Opinión

El Ministro de Agricultura, nuestro amigo Ángel Estévez, con quien tuve la oportunidad de trabajar durante más de cinco años en el Directorio Ejecutivo del Banco Agrícola, ha manifestado su interés en rescatar la extensión agropecuaria, para transferir tecnología a los productores, incrementar la productividad y hacer más rentable y competitiva nuestra agricultura.

Loable aptitud, pero hay que saber que establecer un buen sistema de asistencia técnica siempre ha sido un propósito no alcanzado de casi todos los gobiernos, y que excepto parcialmente en los años 60’S y 70’S del siglo pasado, cuando había cierta mística profesional y laboral en las primeras generaciones de profesionales agrícolas enviadas al campo, la extensión agropecuaria ha sido prácticamente una quimera. Y sin embargo, la asistencia técnica por parte del Estado a los pequeños y medianos productores más que necesaria, es indispensable.

Los dos primeros problemas que se presentan ante la noble intención del Ministro, aunque no sean los más importantes, son, por un lado, el tiempo que tiene disponible, y por otro, los recursos necesarios para desmontar una vieja y anquilosada estructura de extensión y establecer otra que funcione. El horizonte del Ministro en el puesto es de apenas dos años, debido al cambio de gobierno en el 2016, tiempo suficiente para iniciar pero no para terminar un proyecto de esa envergadura, que requiere pensionar el cuerpo viejo, re-entrenar los que queden y contratar personal nuevo que ni siquiera sabemos si existe por el colapso de las escuelas y facultades de agronomía.

Si yo fuera el Ministro de Agricultura trataría de hacer lo mismo, pero daría tres pasos previos: primero, trataría de que el proyecto fuera asumido por el sector, es decir, que los productores del campo lo sientan como su necesidad; segundo, le pediría al propio Presidente de la República que lo haga aprobar en el seno del Comité Político del PLD como un proyecto del Partido y no solo del Gobierno, de manera que quien siga por el PLD en el 2016 le de continuidad; y tercero, cambiaría radicalmente la visión del modo como se hace extensión agrícola en nuestro país, porque en gran medida el problema es el método.

El sistema basado en dotar a los agrónomos de motocicletas y asignarles una zona de trabajo con responsabilidad difusa, sencillamente es infuncional. Tan difusa fue durante décadas esa responsabilidad, que el llamado informe mensual de actividades que rendía el técnico de área y que nutría las estadísticas del Departamento de Economía Agropecuaria, terminó elaborándose en gabinete, “televisado” se decía, y no levantado objetivamente en el campo. Un técnico se desplaza por su zona de trabajo, si aparece combustible, pero carece de un plan y no sabe a quién, cuándo ni qué asistencia debe dar. Por su parte, el agricultor no conoce al técnico, y por supuesto, no confía en él.

En el mejor ánimo de colaboración, me permito proponerle al Ministro de Agricultura un sistema de extensión con participación y responsabilidad compartida en un primer nivel, asistencia especializada en un segundo nivel y servicio gratuito de laboratorio en un tercer nivel.

En primer término, para recibir asistencia técnica directa el beneficiario, deberá pertenecer a una asociación de productores, ya que es con la asociación de agricultores o ganaderos que el Ministerio firmaría un contrato de asistencia técnica, mediante el cual le asigna a dicha organización un técnico con conocimientos probados en las principales actividades productivas que ésta lleva a cabo; el Ministerio le entrega también un vehículo (camioneta o motocicleta) a la asociación de productores, para uso exclusivo del técnico asignado en las actividades de la Asociación; el Ministerio diseña y pone en práctica un sistema de evaluación periódica de desempeño de los técnicos participantes; la asociación de productores elabora, junto al técnico asignado, el plan de trabajo anual; la asociación de productores se compromete a enviar mensualmente al Ministerio, en un formulario prediseñado para los fines, un informe evaluativo del desempeño del técnico; los incentivos económicos y de cualquier otra naturaleza en beneficio de los extensionistas, estarán vinculados al resultado de la asistencia técnica, verificado en las evaluaciones; y la asociación de productores se compromete a cubrir el combustible y el mantenimiento del vehículo asignado; entre otras responsabilidades asumidas por las partes.

En segundo término, el Ministerio instala centros regionales de asistencia técnica especializada, donde serán referidos los problemas no resueltos por los técnicos asignados a las asociaciones; un equipo de especialista evaluará el problema en gabinete y si necesario, hará la visita de campo correspondiente, estableciendo el diagnóstico en tiempo prudente;

Finalmente, en tercer término, el Ministerio instalará y operará servicios gratuitos de laboratorios regionales y un gran laboratorio nacional al servicio del sistema de extensión, donde serán enviados los materiales que requieran análisis y estudios especializados para identificar carencias y enfermedades.

La metodología propuesta coloca en un plano muy profesional la asistencia técnica, se conocen claramente los niveles de responsabilidad de las partes, cada quien sabe lo que tiene que hacer, la gestión es medible en todas sus etapas y se reduce el costo por número de productores atendidos. Además, entre otros beneficios, se puede ir ejecutando por parte, primero en una región, luego en otra.

últimas Noticias
Noticias Relacionadas