Opinión

La Reserva Federal de los Estados Unidos se caracteriza por ser un banco central hiperactivo. Por esto entendemos que las tasas de interés, a través de su política monetaria, son muy variables, pasando en poco tiempo de políticas monetarias restrictivas a laxas. Para ejemplos tenemos la gran expansión monetaria de finales de la década de los años los sesenta y después de la eliminación de la paridad con el oro en 1971, la de principios de los 2000 para atajar la crisis de las puntocom y la actual política expansiva para resolver los efectos negativos de la explosión de la burbuja de 2007 burbuja inmobiliaria y el colapso financiero de 2007-2009 y la subsiguiente crisis económica global.

Por el contrario, se recuerdan las subidas de las tasas de interés en 1980, para reducir los efectos que las políticas monetarias expansivas anteriores y los distintos shocks petroleros habían tenido sobre la inflación, y la de 2005-2007, que nuevamente pretendía atajar la inflación creada con la expansión monetaria inmediatamente anterior.

En el otro extremo tenemos al Banco Central Europeo. Al contrario que la Reserva Federal de EE.UU. tardó en bajar las tasas de interés en 2002, y tardó en bajarlas aún mas de nuevo en 2008 luego de la explosión de la crisis económica global de ese año. Además, su política monetaria es más modesta y conservadora en la actualidad. Pudiendo financiar gran parte de la recuperación y la crisis fiscal de los países del sur europeo con un masivo programa de compra de deuda pública –al igual que la FED- ha mantenido una ortodoxia que ha llevado a la casi deflación de las economías del sur, imponiendo un ajuste fiscal brutal y bajando considerablemente el nivel de vida de poblaciones enteras en Grecia, Italia, España, Portugal e Irlanda.

Ambas personalidades son herencia de sus respectivas experiencias y políticas. Por un lado, la República Federal Alemana (RFA) tiene muy presente los efectos de su inactividad allá por los años 1920-1930 bajo la llamada República de Weimar, que ayudaron a prolongar una depresión iniciada con las consecuencias económicas de las reparaciones de guerra impuestas a Alemania después de la I Guerra Mundial en la Conferencia de París y por el subsiguiente efecto de la Crisis de 1929 en un entorno hiperinflacionario. En cuanto el Banco Central Europeo (BCE) es heredero de la Bundesbank (Banco Central de Alemania), que a su vez tiene muy presente los episodios de hiperinflación (o deberíamos llamarlos ultra inflación) de 1922-1923. Mientras Alemania mira más al crecimiento y menos a la inflación, el BCE lo hace justo al revés, explicando de este modo sus diferentes posturas ante la crisis actual.

No obstante, como afirma el economista norteamericano Barry Eichengreen, las consecuencias de dichas actuaciones tienen sus reflejos contrarios en sus propias historias. Por un lado, la ultra actividad de la RFA está detrás de la burbuja de 1924-29 y 2002-2007. Por el otro lado, la inactividad del Bundesbank a partir de los 30 dotó de justificación a una política fiscal que cubriera las necesidades de políticas expansivas que Alemania necesitaba después del crack. Dicha política fue incluida en el programa político de Hitler.

En definitiva, los traumas históricos de las diferentes sociedades de las cuáles ambos bancos centrales son los actores principales de su política monetaria explican en parte sus actuaciones actuales. No obstante, no es difícil acudir a la misma historia para justificar que hechos igualmente relevantes de signo contrario también pudieron constituirse como experiencias a tener en cuenta en la actualidad.

La FED ha comprado bonos del tesoro federal o de instituciones financieras por unos 3.0 billones de dólares (tres millones de millones o trillones en inglés) en parte aprovechando el papel del dólar estadounidense en la economía internacional. Por su parte, la rigidez de la política monetaria de la BCE ha impedido mas flexibilidad a los gobiernos europeos mas afectados por la crisis y por tanto ha obligado a cargar la ausencia de flexibilidad monetaria en la parte fiscal, reduciendo programas sociales y gasto, y aumentando a la vez los impuestos a la población. En Europa de sur se verifica un verdadero proceso de destrucción de riquezas, de expulsión de recursos humanos, híper desempleo y achicamiento del tamaño de sus economías todo por complacer las políticas del BCE y de Alemania, no solo por su “trauma histórico” y la rigidez del Bundesbank, sino como una forma de consolidar su política interna de crecimiento a costa del resto de los países europeos.

En 2011 se cumplieron 40 años desde que se abandonó el patrón de oro para fijar el precio del Dólar.

Esta política monetaria consistía principalmente en referenciar el valor del dólar al precio del oro y viceversa. El tipo de cambio fijo funcionó durante el siglo XIX, pero se abolió a comienzos de la primera guerra mundial y se volvió a instaurar en 1944. Este último periodo duró hasta 1971 dando lugar desde ese año al sistema de flotación, que es el que se utiliza hoy en día.

El actual sistema permite una mayor libertad de actuación a los bancos centrales y dota de mayor liquidez al mercado, fomentando de esta manera el comercio internacional. En esta situación, las herramientas con las que cuentan los bancos centrales para controlar la inflación y el tipo cambiario, son las subidas o bajadas de las tasas de interés y la estrategia de “Quantitative Easing” (Expansión Cuantitativa), una política no muy común pero que en esta última década se ha puesto de moda por los bancos centrales.
Si nos centramos en el movimiento de las tasas de interés, el banco central puede actuar de la siguiente manera:

Subiendo las tasas de interés: Esta estrategia se utiliza para frenar la inflación, ya que una inflación elevada conlleva un empobrecimiento de la población vía alza de los precios de bienes de consumo y costes de producción, ya que con un mismo salario se podrían comprar menos productos al incrementarse su valor a unas tasas elevadas, disminuyendo con ello el poder adquisitivo de la moneda. La mayoría de los bancos centrales (BCE, FED, etc.) tienen fijado como objetivo de inflación una tasa del 2% y cuando se supera esa barrera, es cuando empiezan a utilizar medidas restrictivas, como son las subidas de interés.

El funcionamiento de esta política es el siguiente: con el incremento de las tasas de interés atraemos la inversión extranjera y fomentamos el ahorro domestico. Debido a esto se activan dos situaciones: una mayor atracción para el ahorro domestico frenando de esta manera el consumo y la subida de precios, y el consecuente incremento del valor de la divisa, originado por el aumento de la demanda externa sobre ésta, ya que los inversores se sienten atraídos por una mayor rentabilidad.

Bajando las tasas de interés: Esta estrategia se utiliza para el caso contrarío, en momentos como los que estamos viviendo, en los que la economía sufre riesgo de contraerse. Esta situación es indeseable debido a que en momentos de contracción económica existe un aumento del desempleo y con ello una disminución del consumo domestico. Así que bajando las tasas de interés oficiales se favorece a la concesión del crédito y se desincentiva el ahorro, provocando un aumento del consumo y un aumento del empleo. Como consecuencia de la huida de la inversión externa hacía otras divisas que ofrezcan un interés mayor, se dará lugar a una devaluación del precio de la divisa.

Quantitative Easing: Esta estrategia es la que están utilizando actualmente muchos bancos centrales. Ya que se utiliza en el caso de que no se puedan bajar aún más las tasas de interés como ha pasado en Japón, EEUU y Europa. Con ella se intenta dotar de liquidez al sistema financiero a través del descuento de sus activos financieros por parte de Banco Central. Su funcionamiento es el siguiente: los bancos acuden al banco central para obtener liquidez, para ello deben depositar otros activos como garantías. De esta manera, las entidades financieras se apalancan a una baja tasa de interés, suponiendo que esta liquidez servirá para invertirla en el mercado y reactivar nuevamente la economía. Pero como estamos viendo, esta liquidez se está utilizando para sanear los balances o invertir en otros activos con un riesgo de contrapartida más reducido que el que tiene la economía real o de las empresas y familias (Hipotecas, prestamos al consumo, producción, etc.).

Tabla Inflación
Tabla 1: Tasas de inflación y tipos de interés

Ahora comentamos las tres estrategias más comunes de los Bancos Centrales, vamos a seguir comentando la situación global en la que nos encontramos en las economías centrales y que afectan la periferia y los países emergentes.

En primer lugar, habrá que conocer la situación en la que se encuentran las principales economías.

Como se refleja en la tabla podemos ver que las economías mas importantes de G-20, excepto Japón, tienen una tasa de inflación por encima del 2%. Según el compromiso de los bancos centrales de mantener la inflación por debajo de esta tasa, deberíamos experimentar una subida en los tipos de interés, pero como podemos comprobar eso no está siendo así en las economías de occidente. Aunque en los países del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y Australia, cuyas tasas de crecimiento son superiores al 5%, vemos que las tasas de interés si están muy por encima del resto.

Pero para fines de este articulo nos vamos a centrar en las tasas inflacionarias europeas, que son del 3% para el conjunto de la Unión Europea (2,5% en Alemania, 2,3% en Francia y 3% en España.) Como podemos ver en las siguientes gráficas sobre la inflación de Alemania y la Zona Euro de los últimos 9 años, la inflación Alemania no ha llegado al objetivo de 2% en la mayor parte del periodo. Pero en la gráfica de la inflación conjunta de la zona euro, se refleja que en la mayor parte del periodo, el Banco Central Europeo ha podido controlar la tasa de inflación alrededor del 2% cumpliendo de esta manera su principal objetivo.
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Gráfico 1: Evolución de la tasa de inflación de Alemania

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Gráfico 2: Evolución de la tasa de inflación en la zona Euro

Con datos como estos no podemos esperar que el Banco Central Europeo, acorde a su objetivo principal de estabilidad de precios, pueda abrir el grifo de liquidez y rebajar aún más los tipos de interés. Sin embargo, esa rigidez de objetivo, de no tomar en cuenta el crecimiento económico y el desempleo, es la razón principal por la que las economías europeas mas debiles, estan siendo hundidas por Alemania, el BCE y la Comisión Europea, con la ayuda del FMI –la tristemente llamada Troika- en un desempleo y una cuasi deflación que tiene enterradas esas economías sin perspectivas cercanas de recuperación de los niveles anteriores pre-crisis.

Sin embargo, como estamos viendo en estos últimos meses debido a los problemas de deuda que nos afectan a algunos países de la Unión Europea, las tasas de interés a los que se financian los gobiernos están muy por encima de la tasa oficial del BCE o del Tesoro alemán. Esto hace que las compañías y familias se tengan que financiar muy por encima incluso de los intereses del Estado, porque supuestamente el Estado es la contrapartida con menos riesgo dentro de su territorio y a partir de él se encuentran las empresas y familias. Debido a esto, los spreads de riesgo a los que se financia la economía real (empresas y familias) están disparados, por lo que el crédito no fluye como debería de fluir. Consecuentemente corremos el riesgo de que a pesar de que tengamos inflación, ésta no afecte al crecimiento económico porque se trate de una inflación de costos. Si esto es así, veríamos un agravamiento de la economía porque se incrementarían los costos de producción debido a la inflación y al mismo tiempo los costos de financiación debido al riesgo país.

A parte de todo esto, tenemos que tener en cuenta que el mercado de crédito está cerrado debido a los problemas del déficit y si esto sigue así prolongadamente el costo de la deuda resultaría insostenible.

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