Opinión

¿Puede el PLD romper con la entropía que desgastó al resto de los partidos?

La entropía es una ley del universo que básicamente plantea que todo en la existencia parte de un estado de orden hacia otro estado cada vez más desordenado, y este concepto es precisamente lo que nos da la noción de la flecha del tiempo, esa sensación de que nos movemos hacia adelante, que todo lo que empieza tiene que terminar.

Las organizaciones, cualquiera que sea su tipo (empresarial, política o social) , en ocasiones parecen no escapar de la tiranía absoluta de la entropía, sin embargo, a diferencia de la materia o la energía, dichas organizaciones son invenciones humanas, por tanto, estas si pueden resistirse al desgaste propio del paso del tiempo con una estrategia aparentemente simple, pero que no lo es, reinventarse, es decir, renovarse y adaptarse y/o actualizarse para responder a las demandas presentes y prever las futuras.

Es una especie de selección natural que se produce en un ecosistema de entes artificiales, pero con personería jurídica, creados por las sociedades humanas para agrupar a personas en busca de objetivos comunes. Solo sobreviven al paso del tiempo las organizaciones que mejor se adaptan a los cambios que ocurren, y ese es precisamente el reto al que se enfrenta actualmente el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Después de una exitosa carrera electoral que lo llevó al poder a finales del siglo XX y que continuó por 16 años ininterrumpidos de las dos décadas transcurridas de este siglo XXI, el PLD sufrió el desgaste natural que ya antes había golpeado sin piedad a otras grandes organizaciones del sistema de partidos de la República Dominicana.

Una serie sucesiva de desafortunados eventos parecieron conjugarse el pasado año 2020, desde la división de la organización y la suspensión de las elecciones municipales, hasta la propia coyuntura de crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19.Todo eso y más, combinado con el desgaste propio del largo tiempo ejerciendo el poder, sacó del Gobierno al partido morado.

Ahora, estando la oposición, y a pesar de la crisis de imagen producto de la persecución judicial de algunos de sus exfuncionarios, el PLD no se deja distraer y está haciendo precisamente lo que tiene que hacer una organización que pasa por esa profunda reflexión que lleva irremediablemente a concluir en determinado momento que debe decidir si renovarse o morir, lo cual constituye el primer paso para escapar de las garras de la entropía.

Actualmente el PLD celebra el IX Congreso José Joaquín Bidó Medina, que busca renovar la organización, y aunque algunas decisiones tomadas, como el método de escogencia para los cargos de secretario general, presidente del partido y miembros del Comité Central, han recibido fuertes críticas por haber establecido mecanismos de votación cerrados a las bases partidarias, lo cierto es que la organización fundada por Bosch se encamina a una reorganización de sus estructuras dirigenciales.

Pero cuidado, el PLD no puede proyectar de cara a la sociedad que no aprendió la lección respecto a las causas fundamentales que les hicieron perder el favor popular y salir del poder, por el contrario, el pueblo está muy atento para ver si el partido al cual le entregó la dirección del Estado en los últimos 16 años está dispuesto a responder a las demandas de estos tiempos.

La dirigencia actual de la organización, la cual ha sido confirmada transitoriamente, debe entender que lo que amerita la ocasión no es el tradicional pragmatismo exagerado que lleva a cada quien a promover la conveniencia individual, para nada, estos tiempos demandan el ascenso de miembros con los suficientes méritos y trayectoria para romper con la inercia de la entropía que destruye a las organizaciones que se duermen.

En mi caso particular, y de otros peledeistas más, hemos decidido aspirar al Comité Central del PLD, porque creemos que la política es la herramienta idónea para transformar positivamente a la sociedad, y que mejor manera de responder a esos ideales que contribuyendo a fortalecer el legado del Prof. Juan Bosch, un legado que fue sintetizado en la creación de una organización política cuyo objetivo primordial es el de continuar la misión de los Trinitarios.

Así que sí, creemos que el PLD puede romper con la entropía que arrasó con otros partidos tradicionales, pero para ello debe haber en los líderes de la organización un sentimiento compartido de trascendencia, ese que lleva a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones, el partido de la estrella amarilla debe volver a desarrollar esa ventaja competitiva que lo diferenció de otras organizaciones políticas.

La institucionalidad, la democracia interna, la transparencia y la modernización de la organización, deben ser el camino a seguir, un camino que solo asusta a los que no están entendiendo las señales que da una sociedad cada vez más empoderada y demandante, pero pensamos, sin ninguna duda, que en el PLD existe la materia prima para responder al reto de evolucionar, rescatando esos principios

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