Por Joel Michel Varona
La amenaza de un período de hambruna, el colapso del sistema de salud, la ausencia de 300 mil niños en las aulas agobian a la población en Haití, desatendida por una cúpula política sumergida en sus contradicciones internas.
Aunque todos los ataques, defensas y revanchas sean en casa, las controversiales posturas de los actores traspasaron las fronteras.
Tal escenario generó preocupación en el área del Caribe y en Estados Unidos, mentor de la llamada Perla de las Antillas desde que la ocupó en 1915, y luego en 1934 amagó que la abandonaba definitivamente.
En el panorama noticioso ya aparecían algunas señales que indicaban discordias entre el Consejo Presidencial de Transición (CPT) y el gobierno del primer ministro, Garry Conille, debido a que no quedaba claro hasta dónde llegaba la autonomía del segundo y su nivel de subordinación al primero.
Empero incidentes ocurridos en las recientes sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, Estados Unidos, fueron detonantes para que las controversias escalaran al próximo nivel.
Leslie Voltaire, miembro del CPT y ahora presidente de ese órgano, fue excluido de las reuniones bilaterales con Brasil y República Dominicana.
Voltaire ofendido, amenazó con que rodarían cabezas e hizo la propuesta de destituir a la ministra de Relaciones Exteriores y Culto de Haití, Dominique Dupuy, quien hoy mantiene su cargo.
El máximo responsable del CPT encontró resistencia ante lo que se pudiera ver como una venganza política, pues el primer ministro provisional de Haití, Conille, junto con la mayoría de su gabinete estuvieron opuestos a la idea del representante del partido Fanmi Lavalas.
Cualquier decisión de destituir a un ministro requiere el acuerdo de al menos 10 de estos y cinco asesores, así como una razón grave, como la malversación de fondos o la violación de la ley.
Dominique Dupuy debió recopilar los documentos necesarios para aclarar un incidente de carácter diplomático ocurrido en Nueva York en el contexto de las sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Subrayó Voltaire que “el tiempo asignado fue suficiente, por consiguiente, rechaza las objeciones relativas a la falta de tiempo para la preparación de las respuestas a lo acontecido” en el país norteño.
Esa actitud de Voltaire vaticinaba un enfrentamiento sin fecha para acabar entre el Consejo Presidencial de Transición y la Primatura, elemento que entorpece el reordenamiento político de la nación caribeña, que debe organizar los comicios generales fijados para diciembre de 2025.
Todo este espectáculo llegó a las oficinas de la Casa Blanca y de inmediato viajó a Haití el principal asesor adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos, Jon Finer.
Haití realmente se beneficiaría de que todos los funcionarios del gobierno actual continúen priorizando el país sobre el partido y cumplan sus promesas de trabajar para todos los haitianos, dijo un miembro de la delegación citado por el diario Le Nouvelliste.
“Creemos que es importante que haya un camino hacia adelante en el que estos diferentes actores políticos haitianos puedan trabajar juntos de manera constructiva y también presentar un frente unido a la comunidad internacional”, puntualizó.
Estas recientes divisiones políticas en Haití dan la impresión de que los líderes del país se están comportando como niños peleando por el mismo juguete, subrayó la fuente, en su conjunto llevan a la nación a un punto muerto, pues ni resuelven sus problemas ni las calamidades del pueblo.
Por su parte, la Comunidad del Caribe (Caricom) expresó estar profundamente preocupada por las diferencias que se están manifestando públicamente entre el presidente del CTP y el primer ministro de Haití.
“Esta creciente falta de cohesión pone en peligro el proceso de transición basado en el espíritu y los principios de compromiso, consenso e inclusión establecidos en el Acuerdo Político del 11 de marzo de 2024 en Jamaica y el Acuerdo Político del 3 de abril de 2024 elaborado por las partes interesadas haitianas”, subrayó el comunicado de la Caricom.
Esa disputa generó un conflicto indecoroso y perturbador en medio de la notoria inseguridad y crisis humanitaria que vive la nación, pues las discordias profundizan y prolongan aún más la desesperación del pueblo haitiano que busca un rayo de esperanza y alivio, remarcó en el texto.
“Este momento peligroso exige cohesión y un enfoque conjunto para abordar los numerosos desafíos que obstruyen la búsqueda de estabilidad y el progreso hacia los objetivos de la transición”, recalcó la Caricom.
En medio de las controversias políticas, la ministra de Relaciones Exteriores y Culto de Haití, Dominique Dupuy, expresó la preocupación gubernamental ante la posibilidad de declarar la hambruna en el país antillano.
“Tememos que en unos meses tengamos que declarar la hambruna, por primera vez en el hemisferio americano”, advirtió el canciller en una entrevista con France 24.
Meses atrás, el director del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas (PMA), Jean-Martin Bauer, expresó: “La hambruna en Puerto Príncipe es inminente, pues Haití está experimentando una de las crisis alimentarias más graves del mundo”.
Bauer lamentó que 1,4 millones de personas sean acechadas por ese flagelo, y agregó que en la población muchos están reduciendo sus comidas y consumiendo productos de menor calidad, lo que conlleva a altas tasas de desnutrición.
La ciudadanía también enfrenta una falta de acceso a los servicios médicos, especialmente en Puerto Príncipe, la capital, donde la mayoría de los principales hospitales cerraron ante la incapacidad de garantizar la seguridad del personal y los pacientes.
También es notable -según la Organización Panamericana de Salud- la escasez de recursos necesarios para mantener sus operaciones.
Al existir pocos hospitales en funciones, recargan y presionan a los que mantienen sus puertas abiertas, y no solo afectan las atenciones de urgencia, sino también a los pacientes con enfermedades crónicas y embarazadas.
El curso escolar comenzó en la primera semana de octubre y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó que 300 mil niños están ausentes de las aulas debido a la escalada de violencia.
La Unicef calificó de dramática esta situación que atraviesan los infantes, en especial los que viven en el área metropolitana de Puerto Príncipe.
Geeta Narayan, representante del organismo internacional aquí, subrayó que ya son muchos años de violencia y ese flagelo afecta gravemente la enseñanza en el país antillano.
Según un informe reciente, 919 escuelas permanecen cerradas en toda la nación, lo que supone un aumento de más del 20 por ciento en comparación con 2023, y esto agrava la crisis educativa.
Una encuesta de la Unicef -precisó el diario digital Vant Bef Info- mostró que el 50 por ciento de los jóvenes cree que la inseguridad es el principal obstáculo para volver a la escuela.