Ramón Galán

Desde 1957 la República Dominicana mantiene relaciones diplomáticas con Taiwan, esta alianza ha sido fructífera en términos comerciales para ambas naciones, pues solo en 2014 las actividades de intercambio de bienes y servicios entre ambos países fue US$118.7 millones según estadísticas del Centro de Exportación e Inversiones de República Dominicana (CEI-RD). Además deben señalarse las numerosas donaciones que realiza el gobierno de este país asiático hacia el lado este de la media isla, con las que incluso pareciera que agradecen el ser uno de los 12 países americanos que reconocen su estatus político a nivel internacional. En cambio, la situación de aislamiento económico parcial que presenta la República Dominicana frente a la República Popular China, situada en la parte continental, es alarmante. Resulta Irónico pensar que un país no tiene relaciones diplomáticas ni comerciales formales con otro que es su tercer socio mercantil (US$342.47 millones en 2013 según estadísticas arrojadas por el Banco Central), resaltando a su vez que China es el mayor consumidor del mundo de commodities, se puede afirmar con toda seguridad que República Dominicana está en la obligación de buscar un acercamiento estratégico con China en miras a aumentar sus oportunidades de negocio, atraer inversiones, obtener crecimiento económico y transformarlo en bienestar y desarrollo para sus ciudadanos.
La adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 fue un paso trascendental en la integración de su economía al sistema global. El ascenso que ha tenido China ha impulsado el crecimiento económico mundial, pues estadísticas del Banco Mundial muestran que China contribuyó en 2014 con un 25% del crecimiento de la economía mundial a través de sus inversiones de capital, principalmente en infraestructura. Esa tendencia refleja la transformación de China de una economía centralizada que hace varias décadas estaba dominada por racionamientos y escasez, a una dinámica economía de consumo, donde su población de aproximadamente 1,351 millones de habitantes cuentan ahora con poder adquisitivo para comprar 14% de los bienes producidos en el mundo como indican las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de ese año antes mencionado.
A la hora de hacer negocios un dato relevante resulta ser que según el Banco Mundial, hasta diciembre 2014, China ha acumulado 3.4 billones (millón de millones) en reservas líquidas y la misma, debido a un fuerte superávit en la balanza de pagos, está aumentado 0.4 billones por año. Sus reservas equivalen al 40% de las reservas líquidas mundiales, que la convierten en un muy atractivo socio comercial, pues cuenta con los recursos disponibles para invertir de manera inmediata. De acuerdo con datos del Banco Central, las inversiones acumuladas provenientes de China en República Dominicana sumaban hasta el 2012 unos US$604,250.6 millones de dólares, equivalentes a apenas el 0.02% de toda la inversión extranjera directa que recibió el país ese año.
Resulta bastante interesante destacar que según datos de la Cámara de Comercio Dominico-China el volumen total de los intercambios comerciales entre República Dominicana y el gigante asiático asciende a los US$ 1400 millones de dólares por año. Sin embargo, estos nexos mercantiles se ven mermados por la existencia de relaciones diplomáticas de los insulares caribeños con Taiwan, acérrimo rival político, económico y social de China.
Motivado por cuestiones geopolíticas, China impone el principio de “una sola China” en sus relaciones diplomáticas y obliga a que los empresarios chinos a que evalúen, a la hora de realizar sus inversiones, el estatus diplomático vigente entre su país de origen y el receptor del capital, ralentizando así el flujo de inversiones que se asientan en tierras de Quisqueya provenientes de los continentales, pues sostenemos lazos muy fuertes con Taiwan. Siendo esto así, queda a consideración de las autoridades dominicanas sopesar, evaluar y definitivamente potenciar los lazos con China en detrimento a las dádivas obtenidas de Taiwan, pues los nacionales Chinos al trasladar sus capitales a tierras americanas, buscan hacerlo en los lugares más seguros, garantía que se obtiene con la instauración de relaciones diplomáticas sólidas. Analizando el elevado costo de oportunidad en el que incurre República Dominicana al ignorar el potencial económico que se deja de lado al no formalizar los lazos comerciales con China, debe considerarse de orden prioritario redirigir la diplomacia dominicana con miras a entablar las conexiones necesarias con el gigante asiático para procurar que se realicen alianzas estratégicas que motiven inversión en territorio dominicano, lo cual creará fuentes de empleos y crecimiento económico para el país.