Opinión

El Partido de la Liberación Dominicana decidió acogerse al criterio que emane de los legisladores sobre la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas que deberá ser reintroducida al Congreso para su conocimiento y aprobación.

Sin embargo, los diputados y senadores probablemente tomarán muy en cuenta el compromiso que afrontan frente a la disyuntiva de aprobar elecciones primarias abiertas o cerradas para elegir a los candidatos de las entidades partidistas.

Esto es esencial, ya que según inclinen su votación al respecto de las primarias, mostrarán ante las bases de los partidos a los que pertenecen la realidad de si valoran o no el poder de decisión de los militantes de sus organizaciones respectivas y de la propia Constitución de la República.

Para el caso específico del PLD, se trata de un partido de líderes, concebido por la mente adelantada de Juan Bosch y fundado el 15 de diciembre de 1973, con el objetivo de dirigir al pueblo quisqueyano hacia su liberación económica, política y social y al desarrollo pleno, como lo soñara el Patricio Juan Pablo Duarte.

Su propósito declarado fue construir una organización que tuviera como objetivo completar la obra de Juan Pablo Duarte: «lograr una Patria libre, soberana e independiente, en la que imperen la justicia social y el respeto a la dignidad humana».

Para cumplir esa directriz se creó una sólida organización de líderes, con métodos de trabajo diferentes, que aseguraran disciplina, mística y vocación de trabajo por el pueblo dominicano, basados en el esfuerzo colectivo, la unificación de criterios y los principios del centralismo democrático.

Los métodos deben aplicar tanto al momento de seleccionar a los dirigentes de la estructura partidaria, como para designar a los candidatos a puestos electivos.

Sobre estos fundamentos, se observa difícil que un legislador peledeísta pueda justificar un voto favorable a eliminar o reducir el papel determinante de los militantes del Partido al momento de elegir a los dirigentes internos y a los candidatos presidenciales, congresuales o municipales.

Hay que tomar en cuenta que para los comicios de nivel congresual, tanto en las primarias como en las elecciones definitivas, el voto preferencial del militante prevalece, es determinante, tanto para seleccionar a los candidatos en primarias, como para elegir a los diputados y senadores en las elecciones.

No es así en las presidenciales, ya que ese proceso sí que arrastra pasiones y por tanto es mucho mayor el flujo de votantes que mueve, pero que no necesariamente militan en partidos, más son los que deciden quien debe ser jefe del Estado.

Los militantes del PLD probablemente estarán muy atentos a cuales de sus legisladores se les adjudicaría responsabilidad histórica de quitarles a las bases debidamente inscritas, a la militancia del partido, el poder de señalar quienes serán sus candidatos a 2020.

Quedar marcados

Otra vertiente a tomar en cuenta por los parlamentarios, es la eventualidad de quedar evidenciados como volátiles o genuflexos, si luego de fijar posiciones públicamente en favor del Padrón Cerrado para las primarias, migran de manera inexplicable hacia el sector que propugna por la modalidad abierta.

Los peledeístas somos celosos del poder de decisión que implica la condición de militante, miembro de pleno derecho de esta organización creada por Juan Bosch, con facultad de voz y voto en nuestros procesos, y por tanto, derecho de elegir y ser elegido.

Un diputado o senador que deje la impronta de que cambió abruptamente de posición para sumarse al plan de que sea gente de fuera del PLD la que selecciones sus candidatos, se pondría en entredicho frente a las bases.

Fallos en experiencia argentina

El sistema de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), implementado en Argentina por primera, vez llevó a que las elecciones generales de 2011 perdieran interés frente la población, y por tanto, las primarias abiertas redujeron la participación popular.

Ciertamente, una vez los argentinos votaron en primarias abiertas simultaneas, muchos se mostraron indispuestos para sufragar en los comicios generales.

Las primarias abiertas son aquellas en las que todos los electores registrados de una determinada jurisdicción electoral pueden tomar parte en la selección de las candidaturas de un partido, independientemente de que sean o no afiliados o simpatizantes.

Por su complejidad, es imprescindible que sean los organismos electorales que conduzcan este tipo de certamen, ya que requiere el registro de todos aquellos que pueden tomar parte en las elecciones generales. En nuestro caso, se necesitaría la intervención de la Junta Central Electoral.

Las primarias abiertas despojan a los partidos políticos de una de sus principales funciones: seleccionar a sus candidatos bajo sus propios criterios estatutarios.

Ya que en las primarias se registra menor participación que en las elecciones generales, también existe un riesgo claro de que el resultado no refleje la opinión de la mayoría de los electores que votarían en las elecciones generales.

Pero el mayor peligro para un partido con verdadera presencia nacional articulada, estructurado, como es el PLD, es que las primarias abiertas propician el que desde afuera se nos imponga un candidato que podría inducir a la derrota en las elecciones de 2020.

Es así, porque los simpatizantes de otros partidos también podrían participar en los procesos internos del PLD e influir negativamente para que obtenga la candidatura alguien con menos posibilidades de ganar en la elección general y favorecer de esa forma a alguna propuesta contraria.

últimas Noticias
Noticias Relacionadas