Daris Javier Cuevas

La historia de los bancos centrales está vinculada a la historia del curso de la economía y de la emisión monetaria, así como con los orígenes de la banca privada y a la presencia de crisis bancarias que impactaron en la economía. Pero si se toma en consideración el rol de prestamista de última instancia y el monopolio de la emisión de billetes moneda, entonces hay que concluir que lo que se conoce como banco central se ubica en 1668 cuando en Suecia aparece el primer banco central con facultad de emisión de billetes y asistir con liquidez a los bancos comerciales de la época. Sin perjuicio de resaltar que ya en 1656 se creó el banco de Estocolmo que puso en circulación billetes, pero con ciertas limitaciones.
La institucionalidad de banco central quedó establecida con la creación del Banco Central de Inglaterra en 1694 por la capacidad de emisión de billetes y monedas con autorización y jerarquía constitucional, convirtiéndose en el modelo de los bancos centrales que posteriormente surgieron en el mundo. Este esquema de banco central provocó que EE.UU, para 1791, creara el Bank of United States cuya duración fue de 20 años, al igual que una segunda creación de banca central en 1816, fracasos que auspiciaron una larga etapa de inestabilidad financiera, siendo el único país que la historia financiera registra en crear dos veces una entidad emisora.
Con 40 años de fracasos por instaurar un banco central estable y la presencia de quiebras bancarias masivas fueron suficientes para que las cabezas pensantes de la época concibieran la creación de un tercer intento de una entidad de esa naturaleza en USA como mecanismo de frenar el colapso financiero y económico que estremecía el marco institucional de ese país. En adición, estaban las contradicciones políticas por definir cómo funcionaria un banco central, la hostilidad de la banca privada que se oponía radicalmente a su existencia y la desconfianza reinante en el público hacia los intereses monetarios.
El entendimiento político sobre la base de evitar una centralización fue lo que permitió que en 1913 se lograra la creación del Banco Central de EEUU denominado Reserva Federal (Fed), el cual fue posible porque se estructuró un sistema funcional distribuidos en 12 distritos de la Reserva Federal como una forma de que cada distrito esté representado, y una sede en Washington. Aunque estos bancos regionales tienen como funciones principales la compensación de cheques y supervisar las actividades bancarias y financieras local.
En 100 años de existencia, en 35 de los cuales el Fed ha sido presidido por tres personas de gran influencia, como ha sido Paul Volcker, Alan Greenspan y Ben Bernanke. Pues este último ha publicado un libro titulado “Mis años en la Reserva Federal” y en el cual reitera algo trascendental en relación al rol de los bancos centrales; por un lado, la estabilidad financiera y, por el otro, la estabilidad económica. Para la estabilidad financiera entiende que “la principal herramienta de que disponen los bancos centrales es la capacidad de actuar como prestamista de última instancia, proporcionando liquidez a corto plazo a las instituciones financieras, supliendo la financiación”, y mitigando los pánicos bancarios.
En relación a la estabilidad económica considera que “la principal herramienta es la política monetaria; en épocas normales, supone ajustar los tipos de interés a corto plazo”. Para ambos casos considera al banco central capaz de enfrentar la solución de cualquier eventualidad de crisis e impulsar el crecimiento, siempre y cuando se ejecuten estas dos herramientas. Pues como se sabe el banco central tiene como responsabilidad principal elaborar la política monetaria, lo que se interpreta como tomar decisiones sobre la oferta monetaria, aunque esta no se controla de manera directa sino indirecta mediante el uso de los instrumentos monetarios como es el encaje legal, la ventanilla de descuentos y de las operaciones de mercado abierto. Pero esta última cada vez tiene mayor utilidad ya que desde inicio de 1990 los bancos centrales han abandonado elaborar la política monetaria sustentada en el crecimiento de la cantidad nominal de dinero, migrando hacia una política monetaria basada en metas de inflación.
Al referirse a la crisis financiera 2008-2009, Bernanke sostiene que fue un momento difícil que puso en riesgo todo el sistema financiero mundial porque “la quiebra de AIG habría supuesto el final, ya que interactuaba con muchas entidades diferentes y estaba conectada con los sistemas financieros de USA y Europa”. La intervención de la Fed en este caso y la absorción de de Bear Stearns por JPMorgan, solo fueron posibles “en gran medida por desempeñar el papel histórico de los bancos centrales, esto es, actuar como prestamista de última instancia para mitigar el pánico”. Pues esta es la manguera de que disponen los bancos centrales para apagar el incendio de la crisis financiera.