Juan López

Entre la economía como parte esencial de la infraestructura y su correspondiente superestructura, en particular los aspectos relacionados con los componentes de la política, existe una biunívoca relación de interdependencia en la que, en últimas instancias, resultan determinantes y de mayor influencia en la dinámica de la sociedad los diferentes componentes de la economía.
Cuando la economía de un país marcha bien, con estabilidad macroeconómica, inflación controlada y crecimiento sostenible del producto interno bruto (PIB) eso se refleja en los quehaceres sociopolíticos a través de la paz social, la estabilidad de la institucionalidad política y del gobierno de turno.
La afirmación anterior sirve de base para explicar y comprender las crisis e inestabilidad políticas por las que, actualmente, atraviesan varios países latinoamericanos, sobresaliendo las repúblicas de Haití, Venezuela y Brasil.
Por el contrario, en la R. Dominicana (RD) predomina la estabilidad macroeconómica, control de la inflación por debajo del 4% e incremento ininterrumpido del PIB por encima del 5% durante los últimos 13 años.
Las estadísticas oficiales y también la percepción objetiva de la gente con respecto a la dinámica del comercio en pequeña y mediana escala que se observa, a diario, en las calles, coinciden en cuanto a la existencia de una saludable marcha de la economía de RD, en función de lo cual les invito a echar una ojeada a los siguientes datos:
La inflación de la RD apenas llega al 2.24% hasta el pasado mes de octubre, mientras que la inflación acumulada desde octubre del pasado año es de un 3.48%. El PIB actualmente ronda el 5.1%.
La RD se ha colocado en el segundo mercado de América Latina para el turismo, con un aumento de 9.9% con respecto al pasado año, únicamente superado por México. En cuanto a la inversión de capital extranjero encabezamos a los países de la región del Caribe.
El desempleo y la pobreza evidencian una inocultable tendencia hacia la baja como consecuencia directa del impacto que genera el significativo crecimiento de las pequeñas y medianas empresas (PyMES), gracias al estímulo gubernamental.
Otro importante indicador del dinamismo de la economía se verifica cuando, en octubre y noviembre de este año, se han realizado tres gigantescas ferias con ventas multimillonarias de vehículos nuevos y usados, financiados con tasas que van desde un 6.9% hasta un 10% fijas por tres o cinco años. Muestra irrefutable de la estabilidad económica que se disfruta en la RD.
El Senado acaba de aprobar (y enviar a la Cámara de Diputados) el proyecto de la Ley de Presupuesto Nacional para el 2018 con el mayor monto de la historia, superior a los 816,565 millones de pesos.
En su resiente “visita de observación” a la RD, los comisionados del Fondo Monetario Internacional (FMI) manifestaron su satisfacción y reconocimiento por el buen manejo de la macroeconomía del país, una de la más saludable de toda América Latina.
Como se observa, la economía de RD marcha bien. Va por buen camino. Cuidémosla! Porque ese positivo panorama económico es la principal razón por la que en la RD, al margen de la inseguridad ciudadana y perturbaciones surgidas alrededor de escándalos específicos de corrupción, en nuestro país existe sosiego político, lo cual es fundamental para seguir optimistas con relación al progreso y modernización que vaticinan un venturoso futuro para el pueblo dominicano.