Opinión

Con la publicación de El Gran Cambio, el destacado historiador nacional, Frank Moya Pons, logró asestar un golpe fulminante al tradicional pesimismo de una parte de la élite intelectual dominicana, e introducir un nuevo paradigma en la interpretación histórica nacional sobre cambio, progreso y transformación.

Pero si bien Moya Pons realizó su análisis sobre un período de cincuenta años, desde 1963 al 2013, lo cierto es que ese proceso se aceleró, de manera significativa, en los ocho años que transcurrieron entre el 2004 y el 2012.

En efecto, para el 2004, el Producto Interno Bruto, esto es, la capacidad de generación de riquezas del país durante un año, fue de cerca de 20 mil millones de dólares. Para el 2012, fue, en cambio, de 60 mil millones de dólares.

Eso equivale a decir que durante ocho años, la República Dominicana triplicó su capacidad de generación de riquezas, lo que constituye un hecho histórico sin precedentes en la vida nacional.

Más aún, para llegar a la cifra de 20 mil millones de dólares, al país le tomó, desde la fundación de la República, en 1844, hasta el 2004, esto es, ciento sesenta y ocho años. Sin embargo, en tan sólo ocho años la pudo triplicar.

Eso demuestra, evidentemente, que el proceso de cambios que ha experimentado la nación en las últimas décadas se aceleró de manera dramática durante el período indicado.

No obstante, hay quienes, a pesar de la evidencia irrefutable del crecimiento alcanzado, procuran apocarlo alegando factores como el de fluctuaciones de precios, aumento de la población y valoración de la producción de bienes y servicios de nuestro país en dólares internacionales.

En esa argumentación se parte de la premisa de que el Producto Interno Bruto se mide en pesos dominicanos, y que para hacer comparaciones en el tiempo, como la que hacemos, hay que medirlo en términos reales, no nominales.

La realidad del crecimiento

No obstante la jerga de los economistas, en lo que atañe al presunto aumento del crecimiento económico por las fluctuaciones de precios, el Banco Mundial, al hacer los ajustes de lugar, mediante la utilización del concepto de Ingreso Nacional Bruto, estima que durante la época señalada (2004-2012), la actividad económica en la República Dominicana se multiplicó 2.66 veces.

Pero ese crecimiento, tampoco, como se ha argumentado, ha sido incrementado por el aumento de la población dominicana. Según los datos publicados por el mismo Banco Mundial, la población en el 2004 ascendía a 9.2 millones de personas. En el 2012 era de 10.3 millones de habitantes. Ese aumento de 1.1 millones de personas reflejó un incremento proporcional en el crecimiento económico de 1.12 veces.

Ahora bien, si se hacen los cálculos del Ingreso Nacional Bruto per cápita, se obtiene que en el 2012 dicho ingreso per cápita fue de 5 mil 757 dólares, mientras que en el 2004 fue de 2 mil 419 dólares. Eso significa que en la República Dominicana el ingreso per cápita creció 2.38 veces durante el período analizado.

Por otra parte, si se valora la producción de bienes y servicios de nuestro país en dólares internacionales, esto es, en términos de poder de paridad de compra, tal como lo hace el Banco Mundial, se determina que el valor de dicha producción ascendió a 117 mil 337 millones de dólares en el 2012, es decir, 1.56 veces más que en el 2004.

Finalmente, si se toman los datos de las Naciones Unidas empleados para la elaboración del Índice de Desarrollo Humano, se obtiene que en el 2012 el per cápita alcanzó los 11 mil 190 dólares, mientras que en el 2004 fue de 6 mil 460 dólares, para un crecimiento de 1.73 veces.

En resumen, en todas las mediciones de la actividad económica que se utilizan a nivel mundial, se pone de relieve que la República Dominicana creció, de manera impresionante, durante el período 2004-2012.

Como se ha visto, la producción interna, en dólares corrientes, creció tres veces. El ingreso nacional, al ajustarse por fluctuaciones de precios, fue superior en 2.66 veces. Al ajustarse por crecimiento de la población, superó en 2.38 veces el valor del 2004; y al medirse en dólares internacionales, fue 1.73 veces mayor al de ocho años atrás.

En fin, en cualquier moneda que se decida emplear, se podrá determinar la aceleración del crecimiento que tuvo la economía dominicana durante el período 2004-2012. Si se aplica la tasa de cambio de pesos dominicanos por el yen japonés, el ingreso nacional fue 1.8 veces mayor. Si se hace en euros, fue 2.4 veces mayor. Si en dólar estadounidense, 2.6 veces más; y si en libras esterlinas, 2.8 veces.

En otras palabras, como quiera que se mida, en cualquier tipo de moneda, utilizando cualquier método, lo que aconteció en nuestro país durante el período 2004-2012, a pesar de la crisis financiera doméstica heredada y de la crisis económica mundial, fue sencillamente espectacular, contribuyendo a acelerar eso que Frank Moya Pons, de manera acertada, denominó El Gran Cambio.

La realidad del cambio

Resulta evidente que si la capacidad de generación de riquezas del país se incrementó de manera tan significativa en tan corto período de tiempo, como hemos señalado, esta debió haberse reflejado en las distintas actividades económicas que se realizan en todo el ámbito del territorio nacional.

Y en efecto, así fue. Eso puede observarse, por ejemplo, con las ventas hechas por las cadenas de los supermercados del país. En el 2004, esos negocios tuvieron ventas equivalentes a más de 20 mil 824 millones de pesos. En el 2012, mayores a los 42 mil millones de dólares, para un aumento superior al 100 por ciento.

En el 2004 se vendieron electrodomésticos por casi 7 mil millones de pesos, mientras que en el 2012 alcanzaron cifras por encima de 25 mil millones de pesos, para un incremento superior al 250 por ciento.

En el caso de las medianas y pequeñas empresas, en el 2004 sus ventas totales fueron de casi 108 mil millones de pesos, al tiempo que para el 2012 fueron de más de 380 mil millones, para un aumento, también, por encima del 250 por ciento.

En el sector de servicios, la situación fue explosiva. De ventas por un valor mayor a los 4 mil millones de pesos en el 2004, se produjo un salto por encima de 56 mil millones de pesos en el 2012, para una diferencia mayor al mil por ciento.

Los activos totales del sistema financiero dominicano se encontraban en 365 mil millones de pesos en el 2004. Para el 2012 habían ascendido por encima de 900 mil millones de pesos, para un incremento por encima de 500 mil millones de pesos.

En el 2004, la cartera de crédito del sistema financiero era de tan sólo 176 mil millones de pesos. En el 2012, más de 500 mil millones de pesos, tres veces más que en los ocho años anteriores.

El patrimonio neto del sistema financiero, que en el 2004 era de 45 mil millones de pesos, se colocó por encima de los 100 mil millones de pesos, para un aumento superior al 100 por ciento.

En el 2004, las reservas internacionales netas fueron de 352 millones de dólares. Ocho años más tarde, esas reservas eran diez veces más, cerca de 4 mil millones de dólares.

En el 2004 el peso dominicano perdió más del 70 por ciento de su valor frente al dólar. La tasa de cambio llegó a estar a más de 55 pesos con respecto a la moneda estadounidense. Sin embargo, en el período de referencia, la moneda nacional llegó a fortalecerse en más de un 40 por ciento.

Para el 2004 el crédito internacional estaba cerrado, debido a los atrasos acumulados en el cumplimiento de nuestras obligaciones financieras. La deuda dominicana fue calificada como basura y rebajada por las agencias calificadoras de riesgo a la categoría de CCC.

En el período 2000-2004, el crecimiento promedio anual de la economía nacional fue escasamente de 2.2 por ciento. Durante los años 2004-2012, de cerca de un 7 por ciento.

Por eso decimos que ese período de ocho años contribuyó a acelerar el cambio que vivía la República Dominicana desde de la muerte de Trujillo, progreso que impactó a diversos sectores de la economía nacional y que continúa hoy bajo otra administración del Partido de la Liberación Dominicana.

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