La Plata, en Argentina.
Pedro Henríquez Ureña fue maestro de varias generaciones de intelectuales de México, Argentina y Cuba.
Era hijo del matrimonio de Francisco Henríquez y Carvajal y la poetisa Salomé Ureña.
De Henríquez Ureña, Joaquín Balaguer dice en su obra Historia de la Literatura Dominicana, que Pedro Henríquez Ureña es el único dominicano que ha poseído una cultura humanística de primera categoría. Después de haberse iniciado como poeta de escasa inspiración, se dedicó a la crítica literaria, campo en que dejó páginas magistrales como las del estudio de Juan Pérez de Alarcón y las del ensayo sobre el maestro Hernán Pérez de Oliva.
Balaguer anota que la ciencia de Pedro Henríquez Ureña fue, sobretodo, filológica y literaria, y su cultura se redujo, preferentemente, al teatro universal y a los clásicos ingleses y castellanos. Llegó en la prosa al grado máximo de perfección, a la sencillez casi absoluta, e hizo gala, en las obras de plenitud, de cierta sequedad calculada.
La extensa bibliografía de Pedro Henríquez Ureña comprende, además, de un gran número de estudios críticos que vieron por primera vez la luz pública en la Revista de Filología Española y en otras publicaciones extranjeras, los volúmenes Ensayos Críticos, Habana 1905, y Horas de Estudios, París, 1910, entre otros.
Entre las principales obras de Pedro Henríquez Ureña figuran El Español en Santo Domingo, La Cultura y las Letras Coloniales en Santo Domingo, Historia de la Cultura en la América Hispánica, Gastón Fernando Deligne, José Joaquín Pérez, Seis Ensayos en Busca de Nuestra Expresión, Gramática de la Lengua Castellana, escrita en colaboración con Amado Alonso, y Vida Intelectual en Santo Domingo.
El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal califica a Henríquez Ureña como un profeta de la Teología de la Liberación, pues pronosticó que el eje espiritual antes situado en Europa, pasaría a este lado del Atlántico, como lo demuestra la elección de un papa latinoamericano que está revolucionando no solo al Vaticano, sino también al mundo. Expresó su criterio en una conferencia magistral pronunciada tras recibir el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, entregado a él y al escritor uruguayo Eduardo Galeano, en el acto de inauguración de la XVII Feria Internacional del Libro 2014, en el Teatro Nacional.
Dijo que Henríquez Ureña aunque no conoció la Teología de la Liberación, le hubiera complacido mucho. “Le habría interesado la originalidad de nuestra América y su independencia cultural de Europa. Por primera vez en Latinoamérica se producía algo que no venía de afuera, sino que salía e influía a otras regiones como Europa, Asia, África y Oceanía”.
Recordó que Henríquez Ureña vivía en Argentina cuando expresó su optimismo “sobre esta futura patria de la justicia, pronosticando que el eje espiritual pasaría a este eje del atlántico”.
Expresó que Henríquez Ureña, “fue un prodigio de escritor que estudió incansablemente sobre América y enseñó sobre ella hasta su muerte. Fue un escritor muy comprometido con nuestros pueblos. Una magna patria unida y solidaria fue su utopía. Por eso, creo que por lo que más se le conoce es por su obra casi monumental, La Utopía de América, publicada en la colección Ayacucho de Venezuela”.