SANTO DOMINGO, el 17 de julio de 1843, el Gobierno haitiano mantuvo la persecución contra los trinitarios. Juan Pablo Duarte y varios de sus seguidores se mantuvieron escondidos en casas de amigos, para evitar ser detenidos.
Los militares haitianos se mantenían en servicio y en varias ocasiones indagaron si estaban en sus residencias, pero Juan Pablo Duarte y sus compañeros trinitarios se mantenían escondidos en viviendas de familias amigas.
El día 17 de julio de 1843, Juan Pablo Duarte se refugió en la residencia de Eusebio Puello, donde llegó en compañía de su amigo Teodoro Ariza, quien lo había ido a buscar a la casa de Eusebio Puello en compañía de Juan Isidro Pérez.
Rosa Duarte en “Apuntes para la Historia de la Isla de Santo Domingo”, anota que los días que el patricio pasó allí no fueron tan amargos, “pues aunque sus padres y su familia ignoraban que el estuviese allí, él gozaba en algunos ratos contemplándoles y su vista mitigaba el pesar de su azarosa situación”.
El 16 de julio, Juan Pablo Duarte, se refugió en la casa del señor Jaime Yepes. Y el 17 de julio de 1843, Juan Isidro Pérez se mantuvo oculto en la residencia de la familia Arriaga. Pedro Alejandrino Pina estaba escondido en su casa y Francisco del Rosario Sánchez, se encontraba en la residencia de una tía.
Rosa Duarte destaca que desde el día 14 de julio de 1843, el comandante haitiano Rivier, enviaba tres oficiales a las casas de Juan Pablo Duarte, Pedro Alejandrino Pina, Francisco del Rosario Sánchez y Juan Isidro Pérez, para que preguntaran a sus familias si se encontraban en sus domicilios.
Rosa Duarte entiende que las visitas tenían el propósito de atormentar a las familias de los trinitarios.
Duarte y sus compañeros eran perseguidos porque el Gobierno haitiano descubrió el plan que tenían para separar al pueblo dominicano de los haitianos y crear una nación libre y soberana.
El proyecto independentista nació el 16 de julio de 1838, cuando Juan Pablo Duarte, fundó la Sociedad Secreta La Trinitaria, junto a Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandrino Pina, Félix María Ruiz, Benito González, Juan Nepomuceno Ravelo, Felipe Alfau, José María Serra y Jacinto de la Concha.
Para evadir la persecución haitiana Duarte y varios de sus compañeros tuvieron que salir de la ciudad de Santo Domingo, y se refugiaron en Curazao.
La salida de Duarte y Juan Isidro Pérez se produjo el 2 de agosto de 1843.
Asumieron el compromiso de luchar en la clandestinidad y propagar las doctrinas separatistas y mantener siempre encendido el fuego del patriotismo.
Se comprometieron a cooperar con su persona, vida y bienes a la separación definitiva del Gobierno haitiano y a implantar una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana; la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos encarnados y azules, atravesados con una cruz blanca.
En el juramento acordaron ser reconocidos como “los Trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad…”.
Los Trinitarios nombraron a Juan Pablo Duarte, General en Jefe de los Ejércitos de la República y Director General de la Revolución. El 16 de julio de 1838, comenzó una lucha que a pesar de las dificultades y la represión del Gobierno haitiano no se detendría hasta proclamar la República Dominicana el 27 de febrero de 1844, con el trabucazo del prócer Matías Ramón Mella.
La organización política fue bautizada con el nombre de La Trinitaria, porque se fundó con nueve miembros que debían formar una base triple de tres miembros cada una.
El trinitario José María Serra registra en sus apuntes, que el grupo tenía un toque de comunicación que significaba “confianza, sospecha, afirmación, y negación, de modo que al llamar trinitario á otro que estaba en su cama, ya éste sabía por el número y manera de los toques, si debía o no responder, si corría ó no peligro”.(sic)
Con el decurso del tiempo la Trinitaria fue creciendo hasta convertirse en la fuerza política que permitió crear el Estado dominicano.
Es un ejemplo de la capacidad de organización y dirección de Duarte, quien cifraba su fe en un régimen democrático y defensor de la patria. “Por desesperada que sea la causa de la patria siempre será la causa del honor”.