Hablan los hechos

La República Argentina es uno de los sistemas políticos mas inestables de América Latina, con partidos políticos muy débiles y formas de gobierno corporativo que merece un análisis especial en esta serie de artículos sobre las formación de coaliciones políticas en nuestro continente.

El corporativismo es una forma de interacción social donde el espíritu y los intereses de cuerpo sobre el resto de la sociedad, en el caso argentino los intereses sindicales, militares y financieros, cada uno de ellos en forma particular, se han impuesto en la actividad política a la identificación de los ciudadanos con los partidos políticos.

Esto ha construido un sistema cuya fragilidad se expresa en múltiples golpes de estado, gobiernos con rasgos marcados de autoritarismo, que no son más que la representación de las diferentes corporaciones que luchan en forma permanente por el usufructo del poder sin que esto constituya un proyecto nacional.

Todo esto tiene un origen que incluye la masa de migrantes que llegó al país entre 1880 y 1830. Argentina ocupa el primer lugar de migración de extranjeros en esos años, que son las claves para entender este proceso político corporativista único en nuestros países.

Además, como la mayoría de estos extranjeros procedía de diversos países europeos, como formaron grupos identificados con sus países de origen manteniendo su nacionalidad, solo el 2 a 3% de los migrantes adquirió la nacionalidad argentina, de modo que se mantuvo la cohesión nacional de origen con alta identificación grupal y baja integración a su nuevo país.

La historia colonial en el Cono Sur

El territorio ubicado al sur del continente estaba tan aislado a la llegada de los españoles que sólo poblaban unos 300,000 nativos de varias tribus de las que permanecen algunos descendientes.

Santa Maria de los Buenos Aires fue fundada dos veces, ya que la primera vez tuvo que ser abandonada por el hambre y la muerte de sus fundadores, y no es hasta muy entrado el siglo XVII cuando Juan de Garay se asentó de nuevo sobre la desembocadura de lo que posteriormente se llamaría el Rio de la Plata.

La ciudad cobró importancia por la explotación de la plata de las minas del Potosí, hoy Bolivia, que era exportada por el puerto de Buenos Aires en forma exclusiva, ya que España mantenía una prohibición de comercio con cualquier nación que no fuera parte de su Imperio.

Carlos III crea en el siglo XVIII el Virreinato del Rio de la Plata designando como capital a Buenos Aires, lo que incrementó notablemente el intercambio comercial con España e hizo que fuera blanco de varios ataques de parte de Inglaterra los cuáles fueron rechazados por los criollos y las tropas españolas.

La debilidad española ante el avance de Napoléon provocó que los habitantes de la ciudad se organizaran en milicias, donde sus comandantes eran electos en forma democrática, por lo que se convirtieron en espacios de discusión política.

Y al ser hecho preso el Rey Fernando VII y recluido en París, el 25 de mayo de 1810 de forma una Junta de Gobierno independiente de España que pasará a gobernar el territorio y sentará las bases para la declaración de independencia y la creación de una nueva nación.

La etapa revolucionaria (1810-1820)

Desde sus inicios la Junta Gubernativa sufrió de gran inestabilidad y entre 1810 y 1820 se sucedieron diferentes gobiernos todos fruto del diseños interno en como llevar la lucha revolucionaria en contra de la potencia colonial.

A la Primera Junta, así se le llama históricamente, le siguió un Triunvirato y posteriormente el llamado Directorio, donde se distinguen Manuel Belgrado y José de San Martin, este ultimo realiza una campaña cruzando la cordillera de los Andes hasta derrotar a los españoles y liberar Chile.

Es el 9 de julio de 1816 cuando se reúnen los diputados de las Provincias Unidas del Sur y proclaman la independencia definitiva de España y la creación del nuevo país.

A partir de la puesta en vigencia de la Constitución de 1819, que defiende la centralización a favor de Buenos Aires, surgen dos tendencias: la federalista, que plantea la autonomía de las provincias en relación a la capital y la centralista que defendía la hegemonía de Buenos Aires.

Estas diferencias llevaron a una larga guerra civil, donde Buenos Aires saldrá muy beneficiada, ya que su principal recurso es el puerto y por lo tanto las aduanas que eran una importante fuente de ingresos.

Todo esto creará la fisonomía que tiene la Argentina hasta el día de hoy, mas de la mitad de los habitantes del país viven en Buenos Aires y sus alrededores, mientras gran parte del enorme territorio de las provincias permanece aislado y deshabitado.

La preeminencia de Buenos Aires

La inestabilidad y la guerra civil entre las provincias y la capital terminaron en 1829, cuando un rico terrateniente de Buenos Aires se hizo cargo del gobierno y gobernó el país durante más de 30 años.

Juan Manuel Rosas desarrollará un gobierno dictatorial, con persecución y muerte de sus enemigos políticos, censura de la prensa, libertades escasas pero con amplio apoyo de las clases altas y una parte mayoritaria del pueblo porteño.

En este vasto territorio de desarrollaron enormes haciendas para pastoreo de ganado vacuno y a través del puerto de la capital el país comenzó a organizarse en base a la exportación y creación de riqueza de carnes y otros productos de alimentación.

Por la hegemonía de porteña y los problemas que ocasionaba a los productores de ganado del interior del país, se produjo entonces una revolución contra Rosas en 1851 cuyo resultado fue su derrocamiento y posterior a esto la secesión del país en dos partes: una cuya capital era Buenos Aires y la otra con capital en Paraná.

Esta situación duró 10 años hasta que Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en la batalla de Pavón y reunificó al país bajo la tutela de la ciudad de Buenos Aires.

Desde 1862 hasta 1880 se sucedieron los gobiernos de Bartolomé Mitre, Domingo Sarmiento y Nicolás Avellaneda, quienes lograron unificar al país sofocando las rebeliones de las provincias y creando en la Argentina una potencia exportadora de materias primas y compra de manufacturas.

El primer partido político

Hasta aquí lo que vemos es un país fraccionado que lucha primero contra la colonia y después contra si mismo por más de sesenta años.

En 1880 sube al poder el General Julio Roca, quien consolida el modelo agroexportador del país y la política excluyente para la mayoría de la población.

La Argentina era un país casi despoblado, con mayor cantidad de cabezas de ganado vacuno que de habitantes, donde el aislamiento permitía que los caudillos fueran los que decidieran los eventos electorales, enajenando este derecho a la inmensa mayoría de la población.

En 1890 surge el primero partido político del país, la Unión Cívica Radical, quien planteaba la inclusión y realización de comicios libres y democráticos, transparentes y sin trampas.

El otro actor político que entra en juego al final del siglo XIX son los sindicatos, los obreros se organizan para reclamar sus derechos y bajo la influencia de grupos socialistas y anarquistas llegados de Europa inician su lucha por mejores condiciones de trabajo.

Esta lucha lleva a relajar las duras condiciones políticas existentes en el país y después de varias revoluciones entre 1893 y 1905, así como también numerosas huelgas de parte de los sindicatos en 1912 el Presidente Roque Saenz Peña logra que se apruebe una ley que declara el voto secreto y obligatorio para todos los habitantes del país.

El primer ejercicio democrático

Tan tardío como en 1916 se realizaron en la Argentina los primeros comicios donde participó toda la población y resultó ganador el único partido organizado que existía en el país para la época: la Unión Cívica Radical.

Esta agrupación política era la que había iniciado la demanda de elecciones transparentes en el país y de sus filas surgieron los primeros presidentes de la democracia; Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. Alvear, quienes en sus periodos ampliaron la participación ciudadana, extendieron la educación, nacionalizaron el petróleo del país, aunque tuvieron que combatir huelgas y conspiraciones hasta que el primero fue derrocado en 1930.

Nótese hasta ahora, la poca participación del país organizado alrededor de partidos políticos, es mas, podríamos decir sin temor a equivocarnos que Argentina hasta el momento del derrocamiento de Yrigoyen solo tenía dos partidos políticos: los radicales en el gobierno y los conservadores agrupados alrededor de grupos militares que son los que ejecutan el golpe de estado.

Regímenes militares eternos

Cuando los Generales José Félix Iriburu y Agustín Justo dieron el golpe de estado en 1930, inauguraron una larga era de autoritarismo que ha sido el sello distintivo de la política argentina hasta nuestros días.

Ellos eran el instrumento de la clase conservadora que se oponía a las medidas liberales del gobierno de Yrigoyen y la Unión Cívica Radical, pasarían mas de 50 años hasta que otro presidente de este partido llegara al poder en 1983.

Los conservadores establecieron un gobierno de caudillos militares sobre la ejecución de fraudes electorales, la represión de los opositores, censura de la libertad de prensa y un régimen de entrega al poder extranjero, especialmente Inglaterra, quienes tenían una gran influencia sobre la política y las riquezas del país.

El corporativismo y la revolución del 30

El golpe de estado de 1930 fue inspirado en el fascismo, Uriburu lo confiesa cuando admite que las razones que lo llevan deponer al régimen constitucional es abolir las reformas de las Ley Saenz Peña que garantizaban el voto a toda la población y cambiar la Constitución sustituyendo al Congreso por una entidad gremial que sea representativa de los intereses de los propietarios.

Es ya depuesta la UCR por las fuerzas de las armas, cuando los militares plantean construir una fuerza política alternativa a los radicales, ya que este se había convertido en partido hegemónico y único en la política argentina.

Alineados con el estilo anti partidista de los fascistas italianos y alemanes, los militares argentinos se planteaban ejercer la representación de los intereses del pueblo a través del ejercito, donde, según ellos, se confundían sus roles ya que eran una sola columna: “el Ejercito hecho pueblo y el pueblo hecho Ejercito”.

Claro, el fundamento de los planteamientos de los ejecutores del golpe, es una realidad que provocaría el desastre político y económico que caracterizaría posteriormente a la Argentina y la creación de una democracia poco funcional.

Según ellos, sería necesario desterrar para siempre la “partidocracia”, es decir, plantearon crear un sistema democrático sin partidos fuertes y organizados, mas bien que quienes gobernarían serían la representación de grupos organizados en los cuarteles, los sindicatos o los financieros y de productores, es decir, corporativismo en su mas pura expresión.

Bases del corporativismo político argentino

Los promotores ideológicos de este tipo de gobierno en la Argentina, plantearon la sustitución de lo que llamaban “elementos parasitarios del profesionalismo electoral” por los “representantes genuinos de los verdaderos intereses sociales”.

El modelo de democracia corporativista se basa en la sustitución de los representantes tradicionales de la democracia representativa, los parlamentarios, por miembros de grupos organizados alrededor de intereses comunes como sindicatos y asociaciones profesionales.

Por esto las metas del movimiento de 1930 se concentraba en tres tareas: una modificación del sistema electoral abierto aprobado en 1912, el reforzamiento del poder del Estado a nivel central para evitar la preeminencia de las camarillas partidarias y modificar la Constitución para garantizar la representación corporativa en los órganos de discusión del Estado.

El proyecto de Uriburu provocaría su salida del poder y sustitución por un régimen autoritario tras otro que es la gran desgracia de la República Argentina, para la posteridad es reconocido como la persona que destruyó las posibilidades de ese país de crear una democracia y sacar a los militares de sus cuarteles para convertirlos en los nuevos árbitros de la política, lo que traería una realidad impensable para un país rico en recursos naturales.

Y entonces llegó Perón

Los militares argentinos ganaron elección tras elección empujados por el auge económico de las exportaciones agrarias y los fraudes cometidos en todas las elecciones que se realizaron desde 1931.

En 1943, cuando el mundo se destrozaba en medio de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de militares encabezados por Rawson, Ramírez y Farrell, depusieron el gobierno y formaron una junta militar, donde participó el Coronel Juan Domingo Perón, quien fue nombrado como Director Nacional del Trabajo y posteriormente como Secretario del Trabajo y Provisión.

Perón comenzó a relacionarse con la gran cantidad de trabajadores fabriles que migraban a las grandes ciudades argentinas en busca de trabajo ya que sus cargos burocráticos en la junta de gobierno así se lo permitían.

Mientras el gobierno asumía una política represiva en contra de los partidos políticos y la mayoría de sus miembros no ocultaban sus simpatías por las potencias del eje (Alemania e Italia), aunque declaraban la neutralidad del país en el conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial.

Mientras tanto Perón reforzaba su influencia en los grupos de trabajadores organizados e iniciaba una organización sindical afin a sus planes de continuidad en el gobierno, por su intermedio, se logró aumentar el salario mínimo, firma de pactos colectivos, aguinaldo navideño y un estatuto de asociaciones profesionales.

En 1945 se produce el apresamiento de Perón por parte de los militares del gobierno, ya que sus posiciones le habían granjeado un enorme apoyo entre los obreros, pero al mismo tiempo era resistido por sus pares y la embajada de los Estados Unidos cuyo representante se expresaba públicamente en contra del Coronel.

Sin embargo la presión popular obligó a su liberación, y en un discurso que dio desde el balcón de la Casa Rosada (sede del gobierno argentino) el 17 de octubre de 1945 comenzó su camino hacia la presidencia del país.

Gobiernos peronistas

En 1945 se realizaron elecciones que enfrentaron a dos coaliciones electorales, la primera formada por el Partido Laborista fundado por Perón, un desprendimiento de la Unión Cívica Radical y una parte del Partido Conservador, mientras por el otro lado se aliaban otro grupo de los conservadores, radicales, socialistas, comunistas y demócratas progresistas en la llamada Unión Democrática.

Una vez ganadas las elecciones con el 54% de los votos, Perón disolvió el Partido Laborista y creó el Partido Justicialista bajo su dirección y liderazgo, ademas realizó una modificación a la Constitución para incluir al justicialIsmo como doctrina de estado.

En la practica los gobiernos peronistas que encabezó el caudillo tipifican el corporativismo como forma de manejar el estado; los sindicatos agrupados en la Union General de Trabajadores, discutían sus demandas en las bases de sus organizaciones y las planteaban al General Perón, quien a su vez servía de intermediario y arbitro con las asociaciones de productores como la Asociación Rural Argentina y otras entidades empresariales.

En un sistema como este, los partidos políticos son actores secundarios de los procesos, ya que son sustituidos por los grupos sociales organizados alrededor de intereses comunes.

El modelo peronista, auge y caída

Perón fundamentó su política económica en una amplia distribución de la riqueza producida por el país, que disfrutaba de grandes ingresos por el aumento del precio de los productos de exportación después de la Segunda Guerra Mundial y el reparto de las reservas en oro que se utilizaron para obras sociales.

Sin embargo para 1949 las condiciones comenzaban a cambiar, ya que los precios de la carne y el trigo volvían a sus niveles normales, y el modelo de distribución social comenzó a desmoronarse.

A esto se le agregó la implementación de una política económica coyuntural para paliar la crisis, lo que provocó que se agudizaran los problemas que ya eran insostenibles para 1952, cuando Perón tuvo que tomar fuertes medidas restrictivas para mantener a flote la economía.

Mientras se iba creando un frente opositor al régimen, cuyos integrantes eran perseguidos y encarcelados, ya que Perón asumía el modelo fascista donde no existía una linea que separara al Movimiento, al líder y a la nación, por lo que cualquier oposición a su régimen era considerada como una traición a la patria misma.

La prensa era controlada por el Estado, la censura impedía criticas al régimen, los opositores tenían prohibido hablar por la radio y aun así se formó un fuerte sentimiento opositor, sobretodo en las clases medias de las ciudades, que sentía era agredida por el gobierno de Perón.

Dentro de los sectores que canalizaron el descontento con el régimen, estuvo la Iglesia Católica, que, aunque apoyó al gobierno en sus inicios, a mediados de los 50 era su principal opositora.

Cuando Perón conoció de la creación del Partido Demócrata Cristiano, monto en furia y legalizo el divorcio, la prostitución y expulsó una gran cantidad de sacerdotes, lo que llevó a la Iglesia a encabezar un estado de agitación contra su régimen que culminó con una marcha popular el día de Corpus del año 1955.

Aprovechando la situación los militares bombardean el palacio de gobierno y obligan a la renuncia de Perón, quien partirá al exilio por los próximos 17 años.

El antes y después de Perón

El gran error de los enemigos de Perón fue su apresamiento en 1945, ya que lo convirtieron en el mártir y líder de un movimiento popular afianzado mas en la irracionalidad emocional que en un base teórica política que lo obligara a cumplir con un programa de gobierno.

Argentina, el país mas rico y educado de sudamérica quedó durante poco mas de diez años en las manos de un típico caudillo militar sin los instrumentos académicos para entender la complejidad de los temas inherentes al poder.

Por otro lado, la bonanza económica que se experimentó por el aumento de los productos del agro, donde Argentina era una gran productora mundial, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial permitió a Perón desarrollar políticas sociales que afirmaron aun mas su relación con los obreros y las clases mas bajas de la sociedad.

Al ser derrocado por la fuerza de las armas en 1955 el General se encontraba desgastado después de diez anos en el poder, en un tipo de dictadura cercana a las ideas fascistas de que el Estado y el Líder se confundían en uno solo, así que cualquier ataque al líder era una conspiración contra el Estado.

Lo que se inició el 17 de octubre de 1943, con la liberación de Perón y su posterior ascenso a la presidencia, constituyó un antes y un después en la historia argentina que a partir de ese momento comenzó a caminar por cauces diferentes.

Durante sus diez años de gobierno, y posterior a ello, Perón representó a esa gran masa de olvidados y excluidos de la sociedad que vieron en el General y su esposa Evita una nueva representación política que sería su sello de distinción frente a lo que consideraban las élites privilegiadas del país, aunque esto incluía a una clase media que se resistió a caer en el encanto del peronismo.

El post-peronismo

Quien encabezó la llamada Revolución Libertadora que depone al régimen peronista es el General Pedro Eugenio Aramburu, quien tiene el apoyo de las clases altas, los empresarios, grandes productores agrícolas, las fuerzas armadas y las clases medias.

Sin embargo, cuando es derrocado, Perón es cabeza en el exilio del segundo gran movimiento de masas que ha existido en la Argentina en toda su historia, el peronismo es una realidad a su salida del país y junto con el radicalismo se convierten en los referentes políticos de los argentinos.

Aramburu, quien era un militar de carrera, inaugura la era del peronismo-antiperonismo que marcará la historia del país hasta la actualidad, pero ademas con el golpe se inicia una espiral de violencia política que lo tiene como víctima al ser asesinado por la rama militar del peronismo, los guerrilleros Montoneros, en el pico de la violencia en los años 70.

El gran fracaso del movimiento liberador fue la decisión de construir una Argentina sin la participación del peronismo, que era una fuerza política real, a pesar de que su líder se encontraba en el exilio y había sido derrocado por la fuerza de las armas.

La llamada revolución de 1955 se conformó alrededor de los jerarcas de la Iglesia Católica, casi todos los partidos políticos que existían para la época, grupos económicos y financieros, es decir, un gran apoyo de los sectores fácticos de la sociedad, sin embargo la promesa de construir una democracia sobre la base de la participación sin exclusiones fracasó por el impedimento que tuvo el peronismo de ser actor en el proceso.

Los llamados “libertadores” no contaron con el peronismo como una fuerza política importante y Perón, desde su exilio en España, mantenía enorme influencia sobre lo que ocurría dentro del país e incluso podía verticalmente enviar ordenes a las masas obreras y campesinas para que decidieran las elecciones.

En 1957 la Unión Cívica Radical, el partido mas organizado del país, se dividió en dos con miras a participar en las elecciones de 1958, por una parte Frondizi, quien encabezó la UCR-Intransigente, pactó con Perón su apoyo para ganarle a Balbín de la UCR-del Pueblo.

La consigna del peronismo fue el voto masivo por Frondizi, quien ganó las elecciones y se convirtió en presidente del país, aunque en su ejercicio transigió con los sectores anti-peronistas y acentuó la persecución en un país donde mencionar el nombre de Perón constituía un delito penado por los tribunales.

A partir de la caída de Perón, es imposible entender la política argentina, el es la figura que provoca la división de una sociedad donde es imposible el consenso, ya que, por sus características históricas muy particulares pareciera imposible crear la conciencia de la construcción de un estado nacional abandonando la dualidad peronismo-antiperonismo.

Lo sucedido 60 años después de los acontecimientos de septiembre de 1955, demuestran cuan profunda es la división de la sociedad argentina y la gran desgracia que significa la imposibilidad de llegar a acuerdos de gobernabilidad sobre temas específicos en un país marcado por la división y falta de consensos.

Entrew democracias y dictaduras

En 1962 con Arturo Frondizi, quien fue electo democráticamente en 1958, se produce un golpe de estado ejecutado por los militares en protesta por la habilitación del Partido Justicialista para las elecciones locales efectuadas ese año.

Frondizi, quien había llegado al poder en base a un acuerdo con el exiliado Perón, abrió las puertas a a participación del PJ en las elecciones, los que ganaron 9 de las 10 provincias donde se realizaron los comicios para escoger nuevos gobernadores.

Fue entonces depuesto y en su lugar asumió como presidente de facto un civil, José María Guido, quien era un Senador radical que se plegó a los deseos de los militares de anular las elecciones donde había ganado el peronismo, clausurar el Congreso de la Nación, proscribir de nuevo al PJ y mantener la represión sobre los grupos populares.

Fueron convocadas elecciones generales en 1963, sin participación del peronismo, donde resultó electo Arturo Illía de la UCR quien también fue derrocado en 1966 por el General Juan Carlos Ongania, quien estableció una dictadura militar de derecha que duraría diez largos años.

La “revolución argentina”

El golpe de Onganía fue apoyado por los Estados Unidos y una gran parte de los países europeos de occidente, como un episodio mas de los distintos gobiernos militares que se asentaban en todo el sur del continente.

Este gobierno tenía un corte fascista-catolico-anticomunista y para su estabilidad acudió a una intensa represión de los grupos opositores, incluyendo a los peronistas, radicales y los extremistas de izquierda, que con las armas en las manos intentaban enfrentar la dictadura.
Las contradicciones entre los miembros de la cúpula militar hicieron que la “Revolución Argentina” pasara de las manos de Onganía a Marcelo Livingston en 1971 y Agustín Lanusse en 1972 hasta 1973.

La vuelta de Perón

Ante la presión popular y una crisis económica de grandes proporciones, los militares tuvieron que ceder a la realización de elecciones en 1973, pero con la condición de que el proscrito Perón no participara.

Estas elecciones las ganó Hector Cámpora, quien era el representante del PJ, con el 49% de los votos, el cual renunciaría para convocar nuevas elecciones donde participó el viejo caudillo militar ganando por mayoría absoluta del 62% y accediendo de nuevo al poder acompañado en la vicepresidencia de su esposa Isabel Martínez de Perón.

Lo ocurrido con la vuelta de Perón fue el signo del desastre a que ha llevado la confrontación permanente a la política Argentina, en el recibimiento que se le hizo en el aeropuerto a su regreso de España, cientos de militantes peronistas resultaron muertos por los enfrentamientos entre la guerrilla armada y las fuerzas de derecha que eran parte del llamado Movimiento Peronista.

Al asumir el gobierno, Perón era un anciano a las puertas de la muerte, fallecería en el ejercicio de la presidencia solo un año después, y dentro de la mezcla de ideologías dispares e irreconciliables que se agrupaban a su alrededor continuaron las confrontaciones armadas que llevaron al país al caos sobretodo durante la presidencia heredada de su viuda que se hizo famosa por las ceremonias esotéricas que se realizaban en la Casa Rosada.

El fracaso del peronismo, las andanadas armadas contra el ejercito, las movilizaciones diarias, las huelgas interminables y el ambiente de la época que era proclive a los golpes militares, así como la permanencia de las fuerzas armadas como arbitro político durante décadas, llevó de nuevo al país a un golpe militar y a una dictadura.

El “proceso de reorganización nacional”

En 1976 asume de nuevo una junta militar presidida por Jorge Rafael Videla que gobernaría hasta el año 1983 sobre una alfombra llena de cadáveres, desparecidos, detenidos políticos, exiliados y una represión solo comparable con lo ocurrido en el Chile de Augusto Pinochet.

Para esos años existían dictaduras militares en Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia y Perú, estos países, con el apoyo de la CIA, constituyeron una multinacional del terror en contra de los militantes de la izquierda que se denominó Plan Condor.

A Videla le siguieron otros tres presidentes designados desde las filas de las fuerzas armadas: Roberto Viola, Leopoldo Galtieri y Reynaldo Bignone; entre todos condujeron a la Argentina por la senda del autoritarismo y la represión, siendo condenados posteriormente en los tribunales de la democracia por la ejecución de crímenes contra la humanidad.

Los gobiernos militares entregaron la economía a los grupos empresariales mas conservadores y aplicaron una política neo-liberal que agrandó la brecha de enorme desigualdad que ya era norma en el país.

Frente a una situación económica insostenible, el último gobierno militar decidió buscar un enemigo externo que diera oxigeno al régimen que se veía acosado por los políticos tradicionales y la situación económica.

Es así como Galtieri decide enviar al ejercito argentino a invadir las islas Malvinas, un diferendo de siglos con Inglaterra, esto vino como anillo al dedo a Margaret Tatcher, quien pasaba por una crisis política y usó todos los medios militares para recuperar las islas.
La derrota de los militares argentinos llevó a la destitución de Galtieri por Bignone, quien convocó a elecciones en diciembre de 1983 resultando ganador la UCR y su candidato Raúl Alfonsín.

La democracia unipartidaria

En la Argentina, a diferencia de sus países vecinos, se mantuvo la dualidad peronismo-antiperonismo, a la salida de la dictadura militar no se produjeron las alianzas típicas que dieron estabilidad y progreso a muchos de los países vecinos.

Raúl Alfonsín ganó las elecciones de 1983 con un 51% de los votos en contra del Italo Argentino Luder, candidato del PJ, que obtuvo el 41%, es decir hubo poco espacio para fuerzas alternativas a las que se habían construido históricamente.

La UCR presentó un programa que trataba el tema militar como subordinados al poder civil, los sindicatos manejados por el peronismo no debían intervenir en asuntos que no fueran de su competencia para evitar el corporativismo que caracterizaba la actividad política del país.
La represión a los grupos terroristas, sin importar su signo ideológico, era de la exclusiva responsabilidad de las fuerzas policiales, dejando a las fuerzas militares, que sufrieron un recorte de un tercio de su presupuesto, solo para la defensa del territorio y la soberanía nacional.

El tema de los juicios a los militares ocupó casi toda la presidencia del Alfonsín, quien incluso tuvo que enfrentar personalmente varias rebeliones de oficiales armados contra las citaciones judiciales que alcanzaron a personas vinculadas a la represión y terrorismo de estado practicado por la junta militar.

A esta situación conflictiva se unió la crisis económica derivada de la entrega a los grupos financieros y una oligarquía de productores aliados al poder extranjero, inmanejable para el gobierno constitucional.

La desestabilización politica unida a la crisis económica llevó al gobierno radical a sufrir una perdida importante de su base de apoyo popular y en las elecciones de mayo de 1989, en medio de saqueos a supermercados, violencia generalizada, una inflación descontrolada y otros graves problemas económicos, la UCR pierde las elecciones de manos del peronismo que encabezaba Carlos Saúl Menem.

Los peronistas ¡¡¡neoliberales!!!!

Carlos Saul Menem, un típico caudillo provinciano peronista, llega al poder en medio de la crisis económica de 1989, para suceder a Alfonsín de la UCR, quien entrega el poder en forma anticipada cercado por una revuelta popular.

Al ejercer la presidencia, Menem llega como el salvador representante de la mayoría natural que constituían los peronistas, en contra de los líderes partidarios que, como en el caso de Alfonsín y la UCR habían fracasado en restaurar el bienestar añorado y perdido para las grandes masas hambrientas del país.

Como representante del peronismo, Menem se cuidó durante toda la campaña electoral de resaltar su figura por encima de los símbolos partidarios, que después de todo no tenían tanta importancia en una agrupación tan variopinta como el Partido Justicialista.

Por esto, inmediatamente accede al poder, se alía con los grupos tradicionales del anti-peronismo e implanta una serie de medidas económicas que van acordes con el neoliberalismo y la protección del capital privado por encima de los intereses de los trabajadores.

Como una negación de lo que decía representan, Menem se alía a grupos económicos multinacionales para privatizar las empresas de servicios públicos y de producción de bienes que estaban en manos del estado, de modo tal que la UCD, partido vinculado a la derecha mas extrema le brinda públicamente su apoyo.

Con Menem el PJ se convirtió en un grupo de profesionales de la política que actuaban y decidían de acuerdo a la voluntad del presidente, poco a poco de desdibujó la tradición de partido de masas aliado a los mas pobres y se convirtió en una logia antipoliticista de modo que el poder de decisión política pasó a ser parte de las decisiones del entorno del presidente.

Los mismos sindicatos, que eran la columna vertebral del movimiento peronista, se vio afectada en sus acciones ya que, por un lado no se entendía como un gobierno surgido del PJ tomaba medidas en contra de los trabajadores y por el otro se produjo una rebelión que condujo a la división de ls UGT en dos ramas: una aliada al gobierno y la otra que hizo una resistencia feroz a las políticas Menemístas.

Al final de sus dos presidencias, Menem solo había tomado medidas para la coyuntura y ni siquiera se había acercado a resolver los problemas de base que tenia la economía argentina, persistía la pobreza, la desocupación y el alto endeudamiento que heredó de su antecesor, saliendo sin pena y sin gloria con fuertes cuestionamientos de parte de sus compañeros de partido.

Cinco presidentes en diez días

La primera formula de coalición política partidaria en la Argentina se produce para las elecciones de 1999, cuando se aliaron la UCR y el Frente del Pais Solidario (FREPASO) que apoyaron a Fernando de la Rúa en un frente que denominaron La Alianza, y ganaron las elecciones en la primera vuelta electoral.

Las modificaciones al régimen electoral, que incluyeron la necesidad de obtener un mínimo del 45% de los votos para ser proclamado presidente obligaron a realizar una alianza entre el partido mas antiguo del sistema electoral argentino y el mas nuevo, un intento de romper el bipartidismo que había sido el sello distintivo del país.

Sin embargo, la falta de carácter y la crisis económica junto con protestas sociales que abarcaron todo el país, llevó a este a renunciar en el año 2001, después de dos años y diez días en el gobierno.

Por el metodo de la sustitución por renuncia del presidente, el Congreso de la Nación nombró a cuatro presidentes en solo diez días: Ramón Puerta, Alfonso Rodríguez Saá, Eduardo Caamaño y Eduardo Duhalde, quien finalmente completó el periodo de De La Rúa, a pesar de que no provenía de las filas de La Alianza sino del peronismo.

Los años k

Para el año 2003 la UCR se encontraba en una extrema debilidad después de lo ocurrido con el gobierno de De la Rua y los peronistas se encontraba divididos en varias facciones irreconciliables.

En una medida histórica, el PJ decidió permitir a todos los candidatos del partido usar los símbolos y participar en las elecciones de ese año, fueron candidatos Carlos Menem, Adolfo Rodriguez Saá y Nestor Kirchner.

¿Como lograron los justicialistas presentar tres candidaturas?, pues Kirchner encabezó el Frente para la Victoria, Menem el Frente por la Lealtad y Rodriguez Saá por el Frente Peronista.

Como las reglas electorales argentinas exigen un 45% para acceder a la presidencia, los peronistas estaban seguros que dos de los suyos clasificarían por cantidad de votos para el balotaje, por lo que tenían aseguradas las eleciones.

La primera mayoría la obtuvo Menem con un 24% y la segunda Kirchner con el 22%, sin embargo ante la imposibilidad de lograr apoyos partidarios el primero renunció a la posibilidad de disputar la segunda vuelta electoral resultado electo Kirchner para encabezar un largo periodo de gobierno que dura hasta nuestros días.

Los llamados años K en la Argentina por la letra que encabeza el apellido de los Kirchner, se sobrepusieron incluso a la muerte física de Nestor, quien apoyó la elección de su esposa Cristina Fernandez a la presidencia del país y fue reelecta para un segundo mandato que terminará el próximo año 2016.

En resumen, si existe un país de America Latina donde no han tenido efecto las alianzas electorales multi-partidarias es la Argentina, donde todavía el fantasma del peronismo-antiperonismo es el centro del debate de fuerzas políticas que se han mostrado incapaces de proveer un escenario de gobernabilidad en un país donde lo que triunfa es la política corporativa.

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