Opinión

La caída de la popularidad del Presidente Barack Obama y su gobierno ha alentado a la facción ultraconservadora del opositor Partido Republicano a proponer el enjuiciamiento político del primer mandatario de Estados Unidos de Norteamérica.

Sarah Palin, excandidata vicepresidencial republicana y estrella del Tea Party, y John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, son los voceros de un movimiento que busca procesar a Obama acusándolo de incurrir en abuso de autoridad.

El presidente de los congresistas estadounidenses acusa a Obama de introducir cambios en la ley de reforma sanitaria sin la autorización del órgano legislativo.

Esta acusación formal podría conducir al desalojo de Barak Obama de la presidencia del país más poderoso del mundo, a través del mecanismo de la destitución, que sólo puede hacerlo el congreso bicameral norteamericano, facultado para enjuiciar políticamente a sus funcionarios.

A lo largo de su historia, el Congreso norteamericano ha sometido a juicio político a varios presidentes de esa nación. El primer ocupante de la Oficina Oval procesado fue Andrew Johnson, sucesor de Abraham Lincoln, en 1868. Se le acusó de conducta tachable. Evitó su destitución por una cerrada votación en el Senado que decidió dejarlo en el cargo por un voto de diferencia.

El presidente republicano Richard Nixon no corrió la misma suerte de Johnson. Optó por presentar su dimisión para evitar que el Senado lo destituyera por estar involucrado en el escándalo de espionaje telefónico contra el Partido Demócrata, denominado Watergate. La Cámara de Representantes aprobó acusarlo por abuso de poder, con lo cual dejaba al poderoso Senado iniciar un proceso de impeachment o juicio político.

El popular presidente Bill Clinton evitó su destitución en septiembre de 1998, luego de destaparse su escandalosa relación sexual con la becaria Mónica Lewimsky. Fue acusado por la Cámara de Representantes de perjurio y obstrucción de la justicia.

En 2006 los demócratas diseñaron una campaña para hacerle un juicio político a George W. Bush, pero se quedó en el intento. No progresó, se disolvió en el tiempo.

En América Latina los casos más sonados de mandatarios que han sido procesados por los congresos de sus países son los de Carlos Andrés Pérez, quien tuvo que separarse de la presidencia de Venezuela, luego de que el Senado autorizara un antejuicio el 21 de mayo de 1992; el coronel Lucio Gutiérrez, fue destituido de la presidencia de Ecuador, acusado de haber atentado contra la seguridad del Estado; Abdalá Bucarán fue destituido de su puesto de primer mandatario de Ecuador bajo la acusación de incapacidad mental para gobernar. El cura Fernando Lugo perdió su cargo de presidente de Paraguay, luego de que fuera procesado por el congreso unicameral de su país.

El juicio político es uno de los instrumentos con que están investidos los parlamentos o congresos para procesar y sancionar a los funcionarios de alto rango en casos específicos de infracción de la constitución en la que, en principio, no interviene el Poder Judicial.

El control parlamentario opera como un instrumento consagrado constitucionalmente mediante el cual la población, indirectamente, le sirve para criticar y vigilar el mantenimiento de la democracia.

La posibilidad de que Barack Obama sea enjuiciado por el Congreso dependerá del comportamiento de su popularidad, porque si logra revertir la tendencia a la baja los republicanos perderían fuerza en su intención de procesarlo por desalojarlo de la Casa Blanca.

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