Opinión

Transparencia Internacional (TI) es una organización no gubernamental que promueve medidas contra crímenes corporativos y corrupción política en el ámbito internacional. En efecto, la referida organización publica anualmente el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) a nivel mundial, informe en el cual examina el flagelo en los gobiernos de países de todos los continentes.

Nuestro país fue incluido en el IPC a partir de 2001 y la entidad que representa a Transparencia Internacional en República Dominicana es Participación Ciudadana, las cuales son objeto de serios cuestionamientos por parte de algunos sectores de la sociedad.

De hecho, pese a tales cuestionamientos resulta que esos informes anuales de Transparencia Internacional y/o Participación Ciudadana constituyen una fuente para que los ciudadanos, entidades y los partidos de oposición critiquen a los gobiernos de turno, como tradicionalmente ocurre en un país donde sólo tres organizaciones políticas han manejado la cosa pública en la etapa post Trujillo.

Un ejemplo de lo que decimos es que durante los gobiernos del Presidente Balaguer se decía por doquier que la corrupción era una práctica, cosa con la que no estoy de acuerdo. De hecho, el propio Presidente Balaguer dijo en una ocasión que “la corrupción se detiene en la puerta de mi despacho”, en un momento en que se decía que todos los funcionarios eran corruptos.

Tradicionalmente, la Corrupción Administrativa ha ocupado la atención de la opinión pública. De ahí que he publicado varios artículos sobre el tema en la prensa nacional. Por ejemplo, durante los gobiernos del PRSC, así como en los del PRD y últimamente en los del PLD escribí algunos trabajos acerca del tema, los cuales fueron publicados en el desaparecido periódico El Siglo

Es importante destacar que los medios de comunicación, así como líderes de opinión y algunos ciudadanos interesados en el tema, le dan seguimiento al informe anual de TI, concentrando su atención, claro está, en los resultados de nuestro país.

Muchos hablan sobre esos índices y lo consideran como una verdad absoluta cuando éstos se derivan de la percepción medida por encuestas realizadas por técnicos locales e internacionales de TI. Asimismo, he notado que nunca se toman los indicadores de años anteriores para atacar el informe del presente. Hemos hecho un análisis de todos los años desde cuando Transparencia ha incluido la Republica Dominicana.

Hemos escuchado muchas veces decir que la República Dominicana es uno de los países más corruptos del mundo, otros lo colocan como el más corrupto de Latinoamérica. El propio Hipólito Mejía se ha referido a que los Gobiernos del PLD han sido los más corruptos de la historia Dominicana. Menciono a Don Hipólito porque él ha sido reiterativo con el tema, aunque pudiera ser un tema de campaña. Siendo objetivo me voy a permitir presentar el siguiente cuadro para mostrar los niveles de corrupción que ha presentado la Rep. Dominicana desde el 2001 hasta el 2014, lo cual mostrará informes sobre los gobiernos del PLD (2004-2014) y los del PRD (2001-2004).

Como se puede observar, los indicadores están del 1 al 10, donde 1 representa el país más corrupto y 10 el menos corrupto o más transparente. Evidentemente que pudiéramos decir que todos los países que obtengan calificaciones por debajo de los 70 puntos diríamos que han reprobado en la lucha contra la corrupción. Sin embargo, en este cuadro se puede apreciar que la republica dominicana en todos los años ha mantenido prácticamente los mismos niveles de percepción de corrupción, reiteramos según los informes hechos siempre por Transparencia Internacional.

Los gobiernos del PRD que encabezo Hipólito Mejía Domínguez tuvieron un promedio de 3.2 sobre 10 y en los gobiernos del PLD encabezado por Leonel Fernández el promedio fue de 3.0 y en los dos años de gobierno del PLD con Danilo Medina el promedio fue de 3.1. De igual modo estamos quemados en todos los gobiernos, pero se pudiera decir que todos mantienen el mismo promedio, por lo cual no pudiéramos decir que uno mantiene una mejor percepción sobre la corrupción que los otros.

Ahora bien vamos al escenario de la República Dominicana frente a los demás países de Latinoamérica, para los mismos períodos tratados más arriba, veamos el cuadro:

Como podrá verse la percepción de corrupción en los países de Latinoamérica también es alta, pero la Republica Dominicana no es quien tiene la peor nota, por debajo de ella están: Guyana, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Belice, Venezuela y Haití.

Pero eso no es ningún consuelo, todos tenemos que hacer esfuerzos para cambiar esa percepción, tanto la Sociedad Civil, los Gobiernos, y el Sector Privado. Y aquí incluyo al Sector Privado porque no hay Corrupción Publica sin el concurso del Sector Privado. La corrupción casi siempre es de doble vía.

Es generalmente reconocido que durante los gobiernos del Dr. Fernández se promovieron Normas y Reglamentos para la prevención y persecución de la corrupción, y en la última parte de su gobierno, se dieron los primeros pasos para la Iniciativa Participativa Anticorrupción (IPAC).

A pesar de los esfuerzos mencionados, la creencia de los grupos de interés no se ha modificado y permanece la percepción de que la corrupción en vez de ceder aumenta en todos los niveles de la sociedad, no obstante ver los indicadores de TI que siguen constantes.

Por lo anterior, se vuelve prioritario evaluar el valor práctico de los esfuerzos realizados hasta el momento, en la búsqueda de una propuesta coherente y pragmática para las expectativas de los grupos de interés.

Igualmente, las denuncias con fines políticos u otros intereses, sobre actos corruptos han sido parte del día a día de la campaña contra los gobiernos del PLD. En perjuicio de lo anterior, también es frecuente escuchar y leer posiciones según las cuales, las medidas tomadas por el Gobierno del Presidente Danilo Medina, tampoco muestran resultados satisfactorios para la opinión pública.

Estas consideraciones, si bien no parecen fundadas en evidencias objetivas, sino en especulaciones, deterioran la imagen en el ámbito político y requieren acciones que neutralicen dichos efectos. Parte del problema radica en que la población no tiene ilustración razonable sobre la naturaleza y alcance de la corrupción y son presas fáciles de oportunistas que ofrecen la corrupción como causa de sus frustraciones sociales. Pero debe quedar claro que si existe corrupción, pero esta debe ser detectada, evidenciada y sometida a la Justicia sin omisiones ni inobservancias.

Las circunstancias anteriores, imponen el diseño de una política de Estado que invierta las condiciones imperantes desde la percepción y se apoye fundamentalmente en la prevención, sin perjuicio del fortalecimiento del sistema de consecuencias.

Se estima que una campaña de continuidad del PLD en el gobierno, independientemente de quién sea el Candidato Presidencial de esa organización en las elecciones de 2016 deberá plantear acciones destinadas a mejorar la percepción de los ciudadanos respecto a la Corrupción Administrativa y para ello deberá contar con el concurso de los representantes de la Sociedad Civil, cuyos representantes se han constituidos en vigilantes instituidos para dar seguimiento a las ejecutorias de los gobiernos, exigiendo que las mismas sean transparentes y en apego a las leyes.

La corrupción es una enfermedad transversal a cualquier política de gobierno y a la iniciativa privada, por lo cual deberá ser el faro que guíe, en mi humilde opinión, la campaña electoral que se avecina.

Esa campaña en términos de valor agregado debe tratar de modificar en parte de la población, especialmente en seguidores de la oposición, la imagen infundada de que el Gobierno, que encabezo el Dr. Leonel Fernández y por extensión, el PLD ha sido permisivo con los actos de corrupción y negligente en la conducción o el impulso de medidas para perseguir a los responsables.

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