Daris Javier Cuevas

En la economía suelen observarse períodos de tiempo en que se da expansión simultánea en la mayoría de los sectores y otros en que se da contracción, lo que se refleja de manera análoga en fluctuaciones en los indicadores económicos, a lo que se denomina ciclo económico. Es por tal razón que un ciclo económico es una oscilación de la producción, la renta y el empleo de todo el país, que suele durar entre dos y diez años y que se caracteriza por una expansión-contracción general de muchos sectores de la economía, es un péndulo.
Es por eso que la teoría del ciclo económico establece que este consiste en expansiones que ocurren al mismo tiempo en diversas ramas de la actividad económica seguidas de recesiones y recuperaciones que dan lugar a la fase de expansión del siguiente ciclo. Pero en realidad, los ciclos económicos no son deseables y es mejor que la producción real crezca sostenidamente en forma tal que sus fluctuaciones no sean tan grandes, pues si la producción se mantiene en su cima, empeoraría la inflación, y si se mantiene en niveles muy bajos provocaría desempleo con graves efectos para el nivel y calidad de vida de la población.
Es importante resaltar que el interés por estudiar los ciclos económicos se debe al economista ruso Nikolai D.
Kondrantieff, quien analizó mediante los ciclos grandes, que cuando se refieren a ciclos económicos tienen una duración de 50 años, los consideraba ciclos cortos ya que su estudio postula que posiblemente se tengan ciclos más largos que los estudiados. Sin embargo, una evaluación más objetiva de un ciclo económico fue establecida por Simon Kuznet quien se refería que existen ciclos de aproximadamente una duración de 10 años, los cuales reflejaban un proceso dinámico, que son producidos por ciclos regulares de 2 a 10 años. Ambos economistas siempre insistían en que los ciclos económicos no se manifestaban de forma esterilizada o lineal, por tanto, el fenómeno cíclico es imperceptible a simple vista al observar el comportamiento del PIB en un país, lo que obliga a disponer de una serie de tiempo superior a los 10 años. En las economías de América Latina, en las últimas tres décadas, se pueden observar la recurrencias de ciclos económicos que han venido trazando un patrón de crecimiento, que a su vez han engendrado ciclo político, expresados en cambios repentinos en la orientación de la política económica fruto de visiones distintas entre gobiernos progresistas y conservadores.
Pero, ¿cómo podemos apreciar esos cambio de ciclo? Desde la óptica de la política económica, la teoría explicativa de este fenómeno podemos encontrarla apelando a la teoría electoralista desde un ámbito económico, de cómo los gestores de política económica diseñan y ejecutan la misma, de manera que los electores se sientan satisfechos en el corto plazo, y desde el ámbito político en virtud de que los partidos hacen tareas puntuales con el objetivo de preservar el poder, o para alcanzarlo, como es el caso de la oposición.
Bajo este planteamiento, los partidos en el poder se subordinan a determinadas reglas de política económica, según la proximidad o distancia de las elecciones, por lo que se entiende mejor el porqué en América Latina los relevos políticos se manifiestan mediante un cambio de táctica, no de estrategia, por tanto, los ciclos de la economía de la región están reproduciendo aparentes ciclos en sucesión política, cuyo ensayo se inició sin éxito con Hugo Chávez, concretizándose en Panamá, Honduras, Guatemala, Argentina, Venezuela, en el Congreso, existiendo real amenaza de inestabilidad institucional en Brasil, Bolivia y Venezuela, para todo esos países la opción es retornar a gobiernos conservadores, utilizando la vía legal, mediante acusaciones de corrupción y descrédito del liderazgo regional, para lo cual se utiliza la inconformidad de la población en sus necesidades económicas.
Para el análisis simplista, que excluye los ciclos económicos, en la región lo que se está produciendo es un repudio a los gobiernos de corte progresistas, sin embargo, cuando observamos la realidad post cambio, en ninguno de esos países ha sucedido un verdadero desenlace que muestre una transformación en relación a su antecesor, sino lo que está ocurriendo es un cambio de mando con políticas económicas populistas cuyos únicos fines es demostrar las ineficiencias del antecesor, como es el desastre que viene aplicando Macri en Argentina, o la retaliación política a Dilma Rousseff, y Lula, en Brasil.
En ese marco, la idea de entender el ciclo económico en el contexto de América Latina, permite interpretar el ciclo político que se viene produciendo en la región cuya finalidad es impulsar desde el exterior una sustitución del liderazgo que se construyó en las dos últimas décadas influenciado por las bonanzas económicas en el continente y el blindaje a la economía frente a la crisis mundial. Los gobernantes están obligados a fortalecer la institucionalidad, evitando su quiebra con extensión del período gubernamental, descifrando el ciclo económico y político en su contexto histórico, pues Karl Marx, respondiéndole a Hegel, ya advirtió que la historia la primera vez se repite como tragedia, y la segunda como farsa. Es así como cada cual construye su destino.