Opinión

Aunque no existe un modelo estándar para resolución de crisis bancaria, el libro de Ben Bernanke, donde cuenta sus años en el banco central de EEUU, es una especie de manual que los gobernadores de los bancos centrales y los supervisores bancarios del mundo deben consultar a diario antes de iniciar sus tareas como mecanismos de prevención y resolución de eventuales crisis bancarias.

En el citado libro, el profesor Bernanke confiesa que la crisis del 2007-2009 fue una situación que pudo haber provocado el colapso del sistema financiero mundial y que la integridad y la confianza de este estuvieron en juego ya que “en diciembre del 2008 la política monetaria estaba agotada”. Pero lo peor es que la economía necesitaba mayor apoyo en virtud de que “en el 2009 la economía seguía contrayéndose”. Es por tanto, el haber relajado la política monetaria lo que condujo a detener la prolongación una recesión que empezó en diciembre de 2007 y finalizó en junio de 2009, por lo que se trató de una recesión larga con efectos nocivos al pasar del sector inmobiliario al sector financiero y de este a la economía real.

La crisis financiera de USA “sacó a la luz muchos puntos débiles de nuestro sistema reglamentario”, confesando así que la mayor expresión de esto se verificó con las quiebras de Lehman Brothers y la aseguradora AIG, dado que “no había nadie que supervisase todo el sistema, nadie que lo examinase en su totalidad para detectar riesgos y amenazas a la estabilidad financiera”. Esto es lo que ha provocado que haya una mayor regulación en los mercados financieros, sin embargo, Bernanke sostiene que “las crisis siempre nos acompañarán” y que “periódicamente se crearán burbujas u otras situaciones de inestabilidad en el sistema financiero”.

La conclusión a la que llega Bernanke, post crisis financiera, es que existen reales y potenciales perjuicios en la economía mundial, por lo que llama a los bancos centrales y a los supervisores del mundo a trabajar en la prevención de una posible crisis creando equipos técnicos capaces de desactivar las amenazas que asechan al sistema financiero, haciendo que este sea más sólido y observando la conducta de los mercados financieros, en particular el mercado de derivados ya que en este se incuban los mayores riesgos.

Como se sabe un derivado es un instrumento financiero cuyo valor depende de otra variable subyacente. Entre los activos subyacentes están las mercancías commoditties como los metales, energéticos y agrícolas; por el otro lado, están los activos financieros como los bonos y las acciones, activos estos que tienen una alta vocación especulativas, y en sentido general, son operaciones que carecen de regulación ni se les exige niveles de solvencia.

Los mercados financieros están invadidos de las operaciones de derivados cuyo peso específico se expresa en el hecho de que las mismas se realizan por el orden de la temible suma de 700 billones de dólares anual, lo que es equivalente a 10 veces el PIB mundial, lo que nos da una idea del impacto en el mercado financiero global. Siendo los derivados Credit Default Swap, CDS, los de mayores negociaciones tal como ocurrió en el 2013 donde se realizaron operaciones por un monto de 22.5 billones de dólares. Normalmente los CDS es donde se refugian los denominados fondos buitres, persiguen a los países que entran en una situación de impago de su deuda soberana y donde estos se sienten atraídos por el oxígeno momentáneo frente a sus acreedores, sin medir los riesgos inherentes que esto contrae.

En efecto, Argentina está atravesando por una situación difícil originada en el fondeo a través de los productos derivados CDS, fruto de que al ese país reestructurar el 92.4% de sus deudas con sus acreedores sobre la base de estos instrumentos financieros, los cuales facilitó que los fondos buitres compraran deuda por el orden de US$325 millones y al entrar en una situación de impago por 7 años, esto ha generado intereses acumulados ascendente a US$3,250 millones, equivalente a un 1000%, pero ahora los acreedores reclaman la totalidad del pago sustentado en una ganancia de causa en una corte de NY.

Estos son los riesgos que observa Bernanke a lo que están expuestos los países ante la presencia de estos mercados de alta vocación especulativa. Pero si a esto le agregamos que el patrón de crecimiento global presenta señales de permanecer desequilibrado, que algunas multinacionales importante que habían deslocalizado su producción en diferentes países están cerrando las fábricas para volver a producir en su país de origen, fruto del incremento de costos y el desempleo en los mismos, entonces, se refuerzan las incertidumbres sobre el comportamiento de la economía mundial en tiempos de globalización.

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