Opinión

Como a fin de cuentas las llamadas cumbres de jefes de estado y de gobierno sirven para muy poca cosa en términos prácticos, es mas, en la actual que se celebró en ciudad de Panamá ni siquiera se pudo firmar una declaración final por falta consenso en el texto, sería bueno echar una mirada a la carta que envió el Papa Francisco a los participantes en el foro regional.

Parecería que el Papa, que tiene el privilegio de haber nacido en nuestro continente, conoce mejor que la mayoría de los que dirigen nuestros países cuales son nuestras verdaderas necesidades como pueblos, la mayoría den vías de desarrollo.

Lo primero que pide Francisco es lo mas difícil, que exista un ¨dialogo sincero¨entre los jefes de Estado y que se aborden de forma ¨realista¨los principales problemas que agobian al continente como son la desigualdad y los temas migratorios.

Con un lenguaje propio de los demócrata cristianos el Papa dice lo siguiente: ¨Me gustaría manifestarles mi cercanía y aliento para que el diálogo sincero logre esa mutua colaboración que suma esfuerzos y supera diferencias en el camino hacia el bien común¨.

¨Pido a Dios que, compartiendo valores comunes lleguen a compromisos de colaboración en el ámbito nacional o regional que afronten con realismo los problemas y transmitan esperanza¨.

Y el Papa pone el dedo en la llaga cuando dice: ¨la inequidad, la injusta distribución de las riquezas y los recursos es fuente de violencia y de conflictos entre los pueblos porque supone que el progreso de unos se construye sobre el sacrificio de otros¨.

¨El bienestar así logrado es injusto desde su raíz y atenta contra la dignidad de las personas. Hay vienen básicos como la tierra, el trabajo y la casa y servicios públicos como la salud, la educación la seguridad, el medio ambiente, de los que ningún ser humano debería quedar excluído¨.

Sin embargo y con conocimiento de causa, el Papa expresa su tristeza cuando dice: ¨este deseo está aún lejos de la realidad porque aún hoy existen injustas desigualdades que ofenden la dignidad de las personas¨.

¨Aunque no se puede negar que muchos países han disfrutado de un fuerte desarrollo económico en los últimos años, no es menos cierto que otros siguen postrados en la pobreza¨.

Y plantea lo siguiente: ¨no es suficiente que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos, es preciso impulsar acciones en pro de los mas desfavorecidos, lo que debería ser una prioridad para los gobiernos¨.

En cuanto al problema de la inmigración, el Papa lo observa desde el punto de vista de las grandes diferencias de oportunidades de progreso entre las diferentes naciones del continente americano.

¨La inmensa disparidad de oportunidades entre unos países y otros hace que muchas personas se vean obligadas a abandonar su tierra y sus familias, convirtiéndose en fácil presa del trafico de personas, y del trabajo esclavo sin derechos ni acceso a la justícia¨.

Y hace un llamado el Papa a: ¨tender puentes de entendimiento entre las naciones….y a generar un nuevo orden de paz y justicia que promueva la solidaridad y autonomía de cada nación¨.

Esta carta que puede ser leída completa en la edición de hoy sábado del diario L´Ossevatore Romano, órgano oficial del Vaticano, es sin dudas un documento que nos debe llamar a la reflexión.

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