Opinión

Como hemos dicho en otras ocasiones, la tecnología impacta todos los aspectos de la vida como la conocemos hoy. Pero una parte donde ha sido aprovechada tímidamente es en las políticas sociales, donde hasta hace poco habíamos fallado en usar la tecnología como un aliado en la lucha contra la pobreza.

Quizás el instrumento más importante que aprovecha la tecnología para este fin es la base de datos que sustenta los programas sociales y que es manejada por el Sistema Único de Beneficiarios. Desde el Estudio Socioeconómico de Hogares del año 2011, se están utilizado dispositivos de captación electrónica de datos, que luego se convierten en una radiografía de la pobreza en el país; instrumento con el cual se determina el nivel de pobreza en el país. Es un ejemplo de lo que ahora se llama “big data”, elemento esencial en todos los países para la toma de decisiones.

El “big data” existe por la posibilidad tecnológica de almacenar una cantidad virtualmente ilimitada de datos, y a la vez poder manejarlos y crear modelos y escenarios para la toma de grandes decisiones.

Por otro lado, las preocupaciones globales en cuanto a los retos de desigualdad social que enfrenta el mundo, así como el cambio climático y los problemas que enfrenta el medio ambiente; las enfermedades que recientemente están amenazando la salud mundial, y otras razones más, han llevado a que surja lo que podríamos llamar el enfoque social de la tecnología.

Facebook, por ejemplo, ha desarrollado aplicaciones que complementan su servicio de red social, que permiten que una persona, ante una catástrofe natural, pueda informar sobre su condición a familiares y relacionados. Imaginen que gobiernos de países donde ocurren terremotos o huracanes (como el nuestro), puedan utilizar esta herramienta para determinar las condiciones de sus ciudadanos ante un desastre natural.

Igual ha hecho esta empresa con sus iniciativas de Internet.org, que está enfocado en proveer servicio de internet a comunidades apartadas en todo el planeta, tal y como hemos hecho desde nuestro Gobierno con los Centros Tecnológicos Comunitarios.

Lo mismo podemos ver en iniciativas que han desarrollado Google, Microsoft Samsung, Apple, y otras empresas del sector de la tecnología.

Ahora estamos impulsando el uso de la tecnología para la solución de problemas sociales, con un concepto que hemos llamado “hackatón para el desarrollo”, donde jóvenes de distintas clases sociales se reúnen por 54 horas seguidas – todo un maratón – con el objetivo de desarrollar aplicaciones tecnológicas enfocadas a solucionar problemas sociales.

Es un innovador modelo de desarrollo tecnológico que, a la vez que permite solucionar un problema social que enfrenta el país, genera en los jóvenes la chispa emprendedora para aprovechar el mercado de las “app”, que mundialmente genera ventas por alrededor de 25 billones de dólares.

Lo mismo debe suceder con el desarrollo de equipos tecnológicos para atender problemas de salud colectiva o de educación, como por ejemplo el uso de “drones” para llevar alimentos y fármacos a comunidades incomunicadas por algún desastre natural. La disminución en los costos de estos equipos permitiría a los gobiernos tener respuestas más efectivas a estas lamentables situaciones.

Som Mittal, presidente de Nasscom, principal organismo de comercio en Tecnologías de la Información en la India, afirmó que “hoy la tecnología está envolviendo nuestras vidas y gran parte de la población en el mundo no tiene acceso a salud o educación, y ahí las tecnologías de la información pueden hacer la diferencia”.

Enfocar nuestros esfuerzos de desarrollo de la tecnología hacia la solución de problemas sociales, resulta ser una oportunidad para introducirnos al mercado global de la venta de tecnología.

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