Opinión

El cielo y la tierra pasarán, pero la palabra de Dios no pasará. Es uno de los versículos bíblicos que ayuda a reconocer que en la vida todo está sujeto a cambio. Y cuando se dice todo, es todo. Hasta el Cielo y la Tierra pasarán, “pero mi palabra no pasará”. La palabra de Dios es la esencia de todo.

El peledeísta ortodoxo, formado a la sombra de las mejores prédicas del profesor Juan Bosch, logró constituir la escencia de lo que quiso el ideólogo, fundador y guía del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, y en su conjunto, marcó la diferencia como organización política en la lucha por los mejores intereses de la población.

Sin embargo, hay quienes sostienen que frente de la necesidad de crecer y adecuarse a las circunstancias que permitieran alcanzar y mantenerse en el Poder, el PLD registró cambios en su interior. “Ya los peledeístas tenemos nuestros borrachones también”, se llegó a decir.

Ciertos comportamientos y otros usos de carácter social, no eran permitidos en el PLD, pero la vieja posición “psicorrígida” flexó. Hubo apertura para ser miembro del partido sin la obligación de cursar los círculos de estudios, y todo iba muy bien.

El PLD logró alcanzar la dirección del Estado. Y luego de un cuatrenio fuera del Poder, volvió a gobernar, y ahora lleva tres períodos consecutivos al frente del gobierno, con todas las posibilidades de ganar el cuarto período en las elecciones del año próximo.

Ahora bien, esas probabilidades están amenazadas por un bombardeo focalizado, que pretende convencer a la sociedad dominicana de que el Partido de la Liberación Dominicana ha perdido su esencia. Y eso no es verdad.

Se ha registrado un determinado accionar de algunos dirigentes del PLD convertidos en funcionarios gubernamentales, que ha servido para que sectores adversos a los peledeistas mantengan sus ataques a la principal columna que sostiene al partido de gobierno, aunque la gran mayoría conserva la esencia de los viejos miembros del PLD: seriedad, firmeza y responsabilidad, que sirvieron a su partido, y ahora sirven al pueblo.

Ciertamente algunas acciones que hoy se cuentan, nunca antes se vieron en el PLD, pero en nada implica que ha perdido su fundamento. Es el mismo PLD afectado por un “virus político-social” del que se hacen todos los estudios para extirparlo de la organización que el pueblo convirtió en el partido más fuerte del país.

El PLD no ha perdido su integridad. El diccionario ofrece múltiples y variadas definiciones sobre lo que es la esencia, y todas coinciden en sus conclusiones con definiciones similares: Es la parte más pura de una cosa, ser, o conjunto de que se trate.

Los principios e ideas bochistas no pueden extirparse jamás del PLD. Están ahí. Hay un malestar que afecta a la organización de Bosch, pero hay plena confianza de que sus principales dirigentes sabrán recomponerse para llevar delante siempre la esencia de la entidad.

Se podrán producir los cambios que se requiera para que el PLD se mantenga en el poder, pero sin cambiar la esencia, ni el compromiso del Partido de Bosch con el pueblo dominicano.

Así es y así será.

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