Renos Vakis, Jamele Rigolini y Leonardo Lucchetti han escrito un informe patrocinado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y el Banco Mundial, titulado “Los olvidados, pobreza crónica en América Latina y El Caribe”, el cual resulta un interesante aporte al debate del combate a la pobreza en nuestra región.
En el mismo se evalúan cinco hechos que alimentan la hipótesis de la existencia de la pobreza crónica en nuestra región: 1) Uno de cada cinco latinoamericanos vive en situación de pobreza crónica; 2) La pobreza crónica tiende a concentrarse geográficamente; 3) La pobreza crónica es un problema que afecta al medio urbano tanto como al rural; 4) El crecimiento económico no ha sido suficiente para sacar a los pobres crónicos de la pobreza y; 5) Los pobres crónicos tienen oportunidades de ingresos limitadas.
Lo que estos destacados investigadores han analizado no es más que la consecuencia de los altos niveles de desigualdad social que imperan en la región de Latinoamérica.
Es evidente que el gran progreso económico que ha experimentado la región no ha sido suficiente para erradicar la pobreza y que lo que se conoce como “trickle down economy”, fruto del consenso de Washington, no ha dado los resultados esperados en la disminución de la pobreza y la desigualdad.
El informe en cuestión lo plantea de la siguiente manera: “Probablemente el crecimiento económico por sí solo ya no es suficiente para sacar a los pobres crónicos de la pobreza, pero otras políticas sí pueden hacerlo.”
Por eso hemos planteado anteriormente que la pobreza no sólo se puede medir y combatir en términos monetarios; se debe combatir la pobreza desde un enfoque multidimensional, que analice todos los aspectos que inciden en ella.
Lo interesante del informe sobre pobreza crónica es que parte de una “estrecha interacción” de los conceptos de “trampas de la pobreza”, es decir, de los factores que contribuyen a la perpetuación generacional de la pobreza, con los conceptos del enfoque de capacidades del profesor Amartya Sen; que plantea el bienestar humano como el desarrollo de las capacidades de las personas, planteamiento que ha inspirado la medición multidimensional de la pobreza, y que estamos introduciendo en la República Dominicana como pioneros en América Latina, después de la hermana República de Colombia.
Por igual, otro aspecto interesante planteado en el informe, es el impacto del estado mental de las personas, en sus perspectivas de combate a la pobreza. En nuestro trabajo, hemos notado y evaluado el impacto positivo del acompañamiento sociofamiliar que realizan nuestros enlaces y supervisores de PROSOLI, como un impulso a las personas para perseguir sus objetivos. Es decir, uno de los aspectos más valorados de la intervención de Progresando con Solidaridad, es el apoyo emocional y la formación humana que reciben las familias dominicanas en extrema pobreza y en pobreza.
Podemos decir con sano orgullo que hemos podido inyectar a los dominicanos pobres de aspiraciones, metas a futuro y voluntad para alcanzarlas, a través de la confianza nunca traicionada que hemos generado en ellos.
Todo este concepto de pobreza crónica se concentra en el hecho de la poca o nula movilidad ascendente que observamos en Latinoamérica. Los pobres que logran salir de su situación de pobreza, aún mostrando avances, continúan siendo vulnerables a regresar a la pobreza si opera una crisis o una situación determinada a cualquier nivel, que rompa con el círculo de progreso en que se encuentran.
Por eso, desde el Gobierno dominicano y, especialmente, desde el Gabinete Social, nos hemos mantenido evaluando mecanismos de “graduación” de la pobreza, para fortalecer las capacidades y el acceso a las oportunidades de los individuos y de las familias de mantener su camino de progreso.
Para ello, un primer paso para terminar con el concepto de pobreza crónica, ha sido el diseño de una política social integral destinada a la erradicación de la pobreza extrema en el país, denominada “Progresando Unidos”, anunciada por el Presidente Danilo Medina en su reciente discurso de rendición de cuentas, y que será implementada en 14 provincias del país gracias al apoyo financiero del Banco Mundial.
Romper con las causas de la pobreza requiere de determinación, perseverancia y voluntad política, así como de la elaboración de políticas públicas integrales que, como ha dicho Amartya Sen, cumpla con el objetivo de “aumentar la capacidad que diferentes personas poseen efectivamente” y que “respondan a una comprensión auténtica de la libertad individual”. Seguimos Progresando Unidos por nuestro pueblo.