El director mexicano Guillermo Del Toro ha demostrado que los monstruos no son esos seres enormes y rechazados por la estética oficial, pues en realidad las figuras monstruosas son esas conductas y sentimientos de algunos humanos, cuyo horrendo interior vierte al exterior acciones que cuestionan su apariencia física inteligente. Pueden lucir como humanos, pero por dentro no lo son.
La segunda entrega de Titanes del Pacifico -PACIFIC RIM, UPRISING- no goza de la imperfecta humanidad con que el mexicano dotó en este sentido homenaje a los Kaijus, esos monstruos japoneses que él y nosotros tanto admiramos, producto, muchos de ellos de los errores de la actividad humana, como es la energía atómica para propósitos bélicos.
Titanes del Pacifico; La Insurrección, inicia cuando Jake Pentecost -John Boyega- ha abandonado los entrenamientos y se sumerge en el mundo criminal hasta que la amenaza de los Kaijus resurge. Jake ve una oportunidad de hacer honor al legado de su difunto padre y se une a su hermana Mako Mori -Rinko Kikuchi- para liderar una nueva generación de pilotos Jaegers como la hacker quinceañera Amara Namani -Cailee Spaeny-.
Steven S. DKnight dirige y co-escribe el guion junto a Emily Carmichael, Kyra Snyder y T. S. Nowlin. El filme está basado en la historia original de Guillermo Del Toro y fue producido por este. El elenco es integrado por John Boyega, Karl Urban, Scott Eastwood, Cailee Spaeny, Jin Tian, Rinko Kikuchi, Adria Arjona, Charlie Day y Burn Gorman.
Las segundas partes siempre estarán bajo la presión del primer intento, sea este exitoso o no, y Titanes del Pacifico; La Insurrección no será la excepción, sobre todo si su anterior director y guionista es el ganador del Oscar al Mejor Director como lo es Del Toro, un amante del cine japonés de monstruos que no ha podido estar presente en esta edición.
¡Que vienen los Kaijus, que vienen los Kaijus!
Estos titanes son una nueva generación de admiradores y adictos a la tecnología que incluso se han dado el lujo de crear un Jaeger con los desechos de los anteriores. Amara Namani es una hacker que ha creado un gigante mecánico de manera artesanal, encarnando el espíritu emprendedor de los millennials.
La película dedica todas sus energías a la acción y deja poco espacio a la construcción de personajes que logren atraer a los adoradores de la primera versión. La epopeya deja paso a la narrativa de intensidad juvenil que desconoce el antiguo mundo de la construcción, paciente de los estereotipos, así que digamos adiós a aquello de que todo cambia para que todo siga igual.
Los nuevos pilotos de los Jaegers estarán más cerca de las nuevas formas de construir un mundo a base de impaciencia y tecnología, alejándose cada vez más de los valores de sus padres, excepto para reafirmar la lealtad a la supervivencia de un sistema que ellos pretenden heredar.
La impaciencia es visible en una película que inicia la acción demasiado pronto, sin darnos tiempo a asimilar sus postulados, con unos villanos demasiado previsibles, como es el caso del Dr. Newton Geiszler -Charlie Day- y unos héroes demasiado endebles encabezados por Jake Pentecost -John Boyega- o Amara Namani -Cailee Spaeny-, que inspiran poca empatía, aunque probablemente atraigan a sus pares millennials.
Lo más rescatable es la coreografía de las peleas que supera a la anterior en claridad expositiva, dándonos unos espectaculares combates entre Jaegers y Kaijus, lo que nos deja agradecidos de apreciar y entender las peleas entre los entes mecánicos y los monstruos alienígenas. Aunque parezca algo obvio, algunos filmes se olvidan de hacer entendibles los enfrentamientos, pero eso no pasa aquí.
La versión del 2018 difiere de las del 2013 porque la unidad de propósitos que se apreciaba en la primera era obra de una actitud política unificada. En la nueva, ya puede observar más claramente que el peso del mundo corporativo es mayor en la toma de decisiones.
Titanes del Pacifico; La Insurrección, es un cuadro que hace énfasis en la geopolítica y en la mayor preponderancia de lo empresarial, poniendo en primer plano al emprendedurismo tecnológico millennial. La narrativa, las actuaciones y la técnica fílmica están aquí a la orden de unos mensajes muy claros, pues para buenos entendedores bastan unos cuantos diálogos y unas imágenes muy precisas.