Con el surgimiento del capitalismo industrial a finales del siglo XVIII, la humanidad ha alcanzado importantes e innegables logros los cuales han provocado la eliminación de los grandes obstáculos para que esta pueda dar el paso hacia el progreso durante los últimos siglos. No obstante, los esfuerzos para alcanzar un mejor bienestar, las mejoras de esta, en lo material han sido muy desiguales y se dan grandes diferencias entre la situación de los países ricos y pobres.
Las mejoras sociales conseguidas en los países avanzados se deben mucho a las luchas de los trabajadores y otros movimientos reivindicativos que son las que, en definitiva, han logrado la consecución de los derechos sociales y su posterior consolidación. En los países subdesarrollados también se han dado mejoras, aunque de una forma desigual entre ellos ya que en estos últimos es que se concentra el mayor número de pobres y hambrientos.
Pero resulta que el insuficiente desarrollo económico y la elevada desigualdad, que se produce en muchas de estas sociedades, son las principales razones de la existencia de tantas gentes que viven en este estado de tan calamitosa y lamentable situación en el día a día de su vida llena de precariedades. Pero es que la presencia de la pobreza no es ajena a la existencia de la riqueza, pues vivimos en un sistema económico que se caracteriza por la explotación entre clases sociales y entre países, esto es, hay pobres porque hay ricos, y hay ricos porque hay pobres a quien explotar.
Las relaciones de dominación y subordinación, entre clases sociales, regiones y países explican, en gran parte, estas grandes desigualdades es lo que explica en una alta proporción la existencia del círculo vicioso de la pobreza, aun prevaleciente. Tal situación se deriva del hecho de que las crisis económicas, la inseguridad alimentaria y el cambio climático amenazan con quitarles aquello que lo que las personas han conseguido con tanto esfuerzo, corren el riesgo de caer nuevamente en la pobreza.
Es en ese contexto, que se hace cada vez más difícil que la lucha para contrarrestar la pobreza pueda llegar a quienes todavía viven en la miseria extrema, dado que con frecuencia se encuentran en situaciones frágiles y zonas remotas. El acceso a buena educación, atención de salud, electricidad, agua segura y otros servicios fundamentales sigue estando fuera del alcance de muchas personas, a menudo por razones socioeconómicas, geográficas, étnicas y de género.
Las evidencias empericas ponen de manifiesto que las desigualdades se han enclavado en la economía, sobre todo en los países desarrollados, fruto de que en los últimos años se está sufriendo una regresión y desigualdad dentro de estos países ricos, lo cual se está volviendo a acentuar. Como prueba irrefutable de esa afirmación están los recortes en los derechos sociales, aumento de la edad de jubilación y la implantación del pensamiento económico basado en el fundamentalismo de mercado que están contribuyendo a generalizar los mismos.
Quizás a mucho ¿Le sorprende ese hecho? pero no puede haber ninguna sorpresa porque la desigualdad, y su aliado de la pobreza, no tienen límites para instalarse en determinada sociedad razón por el cual el numero de pobre se ha tornado en el mundo lo que ha llevado la preocupación a los organismos internacionales y a muchos gobiernos del planeta. Es en tal virtud que ya no es sorpresa que los ciudadanos de los países desarrollados amanezcan cualquier día haciendo reclamos para una vida mas digna y empleo estable fruto de la insatisfacción prevaleciente de manera global, implicando en algunos casos, hasta el repudio a los gobiernos.
Como ya se sabe, la pobreza no solo es un problema de los países subdesarrollados, sino que los países desarrollados tambien engendran este flagelo. En efecto, en el Reino Unido 10.6 millones de personas sufren de pobreza, en EE.UU existen 35 millones de personas, Japón 27.3 millones, en España 8.5 millones, en Alemania 13.7 millones y Italia 7.5 millones.
Hay que resaltar que en el mundo desarrollado vive aproximadamente un 20% de la población mundial, pero no todos los que habitan en él tienen un nivel de vida aceptable al igual ocurre también en los países más pobres, unos pocos concentran la mayor parte de la riqueza. Por igual, la comunidad internacional tolera alrededor de 3 000 millones de personas subsistan con 2 dólares diarios o menos en un mundo de riqueza sin precedente, lo que da una idea de los niveles de desigualdad a escala planetaria.
Para superar los niveles de pobreza de la actualidad se ha planteado que el crecimiento económico es uno de los objetivos principales de los gobiernos y de las más importantes instituciones económicas. Un análisis detenido de la evolución de los países nos muestra cómo el crecimiento económico es una condición necesaria para lograr el desarrollo, aunque no siempre es suficiente y que queda demostrado en el hecho de que si bien hay recursos suficiente, pero están desigualmente repartidos: los países desarrollados, con un cuarto de la población, consumen el 70% de la energía disponible en el planeta, el 75% de sus metales y el 60% de sus alimentos.