Opinión

Los pronunciamientos hechos por el embajador norteamericano en la República Dominicana, James Brewster, en el Almuerzo de la Cámara Americana de Comercio sobre la corrupción y otras plagas sociales que permean la sociedad dominicana, no pueden ser tomados como un simple discurso de un representante diplomático a un grupo de empresarios y personalidades dominicanas.

No, hay algo más que eso. Según los conceptos emitidos por ese ciudadano, nada más y nada menos que representante diplomático en el país de la nación más poderosa de la tierra, lo que muestran es una clara y descarada injerencia en nuestros asuntos internos.

Ese señor, procedente y representante del país que, el 28 de abril del año 1965 desembarcó en territorio nacional 40 mil marines norteamericanos para torcer la historia y el desarrollo del pueblo dominicano, lo que ha evidenciado una vez más, al parecer, que en la matriz geopolítica del Departamento Estado EE.UU nosotros no somos más que un paisaje.

Pero hay más, nos ven tan reducidos y atrapados que son capaces de encomendarle a su distinguido e inquieto embajador no guardar las formas que norman el Derecho Internacional e introducir la cuchara como si este Estado fuera una caricatura sin instituciones ni leyes.

Más aún, se creen tan dueños y señores de esta media Isla, estos señores, que tienen el ¨tupe¨ de autorizar al señor James decir de manera desafiante ante los asistentes al almuerzo organizado por la Cámara Americana de Comercio, que el que no esté de acuerdo con sus planteamientos pueden devolver el visado norteamericano. Pero qué se han creído. Este es el colmo de los colmos, amigos lectores.

Lo he dicho y escrito en otras ocasiones, todo lo que salga o falte por salir de ese litoral foráneo es casual ni improvisado, todo es parte de un libreto bien dirigido y concebido que no le darán marcha atrás hasta consumarlo.
No es la corrupción, seguridad ciudadana, seguridad jurídica, la trasparencia, la rendición de cuentas, la debilidad de la justicia y el crimen organizado su preocupación fundamental, no; su interés primordial en este momento es la –no- continuidad del Partido de la Liberación Dominicana en la conducción del Estado dominicano. Más nada.

Definitivamente, para el Departamento de Estado EE.UU los gobiernos del PLD en lo adelante no son garantía inmediata de sus intereses y planes geopolíticos, por eso actúan así; sienten que esta organización política en el gobierno es muy poderosa e influyente en términos económicos, políticos y en la simpatía del electorado nacional. Esto les preocupa, es por eso su discurso y accionar.

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