Hablan los hechos

Siendo un estado sureño de la Republica Federal de Brasil, con unos 199,307 km cuadrados y 10 millones de habitantes, Paraná es casi cuatro veces y medio el tamaño de la República Dominicana, con la misma densidad poblacional. De tierras fértiles y una gran cantidad de recursos hídricos, en ella se encuentra una de las más grandes hidroeléctricas del mundo, Itaipú Binacional.

Dicho proyecto hidroeléctrico no es tan solo una de las grandes maravillas de la ingeniería a logros de la humanidad, sino que también es una obra de diplomacia mundial, ya que permitió que dos países (Brasil y Paraguay) lograran un acuerdo de cooperación que permitió su construcción y aprovechamiento. Hoy día, Itaipú Binacional suple, entre otras cosas que describiremos más adelante, el 20% de la energía de Brasil y el 80% de Paraguay.

El proyecto de Itaipú Binacional no se limitó en su concepción a generar y vender electricidad, sino que tuvo la visión de entender la importancia de preservar su materia prima, el agua, y de esta forma crear herramientas para garantizar este recurso, ponerlo al servicio de la genta y asegurar la permanencia de producción eléctrica a las futuras generación.

De esta manera, el proyecto Itaipu Binacional formuló el proyecto Cultivando Agua Boa (Cultivando Agua Buena), el cual supo, a través de la integración de los moradores de la cuenca y las microcuencas que alimentan la presa, elaborar proyectos de producción sostenibles, que han logrado que los ciudadanos generen recursos, protejan el medio ambiente y sean promotores a tiempo completo de las practicas de sostenibilidad.

Partiendo de las cuencas con división territorial y los seres humanos como elemento principal, Itaipú Binacional diseñó diferentes proyectos de producción sostenible, que integran a los ciudadanos y a las labores que les generan sustento dentro de un sistema que garantiza la preservación de los recursos naturales.

Producción de biogás a partir de los desechos sólidos biodegradables; practicas de conservación de suelos; reciclaje de plásticos; producción, secado y extracción de esencias de plantas medicinales; transformación de productos agrícolas para generar valor añadido; producción de peces; gasoductos para biogás; secado de productos agrícolas con sistemas solares o movidos por metano, y varios proyectos más, forman parte del programa Cultivando Agua Buena.

Uno de los grandes logros de este programa ha sido la inmensa cantidad de tierra que ha sido sometida a prácticas de conservación de suelo. A partir del trazado de curvas de niveles se elevan porciones de tierra o muros que impiden que las aguas provenientes de las lluvias o el viento arrastren los suelos, permitiendo que las tierras conserven sus propiedades físicas, químicas y microbiológicas. Esta práctica, además de la alternación de los cultivos y la eliminación del arado, permite que los suelos mantengan su productividad y evitan la desertificación.

Por la forma en que Cultivando Agua Buena ha logrado, con lo integración al programa del factor humano y ciudadano, desarrollar métodos de producción sostenible, manteniendo el interés de los habitantes por el medio ambiente y, aun así, seguir siendo altamente productivo, es que entendemos que el estado de Paraná es la capital ambiental de Brasil.

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